Los perros del presidente y la curva de Phillips

Un debate que aparenta ser trivial pero esconde la búsqueda de una narrativa épica propia, en base a datos endebles. Los pronósticos de recuperación "en V" y el trade off que ya es evidente entre inflación y desempleo.

La situación tuvo lugar durante una de las habituales conferencias de prensa del vocero presidencial Manuel Adorni. Uno de los periodistas acreditados en Casa Rosada indagó: “Te quería preguntar por los perros del presidente. No queda muy claro todavía si son cuatro o son cinco. Ya no es solo un problema del presidente sino de todos los argentinos, porque si el presidente tiene cuatro perros y ve cinco, estamos hablando de alguien que ve cosas que no se condicen con la realidad…”.


Visiblemente incómodo, el vocero contestó: “Me parece una falta de respeto definir al presidente como una persona que habla con cosas que no existen” y agregó “sugerir lo que sugeriste, me parece absolutamente desubicado”.


La respuesta de Adorni tuvo todos los condimentos necesarios para ser “políticamente correcta”. Por un lado dejó sin contestar una pregunta que podría ser tan trivial como un conteo discreto: debiera ser sencillo responder si los perros son cuatro o son cinco. Por el otro se cuidó de no contradecir al presidente Javier Milei, que pública y abiertamente sostiene que juega, dialoga e interactúa a diario con sus “cinco perros: Conan, Milton, Murray, Robert, y Lucas”.


El debate el torno a los perros del presidente puede resultar trivial e innecesario para muchos. En especial si se lo pone a la par de los temas más importantes de la coyuntura, como el presupuesto universitario, el tratamiento en Diputados de la nueva versión de la Ley Bases, o la reforma laboral que se coló por la ventana a dicha discusión legislativa.


Sin embargo, en la figura del presidente dando entidad de vida y de realidad a un ser que ya no está, es posible encontrar una representación clara de la forma en que tanto Javier Milei como sus funcionarios, y también sus seguidores, construyen y configuran el escenario sobre el que luego basan su relato, sus análisis, y por ende sus decisiones.


Es un dato comprobable, certero y científico que Conan, el primer perro del presidente, falleció en el año 2020, y que los cuatro mastines que hoy están vivos, son resultado de una reproducción genética obtenida del primero. Solo el hecho de que alguien se atreva a poner el duda un dato tan cierto y comprobable como la propia muerte, es toda una definición de la forma en que ese alguien construye su noción de “verdad”.


Cuando ese alguien es nada menos que el presidente y sus funcionarios, tal es el sentido de “verdad” que se traslada luego a los actos de gobierno.
Y cuando ese sentido de “verdad” se convierte en relato, la realidad se transforma en “posverdad”. Los datos empíricos, científicos, tangibles o cuantificables dejan de tener sentido, en tanto y en cuanto contradigan “la verdad” que se construye a medida.


¡Conan está muerto!



La respuesta que el gobierno ensayó una vez que tomó real dimensión del calibre de la marcha universitaria del pasado martes, califica en la categoría de “verdad a medida”.
El discurso oficial se construyó en torno a la necesidad de que el gasto universitario sea auditado a fin de examinar exactamente cómo y dónde se gasta el presupuesto universitario, una premisa a la que adhieren todos los actores del mundo universitario, incluidos todos los rectores.

Cuando el sentido de “verdad” que se construye es dar entidad a cosas que no existen, la realidad se transforma en “posverdad”.


Pero el clamor por las auditorías tiene como telón de fondo el sembrar sospechas sobre corrupción y negocios mal habidos en la universidad. El presidente lo expresó textualmente en un extenso tweet titulado «CAUSAS NOBLES. MOTIVOS OSCUROS», donde uno de los párrafos reza: “No vamos a ser cómplices del negocio que algunos hacen con la universidad pública. Vamos a garantizar los fondos para el funcionamiento de las universidades y vamos a auditar cómo se utilizan esos fondos”.


