La sarna reaparece en las majadas
Por más de una década la Patagonia estuvo libre de esta parasitosis que causa los mayores daños en la producción ovina. Frente a la aparición de nuevos casos, la clave está en los controles y tratamientos específicos para evitar su propagación.
Por INTA
La sarna común es una de las parasitosis que mayores daños causa en la producción ovina. El INTA Bariloche brinda recomendaciones para controlarla, realizar un tratamiento eficaz y reducir los errores comunes en el manejo de los animales para evitar su reaparición.
La sarna común ovina, es producida por un ácaro denominado Psoroptes ovis, y es altamente contagiosa. Se transmite principalmente por contacto directo con ovinos afectados, y por la presencia de ácaros vivos en la ropa del personal de campo, instalaciones, o maquinaria.
Esta enfermedad provoca graves pérdidas económicas, debido a la disminución de la cantidad y calidad de lana, la mortandad de animales, la pérdida de peso, la pérdida de condición corporal, y los costos de tratamiento.
Aunque en las etapas iniciales de la infestación las lesiones son prácticamente indetectables, es importante prestar atención al comportamiento de los animales, que presentan una picazón intensa y rascado permanente, incluso contra postes y alambrados. Esto afecta severamente la calidad de la lana y del cuero, y en los casos más graves pueden provocar la muerte del animal.
La reaparición de la sarna preocupa a productores de Río Negro y a la Comisión Provincial de Sanidad Animal (COPROSA).
“Ante la reaparición de la sarna, es necesario volver a entrenarse en detección temprana, y en prácticas de manejo sanitario”
Marcela Larroza, Veterinaria Grupo de Salud Animal del INTA Bariloche
“Durante mucho tiempo los establecimientos estuvieron libres de esta parasitosis y los tratamientos se enfocaron en otros ectoparásitos, como melófagos (“falsa garrapata”) o piojos”, señaló Marcela Larroza, veterinaria especialista en parasitología del Grupo de Salud Animal del INTA Bariloche.
“Ante la reaparición de la sarna, es necesario que los productores vuelvan a entrenarse en detección temprana, en prácticas de manejo para que los tratamientos tengan más efectividad, y conocer qué productos utilizar y cuáles son los intervalos de repetición”, agregó.
Los productos antisárnicos ovinos están oficialmente aprobados por SENASA, entre los que se destacan los inyectables de corta duración (concentración al 1%) cuya aplicación se repite a los 7 días y los de larga duración (concentración del 3.15% – 3.5%) que se aplica solo una vez en la majada. Luego de estas aplicaciones y al término de tres semanas se realiza una nueva revisación de los animales para asegurarse que no quede carga viva de los ácaros y se evite su reaparición.
Otro método de control es el baño de inmersión en donde se sumerge a los animales durante 60 segundos –incluida la cabeza– en el antiparasitario disuelto en agua. Luego de 10 – 12 días se repite el baño de inmersión y en las tres semanas posteriores se vuelve a hacer una revisación. Es importante diferenciar los baños de inmersión de los baños de aspersión, estos ultimos no funcionan y no están avalados por SENASA.
Entre las pautas de manejo sanitario hay que evitar los errores más habituales que promueven su propagación: “Mediante encuestas a los productores de Río Negro, determinamos que el 25% de los errores de manejo se presentan al momento del cálculo de las dosis.”, señaló Larroza, y especificó que: “es importante leer detalladamente el prospecto, donde se indica la dosis de acuerdo al peso del animal”.
Otro error común se da al momento de repetir la aplicación. Luego de aplicar la primera dosis y ante la mejoría de las majadas, algunos establecimientos dejan de suministrar el antiparasitario o retrasan la aplicación de la segunda dosis. Teniendo en cuenta que ningún producto mata a los huevos de los ácaros, es muy importante respetar los intervalos de aplicación indicados, y completar los tratamientos.
Es necesario considerar que todos los animales que ingresan al establecimiento representan un riesgo de contagio para la majada, aunque no se observen síntomas o lesiones, pueden tener infestaciones recientes que aún no sean evidentes. Por ello todos los animales que ingresen deberán permanecer en cuarentena separados de la majada general durante al menos tres semanas, lo que permite examinarlos, observar signos de infestación y tratarlos si fuese necesario.
Los especialistas recomiendan aprovechar los momentos donde los animales se reúnen (preservicio, señalada, vacunaciones, esquila) para revisar la majada al menos dos veces al año. Esto permite detectar la presencia de ácaros así como también otros parásitos externos, como melófagos o piojos en los estadios iniciales de la infestación, por lo cual se podrá aplicar un tratamiento temprano.
Es muy importante realizar la desinfección de maquinaria, indumentaria y accesorios utilizados para la esquila. Asimismo, Larroza aconseja coordinar la aplicación de un tratamiento conjunto con establecimientos vecinos: “Si se detecta sarna, hay que avisar inmediatamente a SENASA y a los campos linderos. Además, se debe coordinar tratamiento conjunto para evitar recontagios”, concluyó.
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