Política fragmentada


La dinámica electoral, que tiene el próximo 14 de junio un hito con el cierre de inscripción de partidos y alianzas que participarán de la próxima presidencial, ha tensionado al máximo a las principales coaliciones oficialistas y opositoras, aumentando el riesgo de una fragmentación política que afecte negativamente al sistema democrático en su conjunto.

En el Frente de Todos, el ministro-candidato Sergio Massa puso sobre la mesa la ruptura de la alianza y su posible salida del Gobierno si no hay un “consenso” de candidatura única para las PASO, ante la insistencia del sector liderado por el presidente Alberto Fernández de ir a internas con varios candidatos. En otro sector, la insistencia del jefe de Gobierno porteño y precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta de incorporar a último momento al gobernador cordobés y “peronista no K” Juan Schiaretti hizo crujir a JxC y reforzó la imagen de “internismo salvaje” de la principal agrupación opositora.

Si bien la mayoría de los analistas creen que todo quedará en amagues, como nunca antes las dos grandes coaliciones que han dominado la política argentina en la última década dan señales de agotamiento. Desde hace tiempo conviven dos tendencias: el agravamiento de la crisis económica alimentada por la aceleración inflacionaria y una tendencia de los dirigentes a concentrarse más en una campaña política electoral permanente que en la gestión cotidiana de los problemas que afectan a los ciudadanos. El Congreso está casi paralizado desde hace meses y la Justicia ha sido transformada en un campo más de la batalla política.

Dos politólogos peruanos, Rodrigo Barrenechea y Alberto Vergara, publicaron en mayo un interesante ensayo (“El vaciamiento democrático en Perú… y más allá”) sobre los efectos de la excesiva fragmentación política que afecta a su país, pero que tiene proyecciones al resto de Latinoamérica. Allí señalan que el “vaciamiento democrático” de un país puede provenir no sólo de una excesiva concentración del poder político en un poder del Estado o persona, sino también por su contracara, la dilución del poder en múltiples actores con capacidad de bloqueo mutuo, que llevan a la parálisis por déficit de representación.

Barrenecha y Vergara describen tres procesos de este “vaciamiento democrático”: la fragmentación y circulación del poder (las fuerzas acceden al poder con porcentajes cada vez menor de votos propios y hay fuertes cambios de signo político entre un turno electoral y otro); el amateurismo político (cada vez más líderes llegan a cargos de alta responsabilidad sin experiencia previa, lo que lleva a decisiones improvisadas o torpes) y la ausencia de vínculos significativos entre quienes ocupan el poder y la sociedad (los partidos son instrumentales y con menos arraigo en la ciudadanía, ya sea programáticos, personales o incluso clientelares y no rinden cuentas a sus seguidores o afiliados).

Los autores describen que este proceso, que tiene en Perú su caso extremo, tiene rasgos comunes con otros en Ecuador, Colombia, Chile y varios países de Centroamérica.

En Argentina, el estallido de 2001 y la crisis de representación y multiplicación de partidos que la siguió hasta 2003 parecía haber sido conjurada con la conformación de coaliciones, dos bloques estables que se han alternado en el poder. Sin embargo, ambas han visto erosionado su respaldo por sucesivos fracasos en revertir la mala situación económica y sus negativas consecuencias sociales.

Así, estos comicios podrían configurar un panorama de “tercios” o incluso de “cuartos” o “quintos” si hay nuevos desprendimientos en las principales agrupaciones.

La fragmentación política no sólo complica las elecciones, al diluir y volver confusas las opciones políticas para la ciudadanía, sino que compromete a futuras gestiones de gobierno, complicando los consensos necesarios para superar la crítica situación económica y social actual. El internismo y la polarización exacerbados solo potencian un vaciamiento de la representación política que tendría negativas consecuencias para nuestra democracia.


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