Lo llamativo del mensaje no es la denuncia en sí misma, sino el pedido de auditorías.
Resulta ser que las mismas ya existen. El mecanismo institucional de control sobre el presupuesto universitario indica que una comisión mixta en el Congreso de la Nación solicita las auditorías sobre las universidades, y es la Auditoría General de la Nación (AGN) el organismo encargado de llevarlas a cabo.


En pocas palabras, el gobierno buscó fabricar un relato épico sobre algo que es imposible: no es competencia del Poder Ejecutivo solicitar las auditorías, ni imponerlas, ni implementarlas. La consigna solo sirvió como alimento a las hordas twiteras, pero carece de sentido alguno en la “realidad” de la gestión.


Algo muy similar sucede con un dato al que el presidente acude cada vez que debe dar un discurso. “Cuando nosotros hacíamos una cuenta básica, nos daba que nos íbamos a encontrar con una inflación en torno al 15.000%”, afirmó Milei en un tramo de su discurso del miércoles por la noche en la cena de gala por el aniversario de la Fundación Libertad.


Se trata de la misma “verdad a medida” a la que apeló en el cierre de la campaña electoral de 2023, en el acto de asunción presidencial de diciembre, en la Asamblea Legislativa de marzo, y en la cadena nacional del pasado lunes, previo a la marcha universitaria.
El miércoles no obstante, ahondó un poco más acerca de la manera en la que obtuvo semejante pronóstico.


“Cuando nosotros entramos en diciembre, los precios venían creciendo al 1% diario. Eso anualizado daba 3.700% anual. En las semanas siguientes se aceleró al 7.500% anual. Y la inflación mayorista de diciembre dio 54%. Eso anualizado da 17.000%. Es decir nosotros asumimos con la inflación mayorista corriendo al 17.000%”, cerró la arenga.
El ejercicio matemático de anualizar exponencialmente el dato de inflación correspondiente a solo dos semanas de diciembre, efectivamente arroja un resultado similar al que esgrime una y otra vez el presidente.


Lo sorprendente es que el mandatario crea que es verosímil extrapolar el cálculo matemático a la realidad y suponer livianamente que el resto de las 50 semanas del año se comportarán exactamente igual que las dos primeras semanas de diciembre.
Ni el más conservador de los monetaristas argentos se atrevería a sostener como verdad matemática semejante disparate.

Si el presidente realmente cree que hay cinco perros en lugar de cuatro, tal vez también cree realmente en la quimera que fabricó sobre el 15.000% de inflación.


El cálculo solo tiene sentido como la construcción de una narrativa épica: si la inflación iba a ser de 15.000% y el gobierno de Milei logra cualquier número menor a ese al cierre de 2024, entonces habrá sido exitoso en su cruzada para erradicar la inflación en su primer año de gestión.
Es justo en este punto donde la pregunta del periodista al vocero sobre los perros del presidente cobra verdadero significado.


Si el presidente realmente cree que hay cinco perros en lugar de cuatro, tal vez también cree realmente en la quimera que fabricó sobre el 15.000% de inflación. Y probablemente al intentar explicar tal pronóstico, los funcionarios que rodean al mandatario deban hacer los mismos malabares que intenta hacer Adorni cada vez que necesita explicar que aunque Conan ya no está, el presidente aún lo ve.


Manta corta



El presidente ha insistido hasta el cansancio con el efecto positivo que tendrá sobre el nivel de actividad privada, el feroz el ajuste del gasto que lleva adelante.
Fue otra de las premisas que repitió el miércoles en la Fundación Libertad, frente a un nutrido grupo de empresarios, funcionarios y ex funcionarios, y economistas liberales.


“Cuando termine el año le habremos devuelto al sector privado 15 puntos del PBI en ahorro ¿Quieren saber cómo va a crecer la economía? Va a subir como pedo de buzo”, sentenció Milei.
La tribuna liberal a la que fue invitado aplaudió enfervorizada, haciendo caso omiso de la incorrección en sus formas, algo en lo que recalaban con más ahínco en otros tiempos recientes.Una más de las verdades que solo el presidente parece observar.


