¿Un año de tranquilidad?

El gobierno nacional dejó claro que no tiene ningún interés en aprobar el Presupuesto 2025 y le tiró la pelota a los gobernadores, quienes serían los más perjudicados sí el proyecto no se sanciona. La prórroga de un ejercicio económico con partidas congeladas a 2023 y fuertes recortes, que incluso deja en el aire los pocos compromisos negociados, desató el alerta y las presiones para evitar los golpes de efecto que buscaba la oposición en el Congreso con el tratamiento de la validez de los DNU.

El presidente Javier Milei, pese al mal trago que vivió en EE.UU. cuando le cortaron su discurso por la impaciencia de los presentes para escuchar a Donald Trump, viene de cerrar otra semana de alta capitalización política. Al dato de inflación, que pulverizó los pronósticos más optimistas, le sumó los elogios del propio Trump y pudo poner un ladrillo más en la construcción de su estrategia como uno de los referentes internacionales de la derecha.

En la misma semana la exvicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, tuvo la ratificación de la condena en su contra por la denominada causa Vialidad. Una causa plagada de artilugios y huecos legales que, si bien ponen eufóricos a sus acérrimos opositores, es difícil de sostener sin creer que las interpretaciones legales se torcieron sin pudor. Lo que el derecho discute es la línea administrativa directa aplicada a la expresidenta en hechos delictivos, cuya responsabilidad deja al margen al menos cuatro líneas de mando debajo de ella, y que la conecta con funcionarios de quinta línea. De todos modos, la discusión nunca cerrará, pese a que los hechos de corrupción en los gobiernos de los Kirchner fueron elocuentes, las pruebas judiciales que los fiscales logran recabar no siempre parecen ser lo reveladoras que se creen.

El presidente Milei vuelve a utilizar una estrategia conocida: es la que utilizó el expresidente Mauricio Macri y le salió mal. Confrontar con la exvicepresidenta es dividir las aguas entre la suma de todos los males y él. Macri perdió su reelección con esa apuesta.

Claro que ahora es distinto y las chances de que eso se repita son, hoy por hoy, poco menos que ninguna. Sin embargo, el presidente insiste: tras la ratificación en segunda instancia de la condena decidió quitarle la jubilación como expresidenta y la pensión como viuda de Néstor Kirchner. La discresionalidad, que seguramente termine en la justicia, no llegó a otras viudas cuyos exmaridos también fueron procesados y hasta condenados. Una decisión política.

Esta insistencia de Milei en convertir a Cristina Kirchner en su adversaria política se liga con los sobresalientes resultados económicos sobre la que era un de las principales preocupaciones de los argentinos: la inflación. Los mercados financieros responden al paquete de medidas del ministro Luis Caputo y siguen acumulando ventajosas ganancias que, por ahora, siguen siendo en pesos.

Aún con el recuerdo de 2018, cuando el fin del denominado «carry trade» terminó metiendo al gobierno de Macri en el espiral descendente de su gestión, la confianza parece ser otra. Los analistas de mercado auguran que la prueba de fuego serán las elecciones de 2025 y que hasta entonces las condiciones económicas, a partir del mundo financiero, no muestran tormenta en el frente.

Esto permite ir mejorando las calificaciones del país para acceder a deuda más barata; en realidad, para acceder a deuda internacional y blindar los dólares, estrategia que tendrá un primer round complejo en el verano con la salida de divisas por el turismo en el exterior.

La pelea definitiva que enfrenta Milei es combinar el que sería un año de tranquilidad económica con estabilidad política, al llevar al Congreso una mayoría propia. De todos modos, ha demostrado que su estilo de gobierno no necesita tanto de los acuerdos legislativos, por el uso de los DNU. Sin embargo, ese estilo, que se parece más a la autocracia que al republicanismo, es el que los capitales productivos todavía no terminan de digerir.