El banco amigo

Entidades como el BPN han repartido sumas según criterios políticos y raramente se sintieron tentados a perseguir a los morosos

El resto del país se ha enterado, si bien un tanto tardíamente, de que a través de los años la “clase política” nacional se las ha arreglado para convertirse en un sector sumamente próspero que, a diferencia de los demás, no se ha visto constreñido a “ajustarse” a los nuevos tiempos. Lo ha hecho mediante una variedad impresionante de mecanismos, algunos burdos, otros más sofisticados, que le han permitido transferir dinero de los bolsillos de los ciudadanos rasos a las cuentas bancarias, muchas de las cuales están en el exterior, de sus propios integrantes. Además de aumentar los “gastos legislativos” a niveles que son superiores a los habituales en distritos del Primer Mundo cuyas bases económicas son cien veces y hasta doscientas veces mayores, despilfarro que no les impide suplicar al gobierno nacional más dinero so pretexto de que sin él se producirá un “estallido social”, muchos políticos están acostumbrados a aprovechar sus vínculos privilegiados con financistas y empresarios cortesanos que, desde luego, suelen estar más que dispuestos a retribuirles sus favores, de ahí el espeso clima de corrupción que se genera toda vez que se debaten leyes con connotaciones económicas evidentes.

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