La inteligencia artificial ya golpea en el mercado laboral
La irrupción del Chat GPT entre otros dispositivos de IA, deja a la vista el potencial de la transformación que tendrá lugar en los próximos cinco años. La tendencia se repite en Argentina, donde ya se sienten los efectos del salto tecnológico en las tendencias de empleo.
La palabra ‘disrupción’ se refiere a un cambio significativo o una interrupción radical en un mercado, industria o modelo de negocio existente, generalmente impulsado por la innovación tecnológica o conceptual.
La disrupción puede surgir de avances tecnológicos, cambios en las preferencias de los consumidores, nuevas regulaciones o cualquier otro factor que cause una interrupción significativa en el estado actual de las cosas. Esto puede afectar tanto a las empresas establecidas como a los consumidores, creando nuevos desafíos y oportunidades.
(Los dos primeros párrafos de esta nota fueron elaborados por la Inteligencia Artificial mediante el Chat GPT).
Suele suceder que la disrupción nace de manera endógena a los sistemas y es la propia madurez o el propio crecimiento del sistema el que termina generando su propia crisis.
Sí, en general la disrupción genera crisis. Una crisis que cambia el estadío de las cosas, y lo transforma en uno nuevo. Uno nuevo que quizá termine convirtiendose por algún lapso de tiempo, en el estadío hegemónico o dominante.
Utilizando una concepción de dialéctica hegeliana, en un sistema cualquiera la disrupción se asemeja a la antítesis que pone en tela de juicio la tesis que predomina un momento de la historia, y que luego de destronar a la tesis se convierte en una síntesis que genera un upgrade en la forma de pensar, relacionarse, producir, trabajar, innovar.
La irrupción del Chat GPT es solo una muestra del poderío que la IA ya tiene para resolver de diversos problemas en la producción, el trabajo y/o el comercio.
A lo largo de la historia, las innovaciones tecnológicas han tenido la capacidad de generar disrupción, y transformar por completo la forma de vida en cada una de las épocas de la humanidad.
Cada vez que una innovación tecnológica se presenta con la capacidad de generar cambios disruptivos, el sistema que se pone en jaque es el sistema económico propio del statu quo de la época.
Es en ese momento cuando aparecen defensores y detractores. Los que se suben a la nueva tecnología para promover su adopción y su difusión a fin de aprovechar el salto de productividad y crecimiento, y quienes advierten de sus peligros, sus potenciales consecuencias negativas, o todo lo que la innovación destruirá y dejará atrás a su paso.
Sucedió cuando se inventó la rueda, cuando apareció la máquina a vapor, cuando apareció la luz eléctrica, la aviación, la informática o la internet.
Está sucediendo nuevamente. Esta vez con una combinación inédita. El disruptor principal empieza a ser la inteligencia artificial (IA). La irrupción del Chat GPT es apenas una muestra del poderío que la IA ya tiene para resolver de forma increíblemente eficiente diversos problemas en el mundo de la producción, el trabajo y/o el comercio.
No obstante, a diferencia de otros momentos históricos hay un componente extra que actúa como catalizador de la disrupción que genera la IA. Es que el escenario de hoy está atravesado inexorablemente por los vestigios de la pospandemia y los cambios radicales que llegaron con el Covid, pero se quedaron en el ámbito laboral, en las relaciones personales, o en los hábitos de consumo e intercambio.
El mundo del trabajo es una de las principales discusiones en momentos como estos. ¿Habrá empleos que desaparecerán? ¿Aparecerán otros nuevos que los reemplacen? ¿Qué pasará con quienes pierdan su trabajo y no tengan acceso a la capacitación que requiere el nuevo escenario?
Disrupción en ciernes
El Foro Económico Mundial (WEF) acaba de publicar esta semana un extenso trabajo titulado “Informe sobre el futuro del empleo”. En el mismo se estudia el impacto de la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) sobre el mercado laboral global, en el mundo de la pospandemia.
Las principales conclusiones del informe son igualmente profundas e impactantes.
El foro en el que se nuclean los principales líderes de la política y la economía global estima que un 23% de los puestos de trabajo cambiarán de aquí a 2027, con la creación de 69 millones de nuevos empleos y la eliminación de otros 83 millones. En otras palabras, los líderes del mundo estiman que la irrupción de la IA significará en los próximos cuatro años la destrucción neta de 14 millones de puestos de trabajo en todo el mundo.
El estudio tiene como base la consulta a más de 800 empresas alrededor del mundo, a fin de conocer sus expectativas en el corto y mediano plazo respecto a las tendencias para el mercado de trabajo.
