Polémico: Milei insistió con que «las jubilaciones se triplicaron en dólares»

El mandatario sugirió que mejoró el poder adquisitivo "en moneda dura" de las prestaciones previsionales. Lo hizo el sábado en el acto de lanzamiento de La Libertad Avanza a nivel nacional y lo reafirmó en la entrevista con Susana Giménez. El telón de fondo es el abandono definitivo de la "dolarización" y un tácito abrazo al cepo cambiario y el peso.

Polémico. El presidente insistió en que mejoró el poder adquisitivo de las jubilaciones.

A la misma hora en que el Indec daba a conocer que el 52,9% de los argentinos es pobre, el presidente Javier Milei recibía a Susana Giménez en la Casa Rosada para grabar la entrevista que fue publicada en la noche del domingo. Allí el mandatario volvió sobre una de sus afirmaciones más polémicas, e insistió en que los jubilados han triplicado su poder adquisitivo «en dólares».

La misma premisa utilizó el sábado por la noche en el acto realizado en Parque Lezama, donde La Libertad Avanza hizo su presentación formal como partido político a nivel nacional. Allí, frente a un nutrido grupo de militantes enfervorizados, Milei vociferó: «Cuando ellos se fueron, la jubilación mínima era de u$s 80 y hoy es de u$s 240. Se triplicó en moneda dura, no en pesos papel pintado emitidos por un gobierno de chorros».

En un tono mucho más afable, distendido y propio de un jefe de Estado, la entrevista grabada el jueves y publicada el domingo por la noche, giró en torno a la misma idea: los jubilados están mejor hoy que hace nueve meses. La afirmación sorprende por cuestiones fácticas más que obvias. La jubilación mínima equivale hoy a un tercio de la canasta de pobreza que publica el propio Indec.

La célebre estrella de la TV se cuidó al extremo de incomodar al presidente y hasta le brindó elogios en varios tramos del reportaje. «Hasta ahora viene cumpliendo todo lo que prometió» le ofrendó Susana en el momento en que Milei afirmó «Soy especialista en crecimiento económico, pero no hago magia».



Pero incluso la propia Susana se atrevió a señalar la contradicción que salta a la vista de inmediato ante la afirmación respecto a las jubilaciones. En ese marco, el diálogo fue más que descriptivo.
– «Afortunadamente tenemos buenas noticias. El piso la economía lo tocó entre abril y mayo y de acá en adelante solo quedan buenas noticias», afirmó el presidente.
– «Pero que le podemos decir a los viejitos que están en la casa esperando…», indagó Susana.
– «Bueno, hoy las jubilaciones están 10% por encima de la inflación que se generó desde que estamos nosotros en el gobierno. Y se triplicó en dólares, porque cuando nosotros asumimos eran u$s 80 y hoy son $ 240″, insistió Milei.
– «Pero lo que pasa es que también subieron las cosas, y entonces…», repreguntó la diva.
– «Está bien, pero en dólares se triplicó y los alimentos por ejemplo subieron un 80%», refutó el presidente.
Yo no hubo repregunta.

El descalce entre el relato del presidente y la realidad de miles de jubilados y pensionados que a diario deben elegir entre comer y pagar los medicamentos, es ostensible. La Canasta Básica Total (CBT) que publica el Indec y determina la «línea de la pobreza» se ubicó en agosto en $939.887 y la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que determina la «línea de la indigencia» en $421.474.

Como contrapartida, la jubilación mínima para el mes de octubre será de $244.320 y si se suma el bono de $70.000 que el gobierno estableció en marzo y se encuentra «congelado» desde ese entonces, la suma llega a $314.320. Es decir que los jubilados de la mínima, que representan 9 de cada 10 beneficiarios del sistema previsional, apenas cubren el 34% de lo necesario para no ser pobres, y ni siquiera perciben lo necesario para poder comer.

No obstante, detrás de la afirmación de Milei en relación a la dinámica de las jubilaciones y su evolución «en dólares», se esconden dos aspectos sumamente relevantes para entender el tenor de la política económica libertario, uno de ellos es técnico y el otro es político.

El primero es muy sencillo de comprender, y tiene que ver con la dinámica de la moneda en que el presidente Milei elige establecer el parámetro del éxito. Según el Indec la inflación acumulada desde enero hasta agosto, fue del 94,8%. Como contracara y tras la devaluación del 120% aplicada en diciembre, la suba en el tipo de cambio oficial en lo que va del año, fue del 17,9%.

La ponderación de la dinámica «en dólares» de las jubilaciones tiene como telón de fondo el abandono definitivo de la «dolarización» como idea fuerza, y de la confirmación definitiva del cepo cambiario y del peso argentino.

En otras palabras, la inflación en pesos en lo que va del año fue 4,3 veces mayor a la suba del tipo de cambio oficial que Milei utiliza para contabilizar la evolución de las jubilaciones «en dólares». Es una obviedad que si el tipo de cambio ostenta semejante nivel de atraso mientras el resto de los precios de la economía (incluso los salarios) suben en pesos, el valor en dólares de esas mismas prestaciones se incremente.

Lo llamativo sin embargo vuelve a ser la ausencia de empatía y sensibilidad por quienes más están padeciendo el peso del ajuste. El propio Milei admitió en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso haber aplicado «licuadora» sobre las jubilaciones, a lo que se agrega una verdad de perogrullo: los jubilados no solo «ganan en pesos» sino que además «gastan en pesos», con lo cuál la importancia de la nominación en dólares tiene una importancia muy cercana a «cero».

Pero hay un segundo aspecto incluso más relevante, que se relaciona directamente con un cambio radical de concepción en la política económica. Al menos si se toma como parámetro el andamiaje discursivo con el cuál Javier Milei llegó al poder. Se trata del abandono definitivo de la «dolarización» como idea fuerza, y de la confirmación definitiva del cepo cambiario y del peso argentino.

Vale recordar que en plena campaña electoral rumbo a la presidencia en 2023, Milei no dudó en señalar que «El peso es la moneda del político argentino, por ende no puede valer ni excremento». El que levantó la voz para señalar el punto fue nada menos que el economista Diego Giacomini, ex compañero de ruta del presidente y co autor de al menos dos de sus libros más famosos.

En el acto realizado en Parque Lezama, Milei fustigó nuevamente a los economistas que anticipaban que en un esquema de dolarización se generaría un fuerte salto devaluatorio. «Le mando un saludo a todos los ‘econochantas’ modelo mandriles que predecían el dólar en $3.000, en $5.000, en $10.000, o que no tenía techo», gritó el presidente y agregó: «Acá estamos nosotros para defender el peso».

Se trata de un cambio sustancial. La dinámica «en dólares» que tienen las jubilaciones y de la que el presidente se siente orgulloso, solo es posible mediante la política de control de cambios que el gobierno libertario ha sostenido. «Los economistas que le ponen número al dólar de mercado, lo pusieron en función de que vos dijiste que ibas a dolarizar, y para eso necesitabas un dólar bien alto», castigó Giacomini en twitter.

La conclusión es evidente. Aún si el logro pírrico de incrementar las jubilaciones en dólares fuese algo a ponderar como exitoso, ello solo es posible mientras el dólar siga atrasado, y eso solo es posible con cepo cambiario. Ello implica además para el presidente, la obligación de revertir el desprecio por la moneda nacional y la necesidad de anunciarse como defensor natural de la moneda que emite el Estado que ahora él administra.



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