El Almería español tiene a su héroe

<i>Ulloa marcó un golazo que será recordado mucho tiempo en el Mediterráneo. Si sigue así, Goitom tiene los días contados como 9.</i>

Gentileza J.J. Mullor

Hace más o menos dos años, Leonardo Ulloa se sintió morir. Olimpo se jugaba la chance de quedar en promoción o caer de categoría y el roquense vio la roja por protestar una jugada cuando apenas promediaba el primer tiempo. El cartón colorado en el aire, frente a sus ojos, fue como una guadaña que tajeaba el aire. Al menos eso sintió en ese momento, porque una hora después el equipo de Bahía Blanca estaba descendido (perdió 2-1 ante Estudiantes) y él se deshacía en el vestuario. Muchos lo vieron como el gran culpable y hasta lo llegó a creer. Sólo por un tiempo. Porque Ulloa es el fiel reflejo, hecho carne, de que en el mundo del fútbol las revanchas siempre están a la vuelta de la esquina.

En tiempos en que todo lo bueno del deporte parece venir de España, la nueva vida del roquense no es la excepción. Allí encontró su resurrección, la primera en un oficio donde algunos se viven cayendo y levantando. Casi como una gimnasia.

Ulloa es un exiliado. El fútbol argentino sólo le dio palos y a Europa llegó porque aquí ningún club lo quiso. El Castellón, de la segunda, apareció en su vida cuando todo era desazón.

Se mudó a Andalucía, perseveró, aprendió a jugar de otra forma, convirtió nada menos que 31 goles en dos temporadas, pasó de villano a figura y de la nada al hoy considerado mejor fútbol que se puede jugar.

Surgió el ascendido Almería, le compró la mitad del pase en 1.100.000 euros, le hizo un contrato por cinco años y ahora vive en la costa del Mediterráneo y sueña con jugar en estadios como el Camp Nou y el Santiago Bernabeu. Ah, ayer convirtió su primer gol en la ‘Liga de las Estrellas’, en el minuto 90 y sobrado de calidad. La paró de pecho, avergonzó a un marcador y clavó el 2-2 ante la Real Sociedad. Fue el gran héroe. (ver aparte)

“Estoy feliz, en el mejor fútbol del mundo, en un club serio, dirigido por un técnico (Juanma Lillo) que es un crack. Más no puedo pedir, soy un privilegiado”, cuenta el roquense del otro lado de la línea.

-Había varios clubes interesados en vos (NR: Mallorca, Osasuna, Betis, Asteras Tripolis de Grecia). ¿Por qué el Almería?

-Por el proyecto, porque los dirigentes me parecieron serios y porque desde mi punto de vista el técnico es un genio, es de la escuela de Pep Guardiola, son muy amigos y confidentes ellos dos. Un DT al que le gusta jugar, que apela a las variantes, que odia los pelotazos, que enseña. Y aprendí mucho durante este último tiempo, no soy el mismo Ulloa que vieron en Argentina.

-¿En qué sentido?

-Yo, con mi porte (1,85 mts.), no sabía jugar de espaldas, y eso lo incorporé aquí. También a hacerlo a dos toques como máximo. Acá en España hay jugadores con mucha calidad, pero calidad en serio. El fútbol es más rápido, más vertiginoso y, sobre todo, hay que resolver todo en milésimas de segundo. Imaginate que antes del partido y en el entretiempos se riega la cancha para que el balón corra más. Yo estoy feliz aprendiendo.

-En el debut ante el Osasuna el técnico jugó sin delanteros definidos. Algo parecido sucedió hoy (por ayer).

-Sucede que el planteo ante Osasuna fue con extremos rápidos (Pablo Piatti y el Crusat), un 3-4-1-2 con mayor velocidad. Yo jugué los 30’ finales de ambos partidos y creo que lo hice bien. Contra el Osasuna me sentía debutando de nuevo, y después del gol de ayer ni te cuento la emoción. ¡Así que no me quiero imaginar lo que va a ser jugar contra el Real Madrid y el Barcelona!

Ulloa es afable y de buen trato, suena a tipo simple, amable. De su casa materna se fue a los 15 años (a la CAI) y el tiempo le enseñó, al menos a él, que la madurez llega con los golpes. No tener lugar en el San Lorenzo campeón de Ramón Díaz (Clausura 2007), aguantar los desplantes en Arsenal (campeón en la Sudamericana), ser “verdugo” en Bahía, todo lo hizo crecer.

“A mí me tocó la parte más sufrida para dar el salto. Pero no me quejo, porque eso me enseñó a disfrutar lo que tengo y a mantener los pies sobre la tierra en un ámbito donde eso es difícil. La pasé mal, pero no bajé los brazos. Ese es el consejo que le puedo dar a los más jóvenes: no claudicar.

-¿Los futbolistas de ese nivel pierden noción de la realidad?

-Y sí, pasa, muchos pierden los valores por culpa de la fama y el dinero, pero hay que darse cuenta que después del fútbol sólo quedás vos, la familia y los amigos. Yo me siento un privilegiado e intento vivir el día a día sabiendo que tengo que disfrutar estar en un lugar donde miles desearían estar. Muchas veces los jugadores nos hacemos problemas por cosas muy chicas, cuando hay gente que sufre de verdad… Ahí tienen que aparecer los seres queridos para decirte las cosas de frente, en la cara.

-Sos joven, apenas 24 años. ¿Sentís en tu interior que podés jugar en un grande de España?

-Sí, tengo varios años por delante para seguir robando (risas). Yo quiero aprender, absorber conocimiento día a día. Y me tengo fe porque empecé a descubrir cosas en mí que no sabía que las tenía, en lo futbolístico y lo humano. Sé que tengo la capacidad de seguir aprendiendo y que puedo dar otro salto. Igual, ahora mi objetivo es el de Almería: jugar lo mejor posible, ganarme un lugar y mantener la categoría.

Ulloa resurgió en el exilio y vive la vida que siempre soñó. Sólo recuerda los malos momentos para mantenerse “en el camino correcto”.

Pasó de Olimpo al Castellón y cambió insultos por ovaciones, ovaciones que ayer comenzaron a escucharse en el estadio Mediterráneo. Jamás olvidará el golazo contra la Real Sociedad, la corrida desenfrenada y el festejo de corte épico, al estilo Robin Hood, el encargado de repartir felicidad a los hinchas de su club.

“Fue una alegría enorme marcar el empate, porque fue mi primer gol en Almería y porque en el estadio estaba toda mi familia”.

entrevista

sebastián busader

sbusader@rionegro.com.ar


Gentileza J.J. Mullor

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