Planificación estratégica: el camino hacia el desarrollo y la gestión eficaz de cualquier empresa

Presentamos algunas recomendaciones para definir el enfoque estructurado y sistemático que requiere la implementación de la planificación estratégica en una organización.

En Argentina, planificar puede ser una práctica compleja. Muchos sostienen, con argumentos sólidos, que en un país donde la incertidumbre económica es la norma, pensar en el largo plazo es casi una utopía. ¿Cómo podemos planificar si ni siquiera sabemos qué pasará el próximo mes, y mucho menos el próximo año o el siguiente? Nuestra historia, con sus constantes altibajos, avala esta percepción. Sin embargo, a pesar de estas realidades, es innegable que quienes no planifican difícilmente lleguen a destino. La razón es simple: nunca definieron a dónde querían llegar.

Planificar no solo es decir qué quiere hacer la empresa, sino también que no quiere hacer. Para ilustrar la importancia de la planificación, me gusta hacer una analogía con la organización de un viaje familiar. Generalmente, cuando uno planea un viaje, comienza proyectándolo con anticipación. Discute el destino con los integrantes de la familia, se evalúan alternativas, el mejor momento para viajar, el presupuesto disponible, y demás detalles esenciales.

Una vez definido el plan, todos los miembros del grupo de viaje (sean familiares o amigos) se alinean con el objetivo y contribuyen para alcanzarlo. Dado que, si el viaje resulta tal como fue planeado, será gratificante para todos. A su vez, si por alguna razón externa el plan se ve afectado, todos intentarán reencausarlo para que se cumpla lo más parecido a lo que fue inicialmente proyectado. ¿Por qué? Porque todos son y se sienten parte de la aventura. Lo mismo sucede en una empresa: cuando todos los colaboradores se alinean, las probabilidades de éxito aumentan considerablemente.

Quienes no planifican difícilmente lleguen a destino. La razón es simple: nunca definieron a dónde querían llegar.

Andrés Tejeda (Consultor PyME).

En el mundo de las pequeñas y medianas empresas, la gran mayoría no planifica adecuadamente. Y aquellas que lo hacen, muchas veces fallan en la comunicación y la ejecución. Según una encuesta realizada por Asana, una de las principales plataformas de gestión de proyectos, a 6378 trabajadores de EE.UU., Australia, Alemania, Japón y el Reino Unido, solo el 26% de los empleados tienen una visión clara de cómo su trabajo individual contribuye a los objetivos principales de la Organización. Para saber si este índice aplica a tu empresa, solo basta con preguntarle a algunos de tus colaboradores si conocen la Visión y Misión de la organización, y hacia dónde se dirige.

La falta de planificación y de comunicación efectiva puede tener serias consecuencias para una empresa. Sin una dirección clara y bien comunicada, los colaboradores pueden sentirse desmotivados y desorientados, lo que afecta directamente la productividad y la moral del equipo. Además, sin un plan estratégico, las empresas no pueden anticipar problemas futuros ni aprovechar oportunidades potenciales, lo que puede resultar en pérdidas económicas significativas. Su talón de Aquiles es la ejecución. Muchas empresas planifican, pero fallan en la ejecución. Otras, ni siquiera asignan presupuesto a lo planificado.

Dato

26%
Porcentaje de los empleados que tienen una visión clara de cómo su trabajo contribuye a los objetivos de la empresa.

Implementar una planificación efectiva requiere un enfoque estructurado y sistemático. Aquí hay algunos consejos:

Define la visión y la misión: la visión es a dónde queremos llegar o qué queremos lograr, y la misión es qué haremos para lograrlo. Una forma sencilla de graficarlas es visualizar la visión como la cima de la montaña que queremos alcanzar y la misión como el camino que debemos seguir para alcanzarla. Orientan las acciones y decisiones de la empresa, alineando a todos los miembros del equipo con un propósito común, lo que facilita la cohesión, la motivación y el éxito a largo plazo.

Define metas claras y desafiantes pero realistas: es fundamental establecer objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo determinado (SMART). Esto proporciona una hoja de ruta clara y alcanzable para todos en la empresa.

Involucra a todo el equipo: la planificación no debe ser una tarea exclusiva de los dueños de la empresa. Involucrar a todos los niveles de la organización asegura que cada miembro del equipo entienda su papel y cómo contribuye al éxito general de la empresa. Una herramienta moderna y potente para hacer esto son los OKR (Objectives and Key Results). Los OKR proponen la segmentación de objetivos por áreas o departamentos, pero que, a su vez, estén alineados con los objetivos de la organización.

Monitorea y ajusta: la planificación no es un proceso estático. Es necesario monitorear el progreso regularmente y estar dispuesto a ajustar el plan según sea necesario. Esto permite a la empresa adaptarse a cambios imprevistos y mantenerse en el camino hacia sus objetivos.

Es muy importante que todos los colaboradores sepan cómo pueden contribuir con el logro del plan.

Andrés Tejeda (Consultor PyME).

La estrategia se define de arriba hacia abajo, pero se ejecuta de abajo hacia arriba. Es por esto que, es muy importante que todos los colaboradores sepan cómo pueden contribuir con el logro del plan. Una planificación efectiva no solo ayuda a las empresas a alcanzar sus metas, sino que también mejora la moral del equipo y la eficiencia operativa. Los colaboradores que entienden el objetivo final y cómo su trabajo contribuye a alcanzarlo, están más motivados y comprometidos. Además, una buena planificación permite a las empresas anticiparse a problemas potenciales y mitigarlos antes de que se conviertan en crisis.

A pesar de la incertidumbre que caracteriza a Argentina, en un entorno tan impredecible, una planificación robusta y flexible es más esencial que nunca. Como empresarios debemos aprender a planificar con agilidad, adaptándonos rápidamente a los cambios, pero siempre con un objetivo claro en mente. Al igual que en la organización de un viaje, una buena planificación empresarial comienza mucho antes del “viaje” mismo, involucrando a todos los miembros del equipo y asegurando que todos estén alineados con el objetivo final.


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