El botón y el ojal

En la Edad Antigua el botón habitaba en las ropas de las personas sin otra utilidad que ser decorativo. Recién en el siglo XII cuando se puso de moda la ropa ajustada alguien pensó que un ojal podría ser una buena sociedad para el botón.

El tardío matrimonio entre

El tardío matrimonio entre el botón y el ojal

Antes del botón


Las túnicas griegas eran grandes piezas de tela hábilmente plegadas que se sostenían y ajustaban con cinturones de cuerda, ganchillos y fíbulas.

Baja Edad Media

Las prendas ya se cosían y la vestimenta en general era holgada y suelta. Los bárbaros introdujeron la costumbre del uso de bragas para los hombres, similares a las actuales calzas. Las camisolas eran amplias, se colocaban por la cabeza y algunas se cerraban en el cuello con un sistema de acordonado.

Adorno

Originalmente, los botones no se utilizaron para abrochar los vestidos, sino que consistían en pequeños discos ornamentales que se cosían en las vestimentas. Los botones más antiguos datan del 2000 a. C. y han sido encontrados en los yacimientos arqueológicos del valle de Indostán.

Siglo XIII

A todo botón le llega su ojal

En el 1200 comenzó la moda de las ropas más ajustadas y las damas se tenían que coser y descoser las mangas todos los días. Las telas ya eran más finas y los alfileres y los ganchillos las terminaban rompiendo al usarlos diariamente.
El ojal apareció en Occidente, según algunos historiadores, gracias al contacto con el Oriente a través de los cruzados; otros afirman que ya se conocía desde finales del siglo XII. La cuestión es que alguien felizmente asoció el botón de adorno y ese tajo acordonado venido de Oriente e inauguró el verbo abotonar en Occidente.

Botón sin ojal y ojal sin botón


En el siglo XIX era mala educación que los hombres se sacaran sus chaquetas delante de las damas. Para los doctores esta costumbre era un problema al momento de atender a una paciente y no poder arremangarse. Por ese motivo al puño de las mangas se le hizo un corte con botones para poder desabotonarse y subirse las mangas. De la misma manera actualmente en la solapa izquierda de los sacos de hombre hay un ojal sin botón que alguna vez lo tuvo en la solapa derecha para poder cerrarse como lo hacían las chaquetas militares de donde deviene esta prenda. Vestigios de otras épocas que van quedando en las ropas contemporáneas.

La forma de abotonar


La forma de pegar los botones fue sobre el lado derecho de la prenda para así poder manipularlo con la mano diestra al abotonarse.
Pero como quienes primero usaron botones fueron las damas adineradas que tenían mucamas que las vestían, se invirtió el lado de abotonar para las prendas femeninas.
La ropa masculina siguió con la disposición antigua, porque en aquella época estaba bien visto que en la ropa y otras tantas cosas se diferenciara lo femenino de lo masculino.

El curioso caso de
la fobia a los botones



KOMPOUNOFOBIA


Con esta palabra se le da nombre a la aversión o fobia a los botones.
Quienes sufren de esto, o bien tienen un miedo irracional ante la presencia de estos -a veces diminutos- elementos, o les provoca un gran malestar. Hay veces que pueden ser tan extremas que llegan a interferir en el desarrollo de la vida normal.


Si…


Una de las personalidades más famosas que sufría esta fobia era el CEO de Apple, Steve Jobs, quién sólo usaba sweaters sin botones. Y pudo tracudir su fobia en una fortaleza de negocio: el iPhone fue librado desde hace décadas de los teclados y botones.


Infografía impresa publicada: Horacio Licera


El tardío matrimonio entre

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