El brazo de Odebrecht en Perú
La empresa brasileña Odebrecht, que gatilló la crisis que vive hoy el Perú, la que entre otras cosas tiene al borde de la destitución al presidente Pedro Pablo Kuczynski, es blanco de especulaciones por supuestas maniobras para marcar la agenda de los acontecimientos.
“¿Qué quiere Marcelo Odebrecht (ex CEO de la firma que tiene su apellido)? Llevarse su plata del Perú, más de 2.000 millones de dólares”, comentó el economista Pedro Francke, para quien la gigante de la construcción busca fortalecer a unos actores políticos y destruir a otros por beneficio propio.
Para Francke, eso podría explicar que los brasileños le dieran los documentos que prueban sus supuestos nexos con Kuczynski a una comisión del Congreso, dominado con mayoría absoluta por el partido que lidera la ex candidata presidencial Keiko Fujimori, y no a la Fiscalía, que sería lo institucional.
“Fortalecer a Keiko es fortalecer al enemigo de sus enemigos: el fiscal general (Pedro Sánchez) y el Poder Judicial. Ni Keiko ni Odebrecht quieren una Fiscalía y un Poder Judicial firmes e incorruptibles”, argumentó.
Mediante un portavoz en Lima, Rodrigo Villar, Odebrecht sostuvo que los documentos que supuestamente prueban que Kuczynski fue su consultor se entregaron “sin intencionalidad política” y que se recurrió al Congreso y no a la Fiscalía porque el contenido no implicaba delitos.
Villar le dio la razón al mandatario en que éste no negoció las consultorías, que implicaron un pago total de casi ocho millones de dólares. Pero, a estos alturas, el gobernante, que siempre negó los nexos con la constructora, es señalado como un mentiroso con “incapacidad moral permanente”.
Odebrecht, que ha reconocido acciones ilegales en una docena de países, desató una de las mayores crisis del Perú republicano. Un ex presidente preso (Ollanta Humala), uno prófugo (Alejandro Toledo) y uno investigado (Alan García), resumen, junto a la probable destitución de Kuczynski, la fuerza del ciclón.
Testimonios premiados de Marcelo Odebrecht y del ex representante de su firma en el Perú Jorge Barata han sido fundamentales en las pesquisas. Pero desde amplios sectores se acusa a los dos y en especial al segundo de tener una “memoria selectiva”.
Los testimonios han sido más puntuales contra Toledo, Humala o la ex alcaldesa de Lima Susana Villarán que contra Keiko Fujimori y García. Los seguidores de los dos últimos afirman que eso obedece a que no hay pruebas, pero entre los comentaristas independientes abundan las suspicacias.
Para el analista Fernando Rospigliosi, que Fujimori y García sean de derecha es irrelevante, pues, afirma, los planes de Odebrecht no pasan por exquisiteces ideológicas, sino por ayudar a quienes le pueden ser más útiles para salvar sus intereses.
Por ejemplo, el partido fujimorista, que tiene mayoría absoluta en el Congreso, ha aprovechado esa fortaleza para responder a las investigaciones de la Fiscalía contra su líder -sospechosa de lavar activos procedentes de Odebrecht- con un proceso para destituir a Sánchez, algo que no podrían intentar las moribundas organizaciones de Toledo, Humala o Villarán.
Al Gobierno de Kuczynski, entretanto, se le ha acusado de no darle aire a Odebrecht para que responda a la Justicia, lo que ahora alimenta las especulaciones sobre “venganzas” concertadas.
Si Marcelo Odebrecht y Barata tienen esa supuesta amnesia parcial, corren riesgos, pues una característica de los testimonios premiados es que los beneficios se pierden si se descubren trampas. Odebrecht, la constructora más grande de América Latina, admitió en diciembre de 2016 que desde 2001 pagó sobornos por más de 785 millones de dólares en un total de 12 países, diez de ellos latinoamericanos, para asegurarse la adjudicación de obras públicas.
La magnitud del escándalo fue descubierto después de que el Departamento de Justicia de EE.UU. acusara a Odebrecht de expandir sus negocios gracias a un “departamento de sobornos” que operaba de forma sistemática y usaba para los pagos también bancos estadounidenses y europeos. (DPA)
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