Recompra de deuda, una puja más política que económica
Massa emprendió una compulsa con el mercado. Intuyen que existió un lobby de grupos inversores para generar la devaluación del oficial. Ya negocian con bancos internacionales un REPO para ampliar la medida en febrero.0
“Hay que tener huevos y mucha plata para jugar en contra nuestro”.
Con esa frase definió alguien cercano a Sergio Massa, la compulsa que el propio ministro de Economía emprendió en primera persona contra un conjunto de grupos inversores a los que atribuye la mini corrida cambiaria que tuvo lugar en la primera quincena de enero.
La recompra de deuda en pesos anunciada sorpresivamente hace diez días por el Ministerio de Economía es parte de la estrategia esbozada por Massa y su ladero, Gabriel Rubinstein, para desactivar lo que entienden como un fuerte lobby inversor para forzar la devaluación del dólar oficial.
Por diferentes motivos, la decisión de utilizar dólares escasos para rescatar una deuda nominada en moneda nacional, tiene su costado polémico.
Sin dudas las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, son uno de los talones de Aquiles de la economía nacional. Si bien las reservas netas ascienden actualmente los u$s 42.000 millones, las reservas líquidas superan apenas los u$s 6.000 millones. En ese marco, destinar u$s 1.000 millones para la recompra de deuda luce como mínimo arriesgado.
Además, la deuda en cuestión vence en un lapso de entre 4 y 6 años, con lo cual no se trata de un problema urgente en relación a vencimientos, y dichos bonos bien podrían ser parte de una futura renegociación en la gestión de gobierno de alguien más.
“Hay que tener huevos y mucha plata para jugar en contra nuestro”.
Del entorno del ministro Sergio Massa, en relación a la compulsa con los fondos inversores.
A ello hay que agregar el corto alcance del pretendido efecto moderador de la medida, en relación a las cotizaciones paralelas. En efecto, el dólar Blue frenó su marcha alcista en los primeros días luego de anunciada la recompra, pero volvió a cobrar impulso esta semana alcanzando su máximo nominal histórico.
Todo ello omitió Sergio Massa, para priorizar una serie de objetivos que van más allá de los estrictamente técnicos y económicos, y que tienen mucho que ver con la política y con sus propias aspiraciones de cara a la carrera presidencial de 2023.
Secuencia
Para comprender el detrás de escena de la medida adoptada por Massa, hace falta desentrañar la dinámica del mercado financiero durante los primeros días de enero. En ese lapso de diez días, hubo un fuerte desarme de posiciones de parte de un número importante de inversores.
Puntualmente se registró un crecimiento de las ventas de bonos de la deuda pública en pesos, y al mismo tiempo un incremento de la demanda de instrumentos en dólares, lo que impulsó al alza los dólares financieros, y como corolario impulsó la cotización del Blue.
La sospecha de Massa y su equipo recae sobre grupos inversores que habrían intentado anticipar una posible devaluación del tipo de cambio oficial, generando al mismo tiempo las condiciones de mercado para que ello suceda.
Con ese telón de fondo, la decisión de la recompra de deuda, es una jugada de ajedrez del equipo económico.
El solo anuncio de la medida hizo subir la cotización de los bonos de la deuda pública en pesos, lo que trajo luego un incremento en la demanda de tales instrumentos que confirmó la tendencia al alza en los precios, y revirtió la suba de las cotizaciones financieras del dólar, frenando también la tendencia al alza que exhibía el Blue en la primera quincena de enero.
Sinergia
La escasa efectividad de los modelos económicos asépticos que pretenden una gestión técnica despojada de intencionalidad política, ha quedado en evidencia desde hace tiempo.
Toda decisión de gestión económica es una decisión de política. La economía es política. Quien gestiona debe tener en claro esa sinergia y necesita hacer “política económica”, entendiendo por ello el generar las condiciones que permitan encarrilar la economía en pos de los objetivos que ha trazado la política.
Ese es el trasfondo de la recompra de deuda anunciada por Sergio Massa, y con ese cristal se interpretan los resultados, que hasta el momento el equipo económico evalúa como positivos.
En pocas palabras, el éxito que persigue Massa no se mide solo en términos cuantitativos o de cotizaciones. Lo que pretende es en cambio “marcar la cancha”.
Los apuntados son un grupo de fondos de inversión nacionales y extranjeros, que habrían generado lobby a favor de una devaluación del dólar oficial. Entre los locales se menciona a Puente y a Cohen. Entre los foráneos a StoneX, TCP y Jolly, entre otros.