“Se estima que el empleo de analistas y científicos de datos, especialistas en macrodatos, especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático y profesionales de la ciberseguridad crecerá un 30 % en promedio hasta 2027”, indica el informe del WEF.
Agrega que “En los próximos cinco años el 42 % de las empresas encuestadas dará prioridad a la formación de trabajadores para que utilicen la inteligencia artificial y los macrodatos, por detrás del pensamiento analítico (48 %) y el pensamiento creativo (43 %)”.
La foto es lo suficientemente elocuente como para tomar en cuenta el punto: el mundo se encuentra justo en medio de un salto tecnológico disruptivo de dimensiones aún desconocidas. La IA es el motor que difunde el salto tecnológico y lo hace a una velocidad nunca antes vista.
La IA ya es hoy capaz de elaborar por sí misma desde un texto de análisis hasta el plano de una obra de construcción. Desde una pieza musical hasta una producción audiovisual integral. Desde una traducción hasta una auditoría contable. En todos los casos, sufre el empleo tal y como lo conocemos.
El relevamiento del WEF le pone nombre y apellido a los empleos que tendrán mayores dificultades para sobrevivir en los próximos cinco años.
En el Top Five de los puestos que comenzarán a desaparecer con más velocidad figuran: en el puesto cinco los “encargados de edificio” (2,7 millones de puestos menos hasta 2027), en cuarto puesto “guardias de seguridad” (3 millones de puestos menos), tercero los empleados en “contabilidad y teneduría de libros” ( 4,7 millones de puestos menos), en segundo lugar las “secretarias/os ejecutivas/os” (6,3 millones de puestos menos), y al tope de la lista los “data entry” (8,2 millones de puestos menos hasta 2027).
De la misma forma se listan los puestos que se multiplicarán en el próximo lustro.
La foto es elocuente: el mundo se encuentra justo en medio de un salto tecnológico disruptivo de dimensiones aún desconocidas.
En el Top Five de los puestos que más crecerán aparecen: en el quinto puesto los “profesionales del desarrollo de negocios” (con 2,05 millones de puestos más hasta 2027), en cuarto lugar los “mecánicos de maquinaria” (2,1 millones de puestos nuevos), el tercer lugar es para los “profesores de educación vocacional” (2,15 millones de nuevos puestos), en segundo lugar los “conductores de camiones y autobuses” (2,2 millones de nuevos puestos) y al tope de la lista los “operadores de equipos agrícolas” (con 2,65 nuevos puestos de trabajo hasta 2027).
Sorprende que los empleos que más creceran en lo inmediato a raíz de la disrrupción que está generando la irrupción de la IA en la pospandemia, no necesariamente se relacionan a lo digital o a lo referido a la informática, la IA o las criptomonedas. Por el contrario, el crecimiento económico y productivo que generará el salto tecnológico producto de la IA, significará en lo inmediato mayor demanda de alimentos, maquinaria y educación.
Todo un mensaje a los detractores del sumun de la cuarta revolución industrial.
Acá nomás, a la vuelta de la esquina
La revolución que la innovación y la tecnología están generando globalmente, tiene su capítulo argento. Nuestro país no está exento de la velocidad de los cambios que tienen lugar en el mercado laboral a nivel mundial.
El informe del WEF reserva un capítulo especial para analizar las repercusiones de los cambios país por país.
En el caso argentino se aprecian en general las mismas tendencias que en el resto del planeta, pero con ciertas particularidades que vale la pena repasar en detalle. Los gráficos que acompañan la nota reflejan los resultados referidos específicamente a nuestro país.
En base a las expectativas de las empresas nacionales que participaron del relevamiento global del WEF, el primer gráfico muestra la incidencia de las tendencias mundiales en la creación de empleo hasta 2027.
Llamativamente, el cuidado del medio ambiente, las inversiones para la transición verde del negocio y las cuestiones ligadas a la gobernanza, son las que más capacidad de generar empleo tendrán en lo inmediato.
El segundo gráfico en cambio, se enfoca puntualmente en los cambios tecnológicos, y su capacidad de generar o destruir puestos de trabajo.
Al respecto resulta que en Argentina el “cifrado y la ciberseguridad” será en la mirada de las empresas el sector que mayor capacidad tendrá de generar empleo. Le siguen en orden de importancia la “tecnología de gestión ambiental” y “las plataformas y aplicaciones digitales”.
Cuesta creerlo, es difícil asimilarlo. En especial porque una enorme cantidad de puestos de trabajo en “sectores económicos duros” seguirán existiendo a pesar del enorme salto tecnológico actual.
No obstante, la disrupción que genera la IA sucede a una velocidad nunca antes vista, y está a la vuelta de la esquina.
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