Shila Vilker: “Milei es la expresión de un cambio de percepción social sobre la democracia”
ENTREVISTA │"Hay gente que no ve una antinomia entre falta de diálogo, intolerancia y democracia" agrega la politóloga.
Transcurrieron los tres primeros meses de la gestión Milei, y se acabó la “luna de miel”. Sin embargo el presidente sigue ostentando un alto nivel de apoyo. En diálogo con PULSO, la politóloga Shila Vilker ofreció su mirada.
PREGUNTA: ¿Cuál es su impresión de los primeros tres meses de la gestión Milei?
RESPUESTA: Vemos que se termina el periodo de la luna de miel, pero seguimos percibiendo en términos de opinión pública una adhesión grande al gobierno y a la figura de Milei. Perdió cinco puntos de apoyo en enero, pero luego se estacionó en 50% de apoyo y lo ha podido sostener. Hay dos grandes preguntas del momento. La primera es en qué se fundamenta este nivel de apoyo en medio de un ajuste dramático y nunca visto. Es sorprendente que en los relevamientos detectamos gente que convive con la pobreza y aún así apoya al gobierno. La segunda pregunta es hasta cuándo dura ese apoyo y si es sostenible en el tiempo.
P: ¿Cuáles son los puntos de apoyo del poder de Milei?
R: El presidente tiene cuatro pilares que sostienen su gobierno. El primero es la opinión pública sin dudas, en donde no se puede dejar afuera el planteo de batalla cultural. El segundo es la dificultad de la oposición para encontrar voces. La fragmentación y la ausencia de liderazgos. La sorpresa y el estilo de Milei, también son fortalezas de hoy, que quizá en el tiempo pueden volverse repulsivas. Y por último, los tanques digitales, que en cierta manera han impuesto un cerrojo sobre muchas voces y posicionamientos.
P: ¿Cuál es el principal escollo en esa estructura?
R: Entiendo que la dificultad del gobierno de cara a lo que viene tiene que ver con la conflictividad social. Es decir, en cómo sostener un desafío, un rumbo, y encarar la conflictividad social. Al mismo tiempo creo que esa pregunta de alguna manera lleva a interrogar por las tensiones entre lo macro y lo micro. El gobierno presenta una escena muy sólida en lo macro, pero tiende a descuidar un poco lo micro, a tal punto que hasta el Fondo Monetario se siente movido a advertir por la situación de los más vulnerables.
Hay una profunda eficiencia de Milei para establecer un tablero dual, al menos en la cabeza de la ciudadanía. Por eso el mundo de la política que tiende a tener muchos más matices, colores o facetas, está atrapado en ese dilema.
P: ¿Milei ha roto los manuales del análisis político?
R: Algo de eso hay. La provocación es un elemento que puede funcionar en campaña y uno tendería a esperar una visión más conservadora e institucional en el ejercicio del poder. No es lo que estamos viendo. No nos sirven los elementos clásicos para analizar. En este sentido, una fortaleza de Milei ha sido su eficiencia para establecer un tablero dual. La antinomia: estás conmigo o sos la casta, estás conmigo o sos kirchnerista. Hay una gran eficiencia en ese marco narrativo, frente a una oposición que no tiene líderes, ni proyectos, ni ideas, o que las tiene pero son vergonzantes.
P: ¿Cómo se compone hoy el apoyo a Milei?
R: Advertimos tres segmentos dentro en el electorado de Milei. El primero son los “arrepentidos”, que llegó muy temprano después de la elección, pero no se ha incrementando. Representa entre el 8 y el 10% de ese electorado. Hay otro segmento de votantes, que uno podría llamar el “núcleo duro”, que hoy es un poquito más alto que en la elección general. Nosotros lo vemos en un 37 o 38%. Este sector se siente representado como respuesta a distintos indicadores, a distintas iniciativas, y allí se enmarga una parte importante del votante de Bullrich. Por último hay entre 10 y 12% de electores que están enojados con Milei. Son electores de Milei, no les gusta lo que está haciendo, pero ante la posibilidad de que la alternativa sea kirchnerismo, pamperonismo, o alguna de las formas de la boleta azul, dicen “lo volvería a votar”.
P: ¿Tiene límite ese apoyo?
R: Yo creo que aún no se termina de sentir el efecto de las políticas que se han implementado. El ajuste todavía es “bancable”. Todavía la gente tiene tarjetas para endeudarse o familiares para pedirles prestado. Pero eso se puede hacer una o dos veces. Por eso la sostenibilidad del apoyo es un gran interrogante. Ahí no obstante hay un fenómeno que es permeable no solo al elector de Milei sino también al elector de Massa, que lo que discute es el sujeto del ajuste, pero acuerda con la idea de que algo había que hacer, y de que reducir el gasto supérfluo era necesario.
Existe un fenómeno sorprendente: hay gente que no ve una antinomia entre falta de diálogo, intolerancia y democracia. Eso eso habla de un cambio social profundo y preocupante.
P: ¿El tablero dual alcanza también a la oposición?
R: En efecto, ese tablero dual que se ha instalado a nivel social, encuentra también su correlato en el escenario político. Esa dualidad pone en serias dificultades a la Unión Cívica Radical, a cierto sector del PRO, de Juntos por el Cambio, e incluso al sector que se referencia con Miguel Ángel Pichetto. La característica general es la fragmentación, incluso hacia dentro del peronismo. Esto tiene que ver con la profunda eficiencia de Milei para establecer un tablero de dos, al menos en la cabeza de la ciudadanía. Por eso el mundo de la política que tiende a tener muchos más matices, colores o facetas, está atrapado en ese dilema.
P: ¿Hay un síntoma de cambio social en el fenómeno Milei?
R: Casi todos los indicadores sobre Milei siguen la tendencia de su aprobación o su rechazo. Pero existe un fenómeno sorprendente. Hay una gran porción de sus adherentes que lo perciben con poca capacidad de diálogo y como alguien intolerante. Pero esa misma gente al ser consultada sobre si Milei es democrático o anti democrático, responde que es democrático. Es decir que hay gente que no ve una antinomia entre falta de diálogo, intolerancia y democracia. Eso eso habla de un cambio social profundo y preocupante.
Perfil
Shila Vilker es Lic. en Ciencias de la Comunicación, Mg. en Cultura y Comunicación y Doctoranda en Ciencias Sociales (UBA).
Es Directora Ejecutiva de la consultora Trespuntozero.
Es docente de “Medios de Comunicación: Control Social Informal” en la Maestría en Criminología (UCES), y Directora del Área de investigación en Comunicación y Opinión Pública de la Carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA).
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