Virus Rugoso del Tomate: qué es y cómo se previene en la Patagonia

Es un virus letal para el cultivo del tomate y pimiento, aunque ya se detectó en el país, aún no ingresó en las producciones de esta región. Por esa razón, el desafío está en el control y la prevención.

Virus rugoso del tomate. Su propagación es muy rápida a través de semillas, plantas infectadas y utensilios de trabajo. Foto: Andrés Polack (INTA Amba).

El virus rugoso del tomate o tomato brown rugose fruit virus (ToBRFV) provoca manchas marrones en los frutos, deformaciones, pérdida de calidad y reducción en la producción. Se trata de una enfermedad que afecta al cultivo de tomate y pimiento que todavía no se registró en plantaciones de la región. Sin embargo, su ingreso al país la convierte en una amenaza y un problema emergente para la horticultura debido a que es capaz de ocasionar pérdidas de hasta un 70%.

En los últimos meses, especialistas del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) iniciaron un plan de trabajo interinstitucional para monitorear y desarrollar estrategias tanto de investigación como de capacitación sobre este virus mediante la organización de charlas y talleres donde se proporcionan recomendaciones específicas con el objetivo de minimizar su impacto en los cultivos y prevenir su dispersión.

Su propagación es muy rápida a través de semillas, plantas infectadas y utensilios de trabajo. Por eso, representa un desafío para los productores que deben implementar medidas de control y prevención”, sostuvo Patricia Baffoni –profesional del INTA Valle inferior–.

El virus rugoso del tomate es considerado emergente debido a su reciente descubrimiento en el año 2014 en Israel. Desde entonces, su propagación ha alcanzado a más de 35 países. En la Argentina, el Senasa confirmó en julio de este año, la detección del virus en muestras oficiales tomadas en las localidades de La Plata y en Mar del Plata –Buenos Aires– y en la localidad de Lavalle –Corrientes–.

Su propagación es muy rápida a través de semillas, plantas infectadas y utensilios de trabajo.

Patricia Baffoni –profesional del INTA Valle inferior–.

En Patagonia aún no ha sido detectado el virus”, señaló Baffoni, al tiempo que reflexionó sobre la importancia de adoptar medidas preventivas, centradas en evitar su entrada a esta región como el monitoreo activo.

El virus posee una alta transmisibilidad en plantaciones de tomate y pimiento y puede persistir en algunas malezas. Debido a que el virus se transmite por semilla y plantines y mecánicamente a través del contacto en labores del cultivo como las tareas de trasplante, poda, desbrote, roce entre plantas, los especialistas proponen limitar el acceso de personas ajenas a los invernaderos. Además, se debe tener presente que el virus no se transmite a seres humanos ni a animales.

Los síntomas se expresan con una deformación en el desarrollo de las hojas que adquieren un aspecto arrugado junto a la aparición del moteado (mosaico) en tonos más claros u oscuros. Algunos síntomas se evidencian en los frutos mediante manchas marrones o amarillas con rugosidad. También pueden presentar deformaciones y maduración irregular.

En Patagonia aún no ha sido detectado el virus.

Patricia Baffoni –profesional del INTA Valle inferior–.

Debido a que no hay un tratamiento específico para esta plaga sólo pueden aplicarse medidas preventivas a fin de minimizar el riesgo de contagio y su dispersión”, sostuvo Baffoni. Al respecto, los especialistas recomiendan utilizar semillas certificadas con el rótulo amarillo que garantiza su identificación y registro en INASE. Lo mismo ocurre con los plantines que se compran en los viveros que deben cumplir con rigurosos controles sanitarios y estar registrados tanto en SENASA como en INASE.

De acuerdo con Baffoni, la higiene es la principal arma para controlar la propagación del virus. Por ello, se recomienda la desinfección de herramientas antes de pasar a otra fila dentro del mismo lote. Asimismo, debe desinfectarse la ropa de protección al finalizar cada jornada de trabajo y las estructuras de invernaderos al final de una temporada de producción.

Debido a que no hay un tratamiento específico para esta plaga sólo pueden aplicarse medidas preventivas.

Patricia Baffoni –profesional del INTA Valle inferior–.

Otra recomendación es asignar un sitio en el cual se pueda lavar y desinfectar herramientas, manos y calzado. Para la desinfección puede utilizarse lavandina comercial al 10% preparada en el mismo día con agua limpia.

Ante sospechas de presencia de la enfermedad, es fundamental no tocar la planta, aislar el sector y avisar a la oficina del Senasa, INASE o INTA más cercana a su localidad. En esa línea, es relevante el trabajo interinstitucional para realizar el acompañamiento técnico al sector productivo.

Por INTA.


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