Opinión: no habrá crecimiento sostenido sin reforma del Estado
Por Pablo Guido | El gasto público consolidado como porcentaje del PIB en Argentina se incrementó de manera muy significativa y en tiempo récord. El resultado es que el “músculo” productivo del país se atrofió. Es necesario reducir ese ratio para revertir el estancamiento.
Opinión | Por Pablo Guido.
El nivel de gasto público, en relación al Producto Interno Bruto, es muy relevante para la evolución de la economía de un país dado que para financiar esas erogaciones estatales hay que extraer recursos del sector privado ya sea mediante impuestos presentes, endeudamiento (impuestos futuros) o emisión monetaria (impuesto inflacionario). “No hay almuerzo gratis”, decía Milton Friedman. Todo gasto público tiene su financiamiento privado detrás. Recursos que son extraídos del sector privado, en el presente (tributos o inflación) o en el futuro (endeudamiento), y se destinan al Estado.
¿Cuál es el nivel de gasto público de la Argentina? Si sumamos los tres niveles de gobierno (Nacional, provincial y municipal) actualmente alcanzaría alrededor del 47% del PIB, según datos oficiales. Pero este nivel de gasto público no siempre fue así. Hasta hace unos 15 años el gasto público del país promedió el 30% del PIB durante décadas. En dicho lapso la economía argentina pasó por, al menos, tres grandes crisis macroeconómicas: la del 82, la del 89 y la del 2001-2002. Es decir, con un nivel de gasto público del 30% del PIB no pudimos evitar devaluaciones, aceleración inflacionaria, colapso de los salarios reales, mayor pobreza, licuación o confiscación de ahorros, aumento del desempleo, etc.
Todo gasto público tiene su financiamiento privado detrás. Recursos que son extraídos del sector privado y se destinan al Estado.
Pablo Guido.
Entre 2006 y 2016 el gasto público consolidado subió del 30% al 47% del PIB, un incremento del 57%. Probablemente este incremento superior al 50% en el nivel de gasto en tan sólo una década sea difícilmente verificable en otros países del mundo; ni países como Suecia, Noruega o Dinamarca se animaron a este “salto” gastomaníaco en un lapso tan breve. El gasto público argentino del 47% del PIB está en niveles similares al de muchos países europeos occidentales, pero hay que aclarar lo siguiente: una cosa es tener un gasto público del 47% del PIB con niveles de ingresos por habitante de U$$8.000 anuales como el nuestro, y otra con ingresos de U$S 40.000 o más al año como el de los países desarrollados. A iguales niveles de gasto público la “mochila” para el sector privado se hace más pesada cuando la productividad de la economía es menor.
Una cosa es tener que transferirle al Estado la mitad de nuestros ingresos cuando estos son altísimos y otra cuando son sustancialmente más bajos.
Pablo Guido.
Me explico: una cosa es tener que transferirle al Estado la mitad de nuestros ingresos cuando estos son altísimos y otra cuando son sustancialmente más bajos. La carga se siente mucho más cuando el “músculo” productivo del sector privado (que es el que al final de cuentas determina el nivel de ingresos de la población) es más débil y frágil que cuando es más robusto y vigoroso. Pongamos un ejemplo: Si le cargamos a una persona muy delgada, poco ejercitada y mal alimentada una mochila equivalente a casi el 50% de su peso muy probablemente caminará con gran dificultad y muy lentamente, o directamente no caminará. Pero si le cargamos la mochila con el mismo 50% del peso a un deportista muy entrenado, fornido y muy bien alimentado seguramente podrá seguir corriendo, aunque probablemente a menor velocidad. Debate aparte, para otro artículo, es el “contenido” de la mochila (la calidad de los servicios públicos ofrecidos por el Estado). No es lo mismo poner en la mochila piedras que no tienen ninguna utilidad que alimentos, agua, calmantes para los dolores, etc.
¿Cuál fue el resultado de incrementar en tiempo récord (10 años) el nivel de gasto público del 30 al 47% del PIB en Argentina? Que el “músculo” productivo se atrofió y dejó de funcionar o apenas se mueve en el mejor de los casos. ¿Por qué sucedió esto? Porque al incrementarse de manera tan significativa el nivel de gasto público hubo que “exprimir” al sector privado con una mayor carga tributaria, mayor endeudamiento público (aumentándole el costo de financiamiento al privado) y mayor impuesto inflacionario. La “mochila” creció un 57% de golpe, en tan sólo diez años, y tanto las empresas como las personas se vieron afectadas en su capacidad productiva, por disponer de menores recursos para ahorrar e invertir. Por eso la economía se estancó, entre 2011 y 2021. En dicho período el PIB cayó un 3% acumulado, lo cual significó una caída de casi 12% en términos de PIB per cápita, aproximadamente.
Al incrementarse el nivel de gasto público hubo que “exprimir” al sector privado con una mayor carga tributaria, mayor endeudamiento público (aumentándole el costo de financiamiento al privado) y mayor impuesto inflacionario.
Pablo Guido.
En este período de “Estado presente”, en los últimos 15 años, los recursos excedentes que fueron a parar al Estado (nacional, provincial y municipal) fue equivalente a un PIB de la provincia de Santa Fe por año, unos 65.000 millones de dólares: si comparamos el nivel de gasto público ejecutado cada año con el 30% histórico promedio de décadas anteriores llegamos a la conclusión que en toda esta última década y media se transfirieron del sector privado al Estado unos U$S952.000 millones de más (U$S 63.500 M anuales), que no se hubieran reasignado si el nivel de gasto hubiera seguido siendo del 30% del PIB.
¿Estarán dispuestos los próximos gobiernos argentinos a realizar una profunda y amplia reforma del Estado para disminuir el nivel de erogaciones públicas y así permitir reducir la carga tributaria, el endeudamiento y la emisión monetaria que hoy financia el colosal tamaño del Estado argentino? La clave estará, en la próxima década, en regresar al menos a un nivel cercano al 35% de gasto público (sobre el PIB).
La clave estará, en la próxima década, en regresar al menos a un nivel cercano al 35% de gasto público (sobre el PIB).
Pablo Guido.
Como le respondió José de San Martín al Director Supremo de las Provincias Unidas, Juan Martín de Pueyrredón, en las vísperas del cruce de los Andes: “lo que yo quiero hacer es imposible, pero es imprescindible”. Esta es la tarea irrenunciable de la próxima generación de la política argentina si es que no queremos continuar con el estancamiento, el deterioro y la profundización de la decadencia.
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