Tres ganadores y tres perdedores de la economía del primer semestre, y el gran flagelo que asoma

Las primeras estimaciones oficiales del nivel de actividad económica ponen de manifiesto una dinámica que podría ser socialmente perjudicial.

No fue un buen primer semestre para la actividad económica de Argentina: acumuló una caída interanual del 3,2%, según las estadísticas oficiales publicadas hace unas horas. Aunque el dato crudo no muestra una recesión estrepitosa, el análisis sectorial evidencia un comportamiento preocupante.

El estimador mensual de actividad económica (EMAE) que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) mostró una contracción del 3,9% interanual en junio. De este modo, el primer semestre cerró con una caída de la economía del 3,2%, el peor acumulado para tal período desde la pandemia (-12,4% en 2020).

Para encontrar otro guarismo tan malo para un primer semestre en la serie del EMAE, hay que retrotraerse al 2009 (-8,9%), año en que la economía de nuestro país sintió el embate de la crisis financiera global desatada en 2008.

Sin embargo, el más reciente dato está lejos de esos valores y de mostrar, por sí solo, un derrumbe de la actividad. La razón subyacente es que la recesión entre enero y julio del 2024 no ha sido homogénea, y hubo sectores cuyo comportamiento amortiguó los efectos del ajuste fiscal y monetario del Gobierno.


Los 3 ganadores y los 3 perdedores del primer semestre


La devaluación del 114% del peso argentino en diciembre del 2023 ha provocado una transferencia de ingresos dentro de la estructura económica argentina. Los sectores de actividad más favorecidos por el sinceramiento del tipo del cambio fueron aquellos ligados a los mercados internacionales.

Así, no es casual que los tres sectores que más se han expandido en el primer semestre del año sean:

1. Agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con un crecimiento del 51,7% interanual.

2. Pesca, con una suba del 23% interanual.

3. Explotación de minas y canteras, con una expansión del 7,6% interanual.

Con respecto al impresionante crecimiento de agricultura, ganadería, caza y silvicultura, debe recordarse que la comparación se hace respecto de un año en que el sector estaba diezmado, debido a la histórica sequía. En la buena performance de la explotación de minas y canteras, es insoslayable el rol preponderante de Vaca Muerta.

En el otro extremo, encontramos que los rubros de actividad económica más perjudicados por el ajuste son aquellos más anclados en el mercado doméstico, por lo que sintieron directamente el impacto del deterioro del poder de compra de los argentinos.

El top 3 de los sectores que más se contrajeron en el primer semestre del año se conforma del siguiente modo.

1. Construcción, con una caída del 21,7% interanual.

2. Industria manufacturera, con una contracción del 15,2% interanual.

3. Comercio mayorista, minorista y reparaciones, con una reducción del 12,1%.


El flagelo que asoma


El desagregado por sectores de actividad evidencia que el desempeño de la economía podría hacer mella en una variable socioeconómica clave: el empleo. Dicho de otra manera, el balance de ganadores y perdedores del primer semestre podría derivar en un salto de la tasa de desempleo.

La razón es que los sectores que más se expandieron entre enero y junio son actividades primarias, las cuales no son intensivas en mano de obra. Según datos del Indec, las mismas representan alrededor del 1% de los puestos de trabajo de Argentina. Y aunque la pesca genera más empleo que los restantes dos sectores, su peso relativo es reducido.

La contraparte es que la industria, el comercio y la construcción (los sectores que más sintieron la recesión) explican alrededor del 40% de la población ocupada de Argentina. Es esperable que su fuerte contracción redunde en un incremento de la tasa de desocupación.

Lo acontecido en el primer trimestre fue un primer aviso de ello. La tasa de desocupación entre enero y marzo fue del 7,7%, lo que representa un incremento de dos puntos porcentuales respecto del trimestre previo. Se trató, además, del nivel más alto desde la salida de la pandemia (2021). Por lo explicado, se espera que esta tendencia se confirme con los datos del segundo trimestre.


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