Educación regional ¿Qué hacer ante la segunda ola de coronavirus?

Tras  una presencialidad relativa por 50 días, la suba de contagios obliga a revisar la modalidad “gradual alternada” de Neuquén o “cuidada” en Río Negro. Bariloche volvió a la virtualidad, ante el colapso sanitario. Las enseñanzas del 2020. El impacto en docentes y estudiantes.

Ya pasaron casi dos meses de clases donde las autoridades educativas de Río Negro y Neuquén se esforzaron por mantener la mayor cantidad de clases presenciales posibles en los niveles primario y secundario. Sin embargo, el comienzo en la región de la denominada “segunda ola” de aumento súbito de contagios en la pandemia de coronavirus obliga a las autoridades a revisar los protocolos y modalidades implementados, que incluyeron la adecuación de edificios, la alternancia de días de clases entre grupos de alumnos, el establecimiento de “burbujas” y esquemas de prevención de contagios y actuación ante la aparición de casos entre docentes o alumnos.

Las cifras de los dos primeros meses en ambas provincias confirmó que existe una baja incidencia de las escuelas en los patrones de contagio cuando la circulación viral no es tan generalizada: la mayoría de los casos detectados ocurrieron fuera de los ámbitos escolares y los chicos no fueron un factor de transmisión importante. Sin embargo, el súbito aumento de las cifras de contagios graves, que obligó a Bariloche a cerrar actividades y volver a la virtualidad por al menos 15 días, podría repetirse en la zona.

En Neuquén, el panorama continúa siendo incierto y el transcurso del debate transita un camino que todavía tiene un final desconocido.

¿Qué sucedió con los alumnos durante el 2020 mientras las escuelas están cerradas? ¿El 2021 puede garantizar el regreso de los estudiantes a sus aulas? ¿Cuál debe ser la prioridad: evitar la circulación de personas para evitar contagios o que los niños y niñas puedan recuperar el contacto con compañeros y docentes?

No es una escuela totalmente  abierta. Se busca garantizar una continuidad  pedagógica y poder  mantenerla durante todo el año»

Ruth Flutsch, profesora y vicepresidenta del Consejo Provincial de Educación

“Lo que nos dejó la pandemia es la posibilidad de poder  utilizar  otros tipos de  prácticas”, afirmó la profesora y vicepresidenta del Consejo Provincial de Educación, Ruth Flutsch. Explicó que el desafío este año es unificar lo aprendido en 2020, cuando el proceso de enseñanza fue obligado a adaptarse a la virtualidad y al uso de nuevas tecnologías. Señaló que el 2021 está signado por una “presencialidad gradual alternada”, una modalidad mixta que pretende rehabitar de forma paulatina las instituciones educativas. “No es una escuela totalmente  abierta”, advirtió la funcionaria del CPE, se busca la forma de “garantizar una continuidad  pedagógica y poder  mantenerla durante todo el año”.

Flutsch aseguró que “hemos  trabajado  protocolos que nos dan los  lineamientos  que necesitamos para que una  institución  sea segura”. Además se siguen las particularidades de cada escuela y localidad, como sucedió en Caviahue, que debió suspender el ciclo presencial ante un incremente de casos en esa localidad.


El CPE realizó un trabajo articulado con el Ministerio de Salud y cada escuela tiene su referente sanitario que  asiste ante la aparición de casos  sospechosos y define si esa burbuja tiene que  suspender  o no. Las estadísticas de contagios son relevadas en una base de datos nacional. Hasta el 22 de abril, Neuquén reflejó 261 casos reportados, un 0,5 % de la comunidad educativa, que tiene 26 mil docentes, 44 auxiliares de servicios y 242.258 estudiantes .

Al regresar a las aulas, la supervisión, el equipo directivo y docente debió articular acciones para reforzar contenidos y revincular a los alumnos a la escuela.

La vocal gremial de rama inicial y primaria del CPE, Fanny Mansilla señaló que al principio “costó mucho que las escuelas estén en condiciones”. El sindicato ATEN estimó que, de 150 escuelas, entre 40 y 50 no habían resuelto los problemas de infraestructura edilicia. Señaló que la vuelta desde lo emotivo “fue tremenda. Lo primero es la alegría de la encontrarse con sus amigos y las seños”, mencionó. Mansilla comentó que es difícil pronosticar qué sucederá en el año, todo deberá ser sometido a una constante supervisión.

Profundas consecuencias

Mariela Marzola es doctora en Psicología y profesora en la Facultad de Ciencias de Educación en la Universidad Nacional del Comahue. Afirmó que la irrupción del covid-19 y sus consecuencias produjeron cambios en los alumnos en los tres niveles.

El libreto era compartir, socializar, estar juntos, la familia unida, los amigos jugando, el contacto físico, los deportes. Ahora todo pasa a ser una amenaza y los chicos viven con ese miedo

Mariela Marzola es doctora en Psicología y profesora en la Facultad de Ciencias de Educación en la Unco

En nivel inicial los chicos se encuentran en un período vital donde se “están constituyendo como sujetos”. Es un período de vida donde necesitan al otro, que da significado y sentido a su vida. “Acá se cambió el libreto de la forma de educar. No hay certeza, no hay rutina”, señaló.

