Los imposibles de la disruptiva agenda de Milei

La disrupción de las propuestas libertarias generan atracción mediática, política y electoral, pero se muestran poco factibles en un programa de gobierno. Acuerdo con gobernadores, volumen legislativo y hasta una reforma constitucional, serían condiciones previas para muchas de las iniciativas. La dolarización, bajo fuego amigo del propio candidato.

Desde el inesperado escenario político que se abrió en las elecciones de agosto, los especialistas en comunicación intentan interpretar la incidencia que el temario del debate público tiene en las preferencias de los electores, y la manera en que dicha lista de temas se conforma, se nutre, y adquiere recorrido.


La doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet, Natalia Aruguete aborda el análisis en tres dimensiones: la agenda mediática, la agenda política, y la agenda pública.

a primera tiene estricta relación con la cantidad de espacio que determinado tema ocupa en los medios de comunicación. La segunda tiene que ver con los temas a los cuales dan prioridad los funcionarios y/o actores protagónicos de la política. La última, contiene el conjunto de aquellos temas que acaparan la atención de la opinión pública.


La candidatura de Javier Milei, y el sorpresivo triunfo que obtuvo en las elecciones primarias de agosto, han puesto en jaque las tres dimensiones del debate público en Argentina de cara a las definiciones que vienen para 2024.


Suele suceder que en ciertos momentos de la historia, hay un notorio divorcio entre la agenda mediática, la agenda política y la agenda pública.
Las propuestas más radicales y/o polémicas del candidato libertario, como la libre portación de armas o la compra/venta de órganos humanos, fueron abordadas casi hasta el hartazgo por los medios de comunicación previo a las elecciones PASO. No obstante, las preferencias de los electores no evalúan tales propuestas como relevantes al momento de dar su visto bueno a la candidatura de Milei. La agenda pública, aquellos temas que la opinión pública considera prioritarios, parecen transitar otro carril.


Aún así, hay un éxito inocultable en la estrategia comunicacional del candidato de La Libertad Avanza, que ha quedado más en evidencia que nunca desde las elecciones de agosto. Las discusiones en la sobremesa de los argentinos, los temas sobre los que debate los paneles en la TV, o las medidas que se consideran en el debate político, todo ello pertenece a Milei.
El conjunto de la agenda le pertenece al libertario.


Disrupción y statu quo



El diccionario define ‘disrupción’ como una ‘rotura o interrupción brusca’. La raíz etimológica de la palabra proviene del inglés ‘disruption’, que a su vez deriva del latín ‘disruptio’, que significa fractura. En términos prácticos, el vocablo se usa hoy por hoy para referir a ‘un cambio abrupto en la forma tradicional, de hacer, decir, o pensar’.


Cualquiera de las acepciones es útil para describir el fenómeno político, económico y social que ha provocado Milei en 2023.
Tanto es así, que las categorías más habituales de análisis se muestran impotentes para perforar la coraza que cubre la propuesta libertaria.

Milei pretende patear el tablero con propuestas concretas que hasta hace poco tiempo hubiesen resultado irracionales, y fuera de los cánones ‘establecidos’ como políticamente correctos.


La fortaleza de Milei es ser impermeable a la coyuntura. Bajo la premisa eisnteniana de que ‘es imposible obtener resultados distintos haciendo siempre lo mismo’, su fuerte es proponer un cimbronazo al statu quo.
En otras palabras, pretende patear el tablero con propuestas concretas que hasta hace poco tiempo hubiesen resultado irracionales, y fuera de los cánones ‘establecidos’ como políticamente correctos. Hoy esas mismas iniciativas no solo son reales, sino que se presentan cada vez más cercanas.


Las mayorías parecen acompañar al portador de tales ideas, sin que la polémica que envuelve a las mismas sea una prioridad. Los números de agosto así lo confirman, pese al tardío esfuerzo que esgrime la agenda política para rebatirlas, o al espanto pavoroso de la agenda mediática, de tendencia mayoritariamente progresista.


Los imposibles de Milei



Consumado el triunfo en las PASO, el cambio de estrategia comunicacional de La Libertad Avanza fue evidente. Es mucho más fácil arrojar al aire consignas disruptivas para poner en jaque al poder de turno, que comenzar a diagramar la forma de implementar dichas propuestas en un programa real de gobierno.
El ‘teorema de Baglini’ se ha convertido en una premisa esencial. Mientras más cerca del poder, más moderado se vuelve el perfil de quien busca obtenerlo.


