La gestión económica, entre la interna y la geopolítica

La gira por Rusia y China, tensiona relaciones con EEUU y el FMI. Hacia dentro, el gobierno no logra cerrar filas con los propios para aprobar el acuerdo.

Distinguido. Al llegar a China, el Presidente argentino recibió el título de profesor honoris causa de la Universidad de Tsinghua.

Los especialistas denominan “autoboicot” a la tendencia que suelen tener las personas a generar dificultades, trabas o escollos en el camino de alcanzar sus propios objetivos. En general, explican, dicha actitud está presente en quienes tienen un bajo concepto de sí mismos y en quienes tienen temor al éxito.


A una semana de comunicado el principio de entendimiento con el Fondo Monetario, no parece haber mejor forma de describir el momento que atraviesa el gobierno nacional.
En cualquier otro escenario, el solo anuncio del acuerdo hubiese ordenado las expectativas y reducido sensiblemente la incertidumbre financiera y las tensiones cambiarias. Por diferentes motivos, propios y ajenos, no es el caso.


Lejos de despejar las dudas, flotan en el ambiente político, infinidad de interrogantes. No solo los que refieren a los detalles de los memorandos que se rubricarán con el Fondo, en cuanto a las metas de inflación o al nivel que deberían tener las “tasas de interés reales positivas” a las que refirió el Ministro de Economía, Martín Guzmán en el anuncio. También respecto a si el acuerdo finalmente se firmará en tiempo y forma, a fin de evitar la falta de pago en marzo.

Hacia afuera acuerdos, hacia adentro discrepancias

La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, fue un golpe certero a la estrategia de racionalidad y moderación que el Presidente Alberto Fernández y su ministro de economía intentaron plasmar durante el anuncio de la semana pasada.


La jugada no hace más que dejar expuestas las enormes diferencias internas que existen desde siempre en la coalición de gobierno. Queda al desnudo una vez más, que las distancias son insalvables al punto tal que el propio frente de gobierno cruje en su conformación. Al día de la fecha, se desconoce cuál será la postura de la Vice Presidenta Cristina Fernández cuando la carta de intención sea puesta a consideración del Senado de la Nación. Tampoco cual será la postura de los 20 diputados que responden a Máximo Kirchner.


Con el portazo, la oposición pasó de ser señalada por haber abierto la puerta nuevamente al FMI y haber firmado en 2018 un crédito que desde el vamos se sabía impagable, a ubicarse en el lugar de garante para el acuerdo que busca el gobierno. Un lugar que debería ocupar el oficialismo en conjunto.


“O ellos votan todos juntos, o hay que derogar la ley que ellos armaron para que el acuerdo que firmen pase por el Congreso. Del primero al último, se tienen que hacerse cargo de su gobierno”, manifestó la presidenta del PRO Patricia Bullrich luego de la salida de Máximo. “Ellos armaron esta ley para decir ‘nosotros queremos que ustedes ponga la cara’. Ahora ¿nosotros ponemos la cara y ellos la sacan?”, agregó.
Está claro que el tránsito del acuerdo por el Congreso, no será nada sencillo y que tal como señala Bullrich, el gobierno encuentra las principales dificultades puertas adentro.

“Nuestra economía depende mucho de la deuda que tiene con el FMI y de la influencia que Estados Unidos tiene en ese organismo”.

Presidente Alberto Fernández, en la cumbre con Vladimir Putin.


El diputado Leopoldo Moreau, uno de los principales críticos del FMI dentro del oficialismo, manifestó que buscarán modificar la letra del acuerdo en el recinto. “Vamos a llamar la atención sobre los peligros y los riesgos del acuerdo”, indicó. “Se supone que se va a discutir, para eso va al Congreso”, agregó.


El problema con el que se encontrará Moreau y el kirchnerismo, es que la carta de intención debe ponerse a consideración del Congreso “a libro cerrado”. No se podrá modificar lo escrito. Es la única forma en que podría lograrse la aprobación del Board del organismo, antes del vencimiento del 21 de marzo. Cualquier cambio a la carta de intención, supondría el inicio de nuevas negociaciones con el Fondo, y por lo tanto, aseguraría el incumplimiento en los pagos por u$s 2.800 millones que opera ese día.


