Federalismo con pinzas

El federalismo argentino cada vez más se parece solo a una teoría para aprender en los libros. De las formas de gobierno adoptadas por el Estado nacional es quizá la más declamada, pero la menos practicada. Muchas veces avasallada por el centralismo del poder central y el resto de las veces tironeadas por los intereses de las denominadas provincias ricas. La reciente aprobación de la Ley Bases volvió a ser un capítulo más en el extenso libro de malas prácticas federales, que se escribe en el país.
La restitución del Impuesto a las Ganancias volvió a dejar al descubierto el macilento peso político de las provincias patagónicas, que insinuaron al comienzo del debate legislativo la reconstrucción de un bloque corporativo y terminaron aisladas, con una senadora bajo sospecha por el incentivo de su voto y con un significativo silencio tras la confirmación en Diputados.

Ganancias, como se sabe, pese a tener un mal nombre es un tributo de los más progresivos. Sin embargo, en un país con profundas desigualdades se vuelve, al menos, regresivo. En Neuquén capital, una provincia donde el déficit habitacional arrastrado es enorme, alquilar un departamento de un dormitorio -por tomar una referencia- cuesta más del doble que hacerlo en Córdoba capital. La comparación es literal y puede contrastarse con una breve consulta digital.

El costo de vida de los patagónicos supera ampliamente al que se tiene en cualquier parte del país y no es cierto que los salarios acompañen esos valores. Así como nadie puede creer que todos los habitantes de una provincia productora del agro sean ganaderos o sojeros, en estas latitudes no todos están vinculados al petróleo o el gas.

Lo que sí tienen esas provincias, a diferencia de las patagónicas, es gravitación política. Algo que buscaron los patagónicos contrapesar con la reconstitución del bloque, que parece ser -a esta altura- otro intento que quedará en el olvido.

Tal como quedó aprobado el impuesto, que afectará a más trabajadores de los que antes alcanzaba, tendrá un impacto significativo sobre las economías familiares y, en definitiva, el comercio local. Por el momento solo los trabajadores bancarios salieron a rechazarlo y anticiparon una medida judicial.
Los gobiernos de Neuquén y Río Negro, salvo algunas excepciones declarativas, dieron por superada la etapa de confrontación discursiva y apelaron a la corrección política del buen perdedor. Sin embargo, también podría decirse que no es cierto que los patagónicos quedaron con las manos vacías en la Ley Bases. Algún legislador que repuso Ganancias podría decirles que el RIGI debería compensar, por el nivel de actividad que prometería, cualquier afectación salarial.

Dirían que el esfuerzo está por demás saldado. Pero resulta rara esa posición que da entender que, evocando el federalismo, la reposición de Ganancias es un acto de justicia para las provincias de menores recursos del país por tratarse de un tributo coparticipable. En principio, también se coparticipa a las provincias ricas y, en segundo lugar, busca compensar -sí es que lo hace- la promesa de quitar el impuesto PAÍS.

De todos modos, más allá de los acuerdos que pudieron hacer las provincias patagónicas, el desfasaje de origen en la representación de los intereses locales viene desde el Senado. Porque se trata de la cámara que debería representar los intereses provinciales más que los partidarios, que ya están impresos en Diputados como la cámara del pueblo.

Quizás aquí hay una posibilidad de revisión sobre las formas del federalismo. El poder del Senado cruza los límites de la desproporción cuando las representaciones terminan siendo partidarias y no jurisdiccionales. Se convierte en un juego donde los partidos provinciales, y en particular los patagónicos, conocen muy bien las reglas.

Y también, quizás, esté bastante claro que lo que se venían festejando como logros políticos para la provincia -y en el peor de los casos, personales- no sean más que migajas coyunturales que no redundan en beneficios para los habitantes de las provincias y, mucho menos, para el federalismo.


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