Marzola detalló que los chicos experimentan una situación de “vulnerabilidad”, donde la muerte está “muy presente” y perciben en el otro una potencial amenaza de contagio. “El libreto era compartir, socializar, estar juntos, la familia unida, los amigos jugando, el contacto físico, los deportes. Ahora todo pasa a ser una amenaza y los chicos viven con ese miedo”, argumentó. La especialista manifestó que esta generación que vivió el encierro de la pandemia sin poder compartir ni socializar “va a limitar las emociones”. “De acá sale una generación con dificultades para la conexión con el otro” sentenció.

En el caso de los estudiantes de nivel medio, señaló que el adolescente experimentan estados de depresión y se ha potenciado la adicción a las pantallas por la pérdida del vínculo con sus amigos durante el encierro.

Para Marzola , no hay una solución ideal para determinar qué tipo de modalidad educativa es adecuada. “Entre lo presencial o no presencial, conviene lo presencial porque es el vínculo con el otro, pero el no contagio no está garantizado” indicó. Señaló además que el año pasado se perdió el 80 % de aprendizaje. Y observó casos de alumnos de tercer año que todavía están aprendiendo a leer. “Si tengo que priorizar ¿Protejo el padre?, ¿Protejo lo emocional como puedo?, ¿Y lo cognitivo vendrá?”, pregunta.

La psicóloga señaló que la problemática es mundial. “Los docentes no están formados, los padres menos” para el desafío de “re-configurar la metodología de la enseñanza”.

“Los chicos con el Zoom no dan más” vaticinó. Los alumnos “no pueden registrar la sonrisa de la maestra, su mirada, su emoción”, y tras 20 minutos de teleconferencia “se descuelgan”.

En Río Negro

“Las clases deberían ser lo último en suspenderse y lo primero en abrirse”, coinciden una psicopedagoga y una médica especialista en adolescentes de Bariloche, que concentra el 60% de los casos en Río Negro .

El lunes, la secretaria de Políticas Públicas del Ministerio de Salud de Río Negro, Mercedes Iberó, insistió en que la escuela no es foco de contagio y que hasta ahora, solo habían registrado un 0,09% de alumnos contagiados en Bariloche, de una población de 34.000 estudiantes y un 1,5% de docentes positivos (de 4.225).

Sin embargo, el martes, luego de una reunión con autoridades sanitarias de Bariloche, la gobernadora Arabela Carreras decidió suspender las clases por 15 días.

Los números evidencian que los pibes en la escuela están cuidados, protegidos y los protocolos se cumplen. Después, qué pasa cuando se juntan afuera, es otra cosa

Natalia Zemp, médica de adolescentes

“Los números evidencian que los pibes en la escuela están cuidados, protegidos y los protocolos se cumplen. Después, qué pasa cuando se juntan en las casas, en el skate park o donde sea, es otra historia”, subrayó la médica de adolescentes, Natalia Zemp.

Consideró que “después de un año, es imposible cerrar todo. El año pasado sentíamos que estábamos en mismo barco y existía esperanza de que si hacíamos un sacrificio, esto pasaba pronto y volvíamos a la vida de antes. Nos dimos cuenta que no. Y hay que aprender a convivir con esto”.

Zemp definió a la escuela como “un factor protector para la niñez y la adolescencia. Que puedan asistir al colegio también es salud”. Recordó que la virtualidad generó inequidad y deserción escolar, además de profundas dificultades para vincularse. “Los pibes necesitan encontrarse con compañeros, charlar, verse las caras aunque no puedan verse la boca. Necesitan el encuentro físico con otros porque somos seres sociales”, dijo.

La licenciada en Psicopedagogía Belén Bosch fue contundente: “La escuela cerrada genera múltiples perjuicios visibles”. Consideró que “educación y salud son derechos complementarios que no están en puja. La salud es el bienestar físico, mental y social de las personas, no solo la ausencia de enfermedades. Hay que pensar a la educación como promotora de la salud”, subrayó.

Bosch definió a la escuela como constructora de subjetividad y el segundo espacio de socialización de niños y adolescentes. “Es un lugar de detección de vulneración de derechos, como la violencia intrafamiliar”, puntualizó.

La salud es el bienestar físico, mental y social de las personas, no solo la ausencia de enfermedades. Hay que pensar a la educación como promotora de la salud»

Belén Bosch, licenciada en Psicopedagogía.

Esta profesora de Psicología del Desarrollo, especializada en educación en la Universidad Autónoma de Madrid, se refirió a los estudios de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en Bariloche que fueron concluyentes en relación al encierro y la virtualidad el año pasado. Hubo incremento de obesidad, sedentarismo, padecimientos ligados a la salud mental, ansiedad y alteraciones de los estados de ánimo.

Recordó un informe de Unicef que alerta sobre los riesgos que también tiene la virtualidad, como el cyberbullying, al sexting y grooming. Bosch insistió en que “los adolescentes tienen necesidad de encontrarse con pares y salir del ámbito de la familia. Es parte de su desarrollo vital. Si eso no lo pueden cumplir adentro de la escuela con protocolos y cuidados, ¿a dónde lo van a hacer?”.

Un grupo de psicólogos de niños y adolescentes coincidió en que hay cada vez más consultas por casos de ansiedad, pensamientos obsesivos, problemas de sueño y alimentación.

Ariel Torres, licenciado en Psicología y Psicopedagogía, coincidió en que “nuestro cerebro no está preparado para estar encerrado. Necesitamos conectarnos con pares”. “No es que me deja de preocupar la situación sanitaria actual. Pero hay que pensar qué vamos a hacer con los niños y adolescentes cuando la pandemia termine. A veces, tenemos una mirada muy cortoplacista y eso tiene consecuencias”, expresó este psicólogo.


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