Viajes al exterior: ¿Cómo conviene pagar? con tarjeta, efectivo o débito
Desde que se implantó el cepo cambiario, los turistas tienen distintas alternativas para cancelar sus consumos. Por lo general, lo ideal es no gastar con dólares en efectivo ya que el dólar turista es mucho más bajo que el blue.
Con las menores restricciones sanitarias para viajar al exterior, aquellos turistas que tienen la posibilidad de descansar en el extranjero hacen cuentas para saber que costos conlleva un viaje fuera de las fronteras y como es más conveniente pagar teniendo en cuenta los múltiples dólares que existen en el mercado financiero argentino.
Tres son las alternativas más usadas desde que se volvió a instalar el cepo cambiario en el país, en septiembre de 2019.
-Pagar con tarjeta de crédito. En este caso los gastos de consumo se reflejarán en el resumen de cuenta en dólares, con el detalle aparte del Impuesto País del 30% y la percepción del 35% en pesos, como adelanto de Impuesto a las Ganancias. El total se deberá abonar en un solo pago y podrá hacerse en moneda local. En definitiva, el precio final del dólar surgirá de sumar el tipo de cambio oficial más el 65%, tomándose la cotización del dólar oficial a la fecha de cierre del resumen. Hoy ese valor se ubica en 203 pesos que, con la devolución de Ganancias, meses después, quedaría en torno a los 160 pesos, dependiendo este valor del nivel de devaluación de la divisa oficial al momento de la devolución del tributo.
-Pagar con tarjeta de débito. Con este plástico existen dos alternativas. La primera es pagar con pesos el consumo que, al instante se le aplica el Impuesto País y la percepción de Ganancias. En este caso, el consumidor sabe que dólar esta pagando. La otra alternativa es tener una caja de ahorro en dólares con divisas a disposición. El consumo en dólares (u otra moneda extranjera) se debita directamente de esa caja sin ningún tipo de restricciones ni de impuestos.
-Pagar en efectivo. Llevar directamente dólares o euros en el bolsillo es la otra alternativa. Con esto se evita posibles comisiones bancarias y pagar en aquellos comercios donde no acepten tarjetas. Si se elige esta opción, por un lado, se tendrá la seguridad de tener todo el efectivo con uno, sabiendo cuanto se tiene y cuanto se puede gastar, pudiendo llevar un control más concreto sobre el presupuesto de viaje. Pero. por otro lado, podría resultar inseguro ante pérdidas o robos.
¿Qué alternativa es la mejor para el turista?
Lo importante es no colocar todos los huevos en una misma canasta.
-En principio el turista debería llevar dólares o euros solo para cubrir algún tipo de contingencia en el que necesite efectivo. Mientras la brecha cambiaria este por encima del 50% (hoy se ubica en el 80%) lo conveniente es retener el billete físico. Pagando con cualquier tarjeta el valor del dólar siempre será mucho más barato del que se puede conseguir en el mercado paralelo. En definitiva, el Gobierno sigue subsidiando al argentino que viaja al exterior ya que le entrega dólares baratos de las reservas del Banco Central.
-Si el turista no tiene ahorros en moneda dura, con la inestabilidad financiera que existe hoy en el país, es importante cancelar gran parte de los consumos sabiendo el valor de la paridad cambiaria que se le aplicará a ese gasto. Debe contar una tarjeta de débito y los pesos necesarios en la caja de ahorro correspondiente, como para poder hacer frente al pago que será en pesos tomando el valor del dólar oficial de ese día más del 65% de tributos (parte de los cuales luego se le devolverán).
-La posibilidad de pagar con tarjeta de crédito es una alternativa también viable, más aún, si el turista tiene excedentes en pesos que están generando intereses en el mercado financiero y empalma la disponibilidad de esos pesos con la fecha de pago del plástico. Con la devolución del 35% de Ganancias el precio del dólar que paga -como ocurre con la tarjeta de débito- siempre es menor que aquel que sale a compara en el mercado marginal para su atesoramiento.
En definitiva, las tres alternativas mencionadas deberían ser utilizadas en las proporciones adecuadas en función del respaldo económico que tiene el turista y su familia al momento de viajar.
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