En efecto, economistas ultra conservadores como Carlos Rodríguez, Aldo Broda o el mismísimo Domingo Felipe Cavallo, han levantado la voz recientemente para advertir que el ajuste que Milei lleva adelante no es sostenible en el tiempo. Los históricos especialistas predican hace más de cuatro décadas acerca de la necesidad de ajustar el Estado, pero señalan que el recorte de Milei es desprolijo, atropellado, y que hay partidas que el gobierno mantuvo “pisadas” en el primer trimestre habilitando el superávit presentado esta semana, que tarde o temprano deberán ser “liberadas”.


Sin ir demasiado lejos, el testimonio de la advertencia de los “viejos lobos de mar”, es visible acá nomás, en Vaca Muerta.
Un informe publicado esta semana en el sitio Energía ON de Diario Río Negro, detalla que el gobierno suspendió los pagos correspondientes al Plan Gas.Ar desde el inicio de la gestión.


Esto es, las empresas entregaron su producción en tiempo y forma, pero no reciben pago alguno por la porción de la tarifa que la Nación debe abonar, según figura en los contratos vigentes hasta 2028. El informe indica que durante el primer trimestre de este año, el Estado nacional acumuló una deuda con las generadoras eléctricas y de gas por u$s 2.000 millones. Equivale a unos $ 200.000 millones, es decir tres cuartas partes del superávit fiscal que Milei dio a conocer con tono de gesta heroica global.


Pero existe una inconsistencia aún más profunda en el pronóstico de recuperación “en V” que solo el presidente ve.
Una premisa básica al momento de tomar decisiones frente al tablero de la macroeconomía, es que cuando se otorga prioridad a una de las variables, automáticamente emergen tensiones en otra variable (o en otras). El objetivo prioritario del presidente Milei, es erradicar la inflación. La lógica indica que dar prioridad a ese eje de política implica desatender otro (s).

La tendencia histórica de las variables permite anticipar que la baja actual de la inflación en el primer trimestre de 2024, tendrá inevitablemente como correlato un fuerte incremento del desempleo.


Desde mediados de Siglo XX la teoría económica ha detectado y desarrollado con profundidad la relación inversa que existe entre inflación y desempleo. El economista neozelandés William Phillips fue el primero en señalar el trade off entre las dos variables, y con posterioridad, seis décadas de datos empíricos en distintos países, contextos y etapas del mundo, lo confirman. Argentina no es la excepción.


A simple vista y sin demasiada profundidad, basta con recordar la década del ‘90 en que la inflación fue muy cercana a cero, pero el desempleo fue de dos dígitos, en incluso llegó a superar el 20%. Asimismo, durante la década kirchnerista, la inflación promedió entre el 25% y el 35% anual, mientras el desempleo se mantenía en un dígito.


Si se consideran los últimos siete años, la imagen es elocuente. El gráfico que acompaña la nota muestra el IPC mensual en comparación con la tasa trimestral de desempleo abierto, entre marzo de 2017 y marzo de 2024. Se aprecia con claridad como cada vez que el ratio mensual de inflación tiene tendencia a la baja, el registro del desempleo inicia un sendero al alza (tener en cuenta el rezago trimestral del dato de desempleo).


Al trasladar esa lógica al último trimestre, se aprecia una evidente caída de la inflación mensual desde el 25% de diciembre hasta el 11% del mes de marzo, y todos los consultores ya anticipan que el registro podría volver a ser de un dígito en abril. El dato de desempleo correspondiente al primer trimestre del año, estará disponible recién en junio. Pero solo con analizar el comportamiento de la serie en el gráfico adjunto, alcanza para anticipar que el desempleo crecerá, y lo hará fuerte.


No es adivinación. Para confirmar la tendencia basta con advertir el escenario en los diferentes sectores de la economía. A los masivos despidos en el Estado nacional, se suman los del sector privado, donde según la UOCRA existen 80.000 puestos menos en el primer trimestre, comercio estarían perdiendo 70.000 en todo el país, los industriales Pyme denunciaron esta semana que se han perdido 14.000 puestos, y las automotrices han iniciado un esquema de retiros voluntarios.
El presidente dice ver que “la economía se recuperará en V”. El resto de los mortales nos ponemos a contar, y solo vemos cuatro perros.


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