El bombero que Río Colorado nunca olvidará

Mario Rubio murió en un vuelco una semana atrás cuando iba a combatir un incendio con sus compañeros. El bombero voluntario se ganaba la vida como albañil, no contaba con una ART y tenía mujer y tres hijos. El recuerdo de su imborrable huella.

Durante décadas Mario Jesús Rubio sentía la sirena de alarma del cuartel y la cara se le transformaba, sin importarle el horario o el clima. Sin pensar, dejaba todo de lado y salía rápido, como podía, con el transporte que tuviera a mano, para responder al llamado de la central. Sin saber, ni preguntar que sucedía, entraba al cuartel, tomaba su equipo y en pocos minutos al igual que sus compañeros ya estaba listo en el camión para salir. Y entonces consultaba qué estaba pasando.

El cabo Mario Rubio, con 45 años y de oficio albañil, casado con Laura y padre de tres chicos, el sábado después del mediodía llegó hasta el edificio de la calle Sarmiento en su moto roja de 110 cc. No imaginaba que el viaje a combatir el incendio de un campo que afectaba a productores ganaderos en cercanía del Meridiano 5, el límite entre Río Negro, La Pampa y Buenos Aires, 90 km al este de Río Colorado, sería el último de una vida que dedicó a darle una mano a quien lo necesitara cuando las llamas acechan.

Los hermanos de fuego

El sábado 12 una dotación de seis hombres experimentados en temas de los incendios en las zonas rurales se trasladaba al lote 13 en el camión hidrante, un Scam Forestal 4 x 4.

El equipo estaba integrado por el cabo Mario Rubio, el cabo primero Jonathan Uribe, el cabo Martín Alejandro Opaso, el agente José Luis Meza, el sargento primero Raúl Salvador Giménez, y el sargento primero Alberto Uribe.

Los “hermanos de fuego” conocía los caminos por donde iban, lugares donde una semana antes habían estado días trabajando para apagar un fuego que había consumido más de 20.000 hectáreas. Pero esta vez la ruta de tierra le jugó una mala pasada al conductor y volcaron, provocando la muerte de Mario. José Luis Meza está internado en el hospital Zatti de Viedma y los restantes presentan heridas de distinta consideración.

Estado de shock

Los integrantes del cuartel central de Bomberos de Río Colorado no logran salir del shock y sienten la falta de Mario en el grupo. Cada mañana antes de comenzar sus tareas como albañil, se hacía un tiempo para pasar por el cuartel para compartir nos mates, unas tortas fritas o facturas con sus compañeros. Junto a Gustavo Dilschneider, tenían casi asistencia perfecta en las pasaditas de cada día.

Recuerdan que era valiente, arriesgado, el primero en ofrecerse para ir a monte los que días que fueron, el primero en la lista para hacer los asados. “También era el primero en quien se pensaba para la parrilla cuando llegaba gente de visita o si el cuartel tenia algún acontecimiento, si por alguna razón Marito no se ofrecía voluntariamente, le decíamos: le gustaba cocinar y era un experto asador”.

Además todos lo recuerdan por su corazón solidario: nunca se lo escuchó negarse a llevar adelante alguna actividad y siempre se anotaba en las actividades comunitarias. “Fue una persona predispuesta a hacer cosas o tareas por los demás”, relatan.

Incluso por su oficio de albañil, la mayoría de los bomberos tienen alguna construcción nueva, mejoras o reparaciones en sus viviendas con Mario participando con la mano de obra.

La despedida

Para su velorio, su esposa Laura le cumplió con la última voluntad: ser velado con la ropa de gala de bombero.

El equipo estructural y el casco que habitualmente utilizaba y con el que lo veía en cada salida a un incendio de campos, viviendas, vehículos, accidentes en las rutas o en la zona céntrica, fueron sacados de circulación por sus compañeros y guardados en una zona especial del cuartel. “Verlo colgado, con el casco y las botas en su lugar asignado y saber que nunca mas llegará Mario antes que termine el último llamado de sirena, listo para subir a la camioneta o el camión es un dolor muy fuerte”, contaron.

Estaba en pareja con Laura Anabel Díaz, con quien tenía tres hijos, Agustina 11 años, Santino 7 años y Enzo de 1 año y dos meses.

En el 2009 comenzó a ser parte de la familia de los Bomberos Voluntarios de Río Colorado y en 2 de junio de 2011, juró oficialmente para ser parte de la fuerza, que defendió con todo su amor y corazón hasta el fatídico 12 de enero de 2019.

El accidente en moto

A mediados del 2014, en una madrugada de lluvia, tras la llamada de las sirenas que anunciaban un accidente sobre Ruta 22, Mario iba en su moto rumbo al cuartel cuando la humedad lo hizo caer provocándole un fuerte golpe. Se fracturó uno de sus brazos y luego de distintas intervenciones quirúrgicas estuvo inactivo por casi un año, sin poder trabajar. Aun así con los serios perjuicios económicos que le causaban a su familia, nunca bajó los brazos y tampoco perdió la calma y solidaridad con el prójimo.

Primeros pasos

Recuerdan sus amigos que en los primeros pasos dentro del cuartel Mario fue parte del equipo del Departamento K9.

Con canes especialmente adiestrados y preparados para las búsquedas y rescates de personas vivas o fallecidas en tierra y agua que es parte de la Federación Provincial de Asociaciones Civiles de Bomberos Voluntarios de Río Negro.

Aunque la exigencia del grupo que demandaba muchas horas diarias de entrenamiento y por su oficio que tenia distintos niveles de exigencias, no le permitieron continuar en el equipo, aunque siempre mantuvo un amor especial por la sección donde está su compañera, la perra Ayk.

Últimos adiós a pura emoción.

“Ver su equipo colgado, con el casco y las botas en su lugar asignado y saber que nunca más llegará es un dolor tremendo…”.

La frase de uno de sus compañeros.

Del accidente en moto a la lucha por la ART

A mediados del 2014, Mario Rubio se accidentó tras salir con su moto en respuesta a un llamado de sirena, es decir rumbo al cuartel para subirse al camión por un accidente en la Ruta 22. Se fracturó un brazo y estuvo un año sin poder trabajar como albañil. Su caso fue uno de los que citó la legisladora Magdalena Odarda en el proyecto de ley para que los bomberos voluntarios pudieran contar con la cobertura de una ART. Sin embargo, no fue aprobado en el Congreso Nacional al no tener el apoyo de la bancada oficialista.

Ahora, representantes de entidades y figuras políticas nacionales, provinciales y locales, se movilizaron para buscarle distintas alternativas de apoyo a su familia. Por eso se comenzó a tramitar una pensión. Su viuda cobrará el seguro de vida de la aseguradora provincial, que provee además a los voluntarios de atención médica, pero no les garantiza un ingreso a quienes quedan impedidos de presentarse en sus respectivos trabajos (no cobran sueldo como bomberos) tras sufrir accidentes relacionados con su accionar de voluntarios. En el caso de Rubio, tras caerse de la moto rumbo al cuartel, recibió tres aportes extraordinarios de la provincia. Ahora, varias personas en forma particular realizan convocatorias para reunir dinero que pueda ayudar a la madre para mantener a sus tres hijos hasta que se destraben los trámites, lo que demandaría entre tres y cuatro meses.

Fotos: jorge tanos

Datos

“Ver su equipo colgado, con el casco y las botas en su lugar asignado y saber que nunca más llegará es un dolor tremendo…”.

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