Ola de calor: precauciones para evitar el estrés térmico en el ganado bovino
Impacta negativamente en el bienestar animal y rentabilidad de los sistemas productivos. Las condiciones climáticas actuales traen consigo un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos de calor extremo.
El estrés térmico se produce cuando la combinación de alta temperatura y humedad supera la capacidad del animal para disipar el calor, llevando a alteraciones fisiológicas y comportamentales que afectan su salud y rendimiento. Este fenómeno no solo disminuye la producción de leche y carne, sino que también incrementa los costos asociados a problemas de salud y mortalidad en el rodeo.
El INTA difunde durante los meses de verano, el índice de estrés térmico (ITH) para la zona, dando a los productores una herramienta semanal que permite adecuar la planificación de actividades y tomar medidas de precaución a fin de brindar bienestar animal y disminuir las posibles pérdidas que se pudiesen generar.
La intensidad del estrés térmico en bovinos depende de varios factores. Las razas británicas, las más elegidas por los productores en Norpatagonia, suelen ser más susceptibles debido a su menor adaptación a climas cálidos, en comparación con razas adaptadas a climas tropicales. Además, la falta de sombra, el acceso limitado a agua fresca, el alto contenido de sales en el agua y la mala ventilación agravan el problema, especialmente en sistemas de producción intensiva.
Señales de estrés térmico
Según señaló Victoria Cortes, del INTA Valecheta, identificar las señales tempranas de estrés térmico es clave para tomar medidas correctivas. Los bovinos afectados muestran:
- Disminución en el consumo de alimento.
- Incremento del consumo de agua.
- Jadeo intenso y aumento en la frecuencia respiratoria.
- Reducción en la producción de leche o en la ganancia de peso.
- Comportamientos inusuales, como amontonamiento bajo la sombra o disminución de la actividad.
En casos graves, el estrés térmico puede derivar en golpes de calor, poniendo en riesgo la vida del animal.
Por otro lado, Gabriela Garcilazo de la Estación Experimental Valle Inferior, afirmó que la implementación de estrategias preventivas no solo mejora el bienestar animal, sino que también protege la productividad.
Medidas clave para evitar el estrés térmico
- Acceso constante a agua fresca. Durante los períodos de calor extremo, los bovinos incrementan su consumo de agua. Asegurar un suministro adecuado y de calidad es esencial. Se debe permitir un rápido acceso de todos los animales a los bebederos y así evitar competencia por el agua. Cuando se diseñan bebederos, la recomendación habitual es contar con 2,5 cm por animal, pero bajo condiciones adversas esta medida se triplica (7,5 cm). Si no podemos hacer ese cambio, una buena medida es agregar lugares con sombra.
- Provisión de sombra. Es fundamental garantizar que los animales tengan acceso a sombra natural como árboles, o artificial, como techos y refugios. Esto es crucial a la hora de planificar desmontes.
- Ajustes en la alimentación. Se sugiere reducir el contenido de granos de cereales en las dietas (sin retirarlos por completo para no provocar problemas digestivos cuando los reincorporemos días después), debido a que su proceso de digestión libera calor o entregar la mayor parte del grano a la tarde-noche donde disminuye la temperatura ambiental.
- Manejo del trabajo con los animales. Evitar trabajos en la manga en los horarios de alta temperatura, al igual que los traslados, ya sean arreos o transporte vehicular.
- Sistemas de enfriamiento. Aspersores de agua y ventiladores son herramientas eficaces para reducir la temperatura corporal de los animales, especialmente en sistemas intensivos.
- Planificar actividades comerciales considerando las perspectivas del tiempo.
A la hora de establecer cuáles son los ambientes que generan estrés por calor en los bovinos es importante tener en cuenta que la temperatura ambiental (T°) no es la única variable que influye, sino que también deben considerarse a la humedad relativa (HR), la radiación solar y la velocidad del viento.
Existen índices en los cuales se contempla en forma conjunta el efecto de al menos dos de las variables mencionadas anteriormente. El índice de temperatura y humedad (ITH), emplea la T° y la HR como parámetros para estimar el nivel de estrés.
El valor de ITH se considera como la intensidad de las condiciones de estrés por calor a la que se encuentra expuesto el animal. Esta intensidad se categoriza en bovinos para carne como: alerta (leve) para valores de ITH menores 75, peligro (moderado) entre 76 – 78, emergencia (severo) entre 79 – 83 y 84 o superiores peligro extremo.
El estrés térmico se produce cuando la combinación de alta temperatura y humedad supera la capacidad del animal para disipar el calor, llevando a alteraciones fisiológicas y comportamentales que afectan su salud y rendimiento. Este fenómeno no solo disminuye la producción de leche y carne, sino que también incrementa los costos asociados a problemas de salud y mortalidad en el rodeo.
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