La recompra no resuelve la inflación ni la incertidumbre, no mejora las perspectivas de la deuda, y no sirve a los fines de resolver el entuerto cambiario.
En Economía se ufanan de que la jugada de la recompra, les hizo perder a dichos grupos más de $30 millones en solo una semana.
El cálculo contempla que los fondos vendieron barato los bonos que una semana después habían incrementado fuerte su cotización, y que a la vez compraron dólar MEP a una cotización más alta a la que mostraban las pizarras siete días más tarde.
No obstante, la satisfacción de Massa radica en haber logrado torcer el brazo de quienes pretendían un escenario similar al que culminó con la salida de Martín Guzmán en junio pasado.
Massa pretende ser Presidente. Y avizora que su candidatura es posible y tangible. Entiende que en ese sendero, necesita oportunamente “recoger voluntades” pero también “mostrar los dientes”.
Restricciones
El resultado “positivo” que pueda haber capitalizado Massa al anunciar la recompra de deuda, está severamente condicionado. Hay quien se animaría a sentenciar que se trata de una medida “de patas cortas”.
Sucede que la escasez de divisas que padece estructuralmente la Argentina, impide que la estrategia se sostenga en el tiempo. Así, los u$s 1.000 millones que el Estado nacional destinó al rescate de deuda, se convierten en un gesto simbólico. Una gota de agua en el mar, que difícilmente signifique un giro radical en relación a las restricciones que desde hace años padece la economía.
Bastaron un par de días para que ello quede a la vista de forma elocuente. Pasado el efecto inicial positivo del anuncio, la incertidumbre regresó al mercado y el dólar Blue llegó a $386, su marca nominal histórica más alta. La brecha cambiaria entre el tipo de cambio paralelo y el oficial, llega hoy al 100%, y complica las expectativas habiendo transcurrido el primer mes del año.
Mantener la compulsa a la que se lanzó Massa con el mercado, demanda financiamiento. Lo cierto es que más allá de tener en sus manos los resortes de la gestión, una pulseada mano a mano con actores gigantes del mercado local e internacional requiere contar con dólares líquidos.
La recompra implica no obstante, la confirmación de Massa como actor central de la política nacional y como serio aspirante a la compulsa electoral de 2023.
Lo que necesita Massa es contar con manos amigas que acerquen los dólares necesarios para ampliar la recompra más allá de los u$s 1.000 millones iniciales.
Es efectivamente lo que gestiona en estos días el ministro de Economía, que estaría esbozando acuerdos con bancos y fondos de inversión del exterior para lograr desembolsos por u$s 2.500 millones a través de un REPO, un préstamo en el que las entidades financieras internacionales operan de garantes.
Las conversaciones en marcha incluyen a uno de los fondos de inversión soberano más importantes del mundo, y dos bancos internacionales, uno asiático y uno norteamericano.
Perspectivas
El objetivo de Massa es ampliar la recompra de deuda en el primer trimestre del año, y estructurar un “puente” que permita llegar sin sobresaltos al inicio de la cosecha, cuando comienza el ingreso grueso de divisas por exportaciones agrícolas.
La herramienta elegida es rústica y limitada. Puede ser efectiva en el cortísimo plazo, y en el mejor de los casos ofrecer el aire cambiario que el ministro busca para “pasar el verano”. Está claro que se trata apenas de una medida de coyuntura que no resuelve ninguno de los problemas profundos de la economía, y que a lo sumo patea los mismos hacia adelante.
Dato
- 1.832
- El riesgo país de Argentina tras el anuncio de la recompra de deuda. El año había iniciado con una marca de 2.213 puntos básicos.
La recompra de la deuda no resuelve la inflación, no reduce la incertidumbre, no mejora las perspectivas de la deuda argentina en el largo plazo, y no sirve a los fines de resolver el entuerto en el que se ha convertido hoy el mercado cambiario en argentina.
Implica no obstante, la confirmación de Massa como actor central de la política nacional y como serio aspirante a la compulsa electoral de 2023.
El ministro cuenta para ello no solo con el respaldo de su propio espacio político, sino también con la simpatía del Fondo Monetario Internacional que dio un tácito aval a la estrategia de recompra de deuda, y también con el guiño de las finanzas internacionales.
Muestra de ello es la evolución del índice de Riesgo País. La sobretasa que paga la deuda soberana argentina llegaba a los 2.213 puntos básicos el primer día de 2023. Tras la jugada de la recompra de deuda, llega hoy a 1.832.
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