El aeropuerto de Bariloche planifica la vuelta a la actividad
La aeroestación está vacía y se preparan cambios. Al regreso de los vuelos, los pasajeros se encontrarán con mamparas en mostradores, sala de embarque y puntos de atención.
Todavía no hay certezas sobre cómo y cuándo se reanudará el transporte aéreo, pero la empresa Aeropuertos Argentina 2000 ya trabaja en las medidas de prevención sanitaria para brindar seguridad al personal y a los pasajeros que transitan por el aeropuerto internacional Teniente Luis Candelaria, de Bariloche.
Está previsto que la vuelta a la actividad sea con vuelos más espaciados para evitar aglomeraciones, con distintas tecnologías de control y con barreras físicas en los espacios comunes. También estarán prohibidos los acompañantes y las despedidas, de modo que sólo podrán ingresar a la estación aérea las personas con boleto.
El jefe del aeropuerto de Bariloche, Víctor Medo, dijo que los primeros pasajeros cuando se habiliten otra vez los viajes en avión se encontrarán con mamparas transparentes en los mostradores de check in, en las salas de embarque y también en todos los puntos de atención de Migraciones, Aduana y la PSA.
Además ya trabajan en la colocación de marcas en el piso para garantizar el distanciamiento y ensayan cabinas de desinfección.
El aeropuerto Teniente Luis Candelaria tuvo una gran temporada de verano, con números récord que lo consolidaron en el tercer puesto del ránking nacional por cantidad de pasajeros, sólo por detrás del Aeroparque y de Córdoba. Pero en marzo quedó paralizado por la suspensión absoluta de vuelos que dispuso el gobierno nacional y la cuarentena por coronavirus.
Hoy la terminal está desierta, con una guardia de sólo cinco empleados, cuando la dotación total de AA2000 es de 45 agentes.
La reducción se debe a la escasez de tareas y también al propósito de evitar contactos innecesarios que obliguen a aislar a todo el personal, como ocurrió con la Policía Aeronáutica, cuando varios de sus efectivos contrajeron coronavirus.
Los vuelos de cabotaje quedaron suspendidos el 19 de marzo, cuando el gobierno nacional decretó el aislamiento preventivo y obligatorio y desde esa fecha hasta los primeros días de abril sólo hubo una decena de vuelos especiales para trasladar a turistas varados.
Según la estadística de la Administración Nacional de Aviación Civil, el aeropuerto barilochense tuvo en marzo un movimiento de 82 mil pasajeros, con una caída interanual del 34%. Se ubicó tercero, detrás de Aeroparque y Córdoba en el mercado de cabotaje y por encima de El Palomar, Iguazú y Mendoza. La baja promedio nacional para ese mes fue del 49% y Aeroparque, por ejemplo, cayó un 53%.
Si se toma el trimestre enero/marzo, Bariloche fue uno de los pocos destinos que superó los números de 2019, con una suba del 1%. Todos los demás registran bajas de hasta el 25%. Sólo se salvan El Palomar, Salta, Ushuaia, Rosario y Trelew.
Todavía son muchas las preguntas sin respuestas sobre cómo continuará la actividad y dado el actual escenario quedó paralizada la obra de ampliación del aeropuerto, que en el invierno pasado ya había inaugurado su primera etapa.
El proyecto presupuestado inicialmente en 1.322 millones de pesos comprende la colocación de dos nuevas mangas (una ya está en funciones), nuevas áreas de embarque, más puntos de check in, la mudanza de la confitería a la planta baja (ya completada), ampliación de la plataforma y de las oficinas administrativas.
Las fuentes consultadas dijeron que la obra se va a reanudar, pero ya no con la urgencia inicial, porque en el futuro próximo está previsto que los vuelos se distribuyan mejor para evitar concentraciones como los que se veían hasta hace poco, con 8.000 personas en forma simultánea en los distintos espacios del aeropuerto, cuando llegaban y salían varios vuelos en pocos minutos.
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