Nuevo esquema monetario de Javier Milei: pragmatismo a las apuradas, al ritmo del atraso del dólar

El presidente argentino anunció un nuevo esquema monetario que rige desde hoy, con "emisión cero". El trasfondo de la medida es el salto del dólar blue, e incluye el uso de las reservas para controlar la cotización financiera. Se aleja el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario.

Pragmatismo. Intervención de mercado y control de precios, la respuesta a la corrida.

El gobierno anunció el fin de semana un nuevo esquema para la absorción de la emisión monetaria por compra de reservas del Banco Central (BCRA), con el objetivo de cerrar todos los grifos de creación de pesos, y afirmar el sendero de inflación a la baja. Al menos, ese fue el libreto oficial. La dinámica cambiaria habilita a encontrar otras razones de peso detrás de la medida.

En el marco teórico que maneja el gobierno de Javier Milei, la única causa que existe para la inflación, es la emisión monetaria espúrea. Es decir, si la velocidad a la que crece la cantidad de dinero en circulación es mayor a la tasa de crecimiento del producto, crece la relación de proporción entre la cantidad de dinero y los bienes en existencia, y por lo tanto, aumentan los precios de esos bienes.

Hasta el momento, el gobierno operado explícitamente sobre tres de los cuatro «grifos» de emisión monetaria: el déficit fiscal, los pasivos remunerados del BCRA, y los puts en manos de los bancos comerciales. Sin embargo, cada vez que la entidad monetaria compraba reservas por la liquidación de los exportadores, en ese mismo momento entregaba pesos a cambio, es decir, emitía. Ese es el grifo que acaba de cerrar el gobierno.

En el discurso oficial, el anuncio se presentó con épica. Cerrar «todos los grifos de emisión monetaria» implicaría en la mirada monetarista del gobierno, convertir a los pesos en escasos. Eso los haría a la vez más demandados, ya que las transacciones en Argentina deben continuar cancelándose en pesos. Así lo explicó el ministro Luis Caputo en un par de posteos de X.

«En la medida que el BCRA inyecte pesos por compra de dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), efectivamente venderá dólares en el Contado con Liquidación (CCL) para esterilizar esos pesos. Es decir, la cantidad de pesos ya no crecerá más. Solo se achicará, ya que tenemos superávit», indicó Caputo. «Como venimos diciendo desde enero, el peso será la moneda escasa y demandada, ya que los impuestos se seguirán pagando en pesos», agregó.

Lo cierto es que pese a ser presentado como parte de la «Fase 2» del programa económico, la medida anunciada el sábado luce improvisada y sin el respaldo de un conjunto de políticas que contemplen la totalidad de la gestión macroeconómica. El «Lado B» del anuncio, es el atraso cambiario. Y el emergente inmediato, es la mini corrida de la semana pasada, que llevó el precio del paralelo hasta los $1.500 y la brecha por encima del 60%.

Es en este punto donde aparecen los motivos que revisten urgencia. Desde hace meses el gobierno mantiene una compulsa con los exportadores por el precio del tipo de cambio oficial, que está atrasado a la vista de propios y extraños. Mientras el promedio de los precios minoristas creció el 79% entre enero y junio, el dólar oficial lo hizo un 15%.

La mejor idea que encontraron Javier Milei y Luis Caputo ante el apuro cambiario, fue una idea muy propia del kirchnerismo: usar las reservas del BCRA para intervenir en el mercado cambiario financiero, e intentar controlar el precio.

Al momento de tomar decisiones, los exportadores observan el valor real de sus tenencias (los granos), y se preguntan con racionalidad, cuál es el motivo por el que deberían venderle al Estado su patrimonio un 50% más barato de lo que se paga en los canales paralelos. Una concepción de libre mercado que el presidente solía defender en sus días de candidato.

El anuncio que los exportadores esperaban el día después de la Ley Bases, era una aceleración de la devaluación del tipo de cambio oficial. Un guiño que les indicara que el gobierno no abandonó su intención de llevar libertad al mundo de los negocios privados. El Fondo Monetario también se quedó esperando el mismo gesto. Es más, el FMI pretendía que el anuncio incluyera precisiones acerca de la salida del cepo, que nunca llegaron.

Lo llamativo del caso, es la respuesta que elige el primer gobierno libertario de la historia. Mientras los agentes económicos esperaban que las regulaciones y restricciones se moderen, Javier Milei optó por el intervencionismo. El apuro por contener la respuesta del mercado al atraso evidente del tipo de cambio oficial, llevó al gobierno al pragmatismo.

La pregunta es qué podría suceder si los agentes económicos advierten que el BCRA está entregando sus reservas a precio de remate. Es la razón por la cual el FMI tiene como premisa que los desembolsos no pueden utilizarse para controlar el tipo de cambio.

La mejor idea que encontraron Javier Milei y Luis Caputo para saltar «por arriba» el mensaje elocuente del precio paralelo, fue apelar a una idea muy propia de la gestión kirchnerista: usar las reservas del BCRA para intervenir en el mercado cambiario financiero, e intentar controlar el precio. A primera hora del lunes, la apuesta parece surtir efecto en el precio del paralelo, a costa del derrumbe en la cotización de los principales instrumentos bursátiles.

En pocas palabras, la respuesta libertaria ante el apretón del mercado fue intervención y control de precios, dos herramientas bastante alejadas de la idea de «la libertad» como bandera. Una muestra más de lo dificultoso que suele resultar trasladar ciertos discursos de barricada a lo cotidiano de la gestión política y macroeconómica.

El interrogante que la mayoría de los economistas tiene por estas horas (especialmente los liberales), es hasta cuando resultará sostenible. Los exportadores tienen hoy la posibilidad de liquidar el 80% en el MULC y un 20% en el CCL. La intención oficial es «pisar a la baja el CCL» y «obligar» a los exportadores a liquidar.

La pregunta es qué podría suceder si los agentes económicos advierten que en realidad el BCRA está entregando sus reservas a precio de remate. Es la misma razón por la cual el FMI tiene como premisa que los desembolsos no pueden utilizarse para controlar el tipo de cambio. Y el motivo por el cuál la posibilidad de un nuevo acuerdo con el organismo, parece alejarse a la misma velocidad con que Milei y Caputo han decidido intervenir en el mercado cambiario.


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