Desde el kirchnerismo señalan que aún no se conoce la letra chica del acuerdo. En verdad, Guzmán dio a conocer el sendero fiscal y las metas monetarias acordadas. No obstante, solo declamó la necesidad de procurar tasas de interés reales positivas, y negó una revisión en los subsidios a la energía. Ambos puntos generan malestar.


Respecto a lo primero, en el kirchnerismo descreen que una política de altas tasas de interés pueda contribuir al sendero de “crecimiento con inclusión” sobre el cual se estructura el acuerdo. “Hay que conocer cuál es el nivel de tasa real positiva que se plantea”, manifestó una fuente cercana al kirchnerismo en diputados. “Una cosa es uno o dos puntitos. Otra cosa es la locura de tasas que implementó el macrismo entre 2016 y 2018”, agregó.


Respecto a la revisión de subsidios, el comunicado emitido por el organismo contradijo textualmente a Guzmán. Dentro del oficialismo admiten que será inevitable una revisión de tarifas.


Aún así y urgido por el vencimiento de marzo, el gobierno se aventuró al anuncio. Logró el aval del Fondo, que incluso cedió en cuanto a la profundidad del ajuste y accedió a no imponer en lo inmediato reformas estructurales. Pero no fue capaz de cerrar filas a nivel interno. La pregunta es si haber excluido al kirchnerismo del acuerdo es en realidad una forma de forzar el quiebre interno de cara al inicio de la carrera electoral en 2023.

El juego de la geopolítica

Solo algún ingenuo creería que no existen motivaciones geopolíticas detrás de cualquier acuerdo con el Fondo Monetario.


El rol protagónico de Estados Unidos en la definición del aval al acuerdo de parte del organismo, es insoslayable. Dado que EEUU es accionista mayoritario del FMI, el entendimiento hubiese sido imposible sin el apoyo explícito de la gestión Biden. El gobierno norteamericano considera que ayudar a estabilizar la economía argentina es clave en la configuración geopolítica de la región.


Tampoco puede desconocerse la escalada del conflicto que existe entre Rusia y Ucrania, y el significado que el mismo representa en la puja de poder global que existe entre China y EEUU.
La gira del Presidente Alberto Fernández por Rusia y China, luce así, algo extemporánea.

Rusia. Allí inició la gira presidencial tras el acuerdo con el FMI.


En su reunión bilateral con su par ruso, Vladimir Putin, el mandatario argentino pareció calcular exactamente sus palabras. “Argentina debe convertirse en la puerta para que Rusia entre a América Latina de forma más decidida”, manifestó. “Argentina debe abandonar la dependencia de EEUU y el FMI”, agregó.


Ambas expresiones van en la misma dirección: denostar la influencia del eje occidental en la economía argentina en las últimas décadas (refirió expresamente a la década del ‘90), y valorar el ingreso del eje oriental a la economía del continente. Toda una señal geopolítica.


De no haberse anunciado el acuerdo previo a la gira, el interrogante hubiese sido “cómo cayeron las palabras de Alberto Fernández en la gestión Biden”.


Siendo que el acuerdo se supone en marcha, las preguntas transitan otro carril. ¿Es correcta la apuesta por Rusia y China como anclajes económicos? La respuesta es lógica: siendo China la primera economía mundial, la relación bilateral con el gigante asiático es imprescindible. El país asiático es el segundo socio comercial argentino, y el resultado bilateral es actualmente deficitario para Argentina por más de u$s 8.000 millones.

Reducir esa brecha incrementando las exportaciones argentinas a China, es casi tan crucial como saldar los vencimientos de 2022 con el Fondo. ¿Era el mejor momento para exhibir globalmente la relación? El giro geopolítico tiene también su transfondo en las urgencias económicas. Ampliar el swap de monedas con China, es uno de los objetivos del viaje, en busca de fortalecer las reservas del BCRA.

Datos

u$s 3.000
Los millones que busca Argentina con la ampliación del swap de monedas vigente entre el Banco Central y la República China.
2,5%
Respecto al PBI, es la meta de déficit fiscal primario establecida en el entendimiento con el Fondo.

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