Lo cierto es que más allá del voluntarismo que Milei pudiera imprimir a sus propuestas, muchas de ellas son imposibles de llevar a la práctica. Al menos en lo inmediato.
Bastan algunos datos y un par de ejemplos concretos para comprender el enorme escollo político que debería sortear Milei para llevar adelante el grueso de su plataforma, aún si llegara al poder en 2023.

Es mucho más fácil arrojar al aire consignas disruptivas para poner en jaque al poder de turno, que comenzar a diagramar la forma de implementar dichas propuestas en un programa real de gobierno.


Una sencilla proyección en base a los resultados de agosto, y dado que la composición de ambas cámaras en el Congreso de la Nación se renueva por tercios, indica que de repetir en octubre una performance similar a la de las PASO, Milei obtendría 8 bancas en el Senado y 41 bancas en Diputados. Es evidente que el soporte legislativo con el que contaría el libertario para llevar adelante muchas de las reformas que embandera, sería por demás escaso.


Probablemente no sería un problema en temas que hacen al núcleo duro de temas económicos, donde el consenso generalizado alcanza no solo a los representantes de La Libertad Avanza, sino que abarca también a los legisladores de Juntos por el Cambio. Allí pueden apuntarse reformas en torno a la estructura tributaria, el tamaño del estado, o la legislación laboral y previsional.
Pero hay una barrera insalvable que Milei omite, y que contiene además una fuerte contradicción ideológica.

Milei obtendría 8 bancas en el Senado y 41 bancas en Diputados. Es evidente que el soporte legislativo con el que contaría el libertario para llevar adelante muchas de las reformas que embandera, sería por demás escaso


El “voucher educativo” es una de las iniciativas estrella de Javier Milei. Se trata de una propuesta verdaderamente disruptiva, en tanto busca que los fondos que el estado destina a la educación dejen de fluir de forma directa a las instituciones educativas, y en cambio sean puestos en manos de los padres, para que estos elijan en condiciones de igualdad a que escuela desean enviar a sus hijos.
En pocas palabras, Milei propone dejar de financiar la oferta educativa y comenzar a fomentar la demanda.


Significaría que a partir de ese momento, ninguna institución educativa seguiría recibiendo subsidios estatales, y todas las instituciones (públicas y privadas) deberían competir para atraer a los padres.


Demás está advertir que se desconoce por completo la letra chica de semejante idea. Por ejemplo, si existirá prohibición alguna para que las instituciones privadas busquen diferenciarse cobrando un sobreprecio por sobre el valor del voucher que recibirá cada padre. Y si ese no fuera el caso, que podría suceder con la matrícula de las escuelas privadas que decidan no competir y retirarse del mercado.

Aplicar el voucher educativo requeriría por lo tanto reformar o derogar (entre otras) la Ley de Educación Nacional 26.206. ¿Alguien imagina a los senadores prestándole mayorías legislativas a Milei para que las provincias que representan resignen soberanía?


Dicho esto, resulta que la propuesta es de imposible aplicación en la práctica.
Como legado de los años ‘90, el estado nacional decidió trasladar el costo de la educación a las jurisdicciones provinciales, y junto con el gasto, les transfirió también la administración de la política educativa. Tres décadas después, la realidad de la educación es por demás heterogénea en las 24 jurisdicciones.


Aplicar el voucher educativo requeriría por lo tanto reformar o derogar (entre otras) la Ley de Educación Nacional 26.206.
¿Alguien imagina a los senadores prestándole mayorías legislativas a Milei para que las provincias que representan resignen soberanía?


Una imposibilidad similar resulta de la intención de “arancelar todas las prestaciones de salud”, otro de los servicios esenciales que la nación decidió delegar en las provincias durante el menemismo.
Es imposible avanzar en medidas semejantes sin acuerdo político previo con los gobernadores, y sin pasar por el Congreso de la Nación, donde a priori los números no le serían suficientes.

Imposible. Así calificó Melconian la idea de Milei de dolarizar a $730.


Si se hila todavía más fino, hay en la plataforma de La Libertad Avanza algunas otras iniciativas, que si bien tienen menos impacto mediático y menos punch en las redes sociales, no por ello son menos imposibles.


Una de ellas es la que hace foco en la estructura tributaria y propone el “financiamiento estatal a partir de un régimen de regalías y concesiones por la explotación de los recursos naturales”.


Casualmente, la Constitución Nacional sancionada en 1994 establece que la propiedad de los recursos naturales del territorio argentino, pertenece a las provincias. Implica que el gobierno nacional no tiene manera de avanzar con desgravaciones, concesiones o beneficio tributario alguno en cuanto a la explotación de los mismos.

Acuerdo con los gobernadores, volumen legislativo y hasta una reforma constitucional. Son las condiciones previas a muchas de las ideas disruptivas de Milei.


Dicho de otra manera, Milei necesitaría de una reforma constitucional. Considerando que según su propia plataforma se requieren 35 años para llevar adelante el plan de gobierno que tiene entre manos, no sería extraño que lo intente. Lo que está claro es que medidas de tal calibre serían imposibles con el marco constitucional vigente.


No obstante, la mayor contradicción consiste en deshacer el sendero republicano de soberanías provinciales que garantiza la Constitución, centralizando nuevamente la administración en el gobierno nacional. Milei repite hasta el hartazgo su desprecio por el estado que pretende conducir, y su intención de achicarlo. Iniciativas como esta, van exactamente en la dirección opuesta: hacen al estado todavía más grande y omnipresente.


Dolarización: mucho ruido y pocas nueces


Ni entre los propios. Carlos Rodriguez, parte del equipo de Milei, criticó la dolarización.


Como pocas veces en la historia reciente, una iniciativa de un candidato despierta tanto interés, tanto debate, y tanta expectativa como la “dolarización”.


Un enorme cúmulo de factores confluye para que así sea. A la inflación que acelera, la escasez de reservas, la fiebre por el dólar, y el clamor por dejar atrás una década y media de grieta, se suman el histrionismo de un candidato como Milei y la capilaridad que ostentan hoy las redes sociales. El candidato sabe que el tema “le rinde” mediática y electoralmente.

“Yo soy liberal, yo creo en el sistema de precios, entonces (la dolarización) se va a hacer al precio de mercado; hoy sería a $730”.

Javier Milei durante el Latam Economic Forum en Buenos Aires


Por la inminencia de octubre y la alta probabilidad de llegar al poder que tiene hoy el libertario, el tópico de la dolarización logra algo que no sucede con el resto de los temas que propone Milei: reúne detrás suyo la agenda política, la agenda mediática y la agenda pública.


Lo cierto es que hasta el mismo Milei comienza a poner paños fríos a la idea, y sus laderos económicos empiezan a discutir entre sí acerca de la factibilidad de aplicar en los hechos la adopción plena del dólar como única moneda nacional.


El candidato liberto participó esta semana del Latam Economic Forum. Allí, frente a lo más encumbrado del círculo rojo nacional y a referentes de varias multinacionales, dedicó largos minutos a mofarse de sus colegas economistas a los que tildó de ‘ignorantes’, ‘rudimentarios’ y ‘malditos herejes’. Tras hacer gala de su habitual soberbia intelectual, anticipó que la dolarización se implementaría ‘a precio de mercado’. “Yo soy liberal, yo creo en el sistema de precios, entonces se va a hacer al precio de mercado; hoy sería a $730”, indicó.

“El Banco Central es una T donde hay de un lado dólares y del otro pesos. La moneda argentina está en el circulante y las famosas Leliq”

Carlos Melconian respecto a la idea de dolarizar a precio de mercado


De inmediato Massa recogió el guante, y respondió que $730 es exactamente el doble del tipo de cambio oficial vigente, con lo cual endilgó al libertario “la devaluación del 100% que pedía el FMI”. En la vereda de Bullrich, fue el economista Carlos Melconian el que calificó de “locura” la idea de dolarizar a $730.


Pero casi en simultáneo, uno de los economistas que acompañó a Milei en su reunión con el Fondo Monetario tras el triunfo de agosto, lo desmintió y anticipó un escenario crítico en caso de aplicar la dolarización.

“La única posibilidad rápida de dolarizar (un poquito) es permitir que los dólares blancos que YA estan puedan circular sin trabas. La única propuesta factible para despesificar rápidamente es una híper o un Bonex. Lo único que es necesario inmediatamente para que la economía no explote es implementar un fuerte ajuste en el gasto público y regulaciones que traban los mercados”, expresó Carlos Rodríguez en un extenso tweet.

En otro tramo del escrito indicó que “Restablecer la confianza será un proceso que precisara hechos verificables, dolor y tiempo”.
Fuerte y elocuente, los propios comienzan a advertirle a Milei acerca del peligro cada vez más cierto de quedar atrapado en la trampa de su propia propuesta más famosa. La más redituable y al mismo tiempo la más imposible.


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