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La economía que viene con el presidente Javier Milei

El nuevo gobierno promete un cambio radical para la economía argentina. El presidente electo se enfrenta a un escenario complejo con inflación galopante. La dolarización es una aspiración de mediano plazo, pero la prioridad es terminar con el déficit fiscal.

Redacción

Por Gustavo Pérego *

El último domingo asistimos a un acontecimiento inédito en la historia política Argentina, un principiante político con no más de tres años de experiencia arrasó en la elección con números casi inéditos. Sin embargo, lo mas disruptivo de su apoyo masivo no fue su forma estridente, su peinado despeinado o hasta su ideología liberal. Nada de eso. Lo que sí es completamente disruptivo es que su eje de campaña fue limitar el gasto público, simbolizado esto en una motosierra. Para un país acostumbrado a los déficits fiscales crónicos y a una política de la dádiva exacerbada por el kirchnerismo, el hecho de que la sociedad argentina haya decidido un cambio tan radical anticipa el inicio de una nueva era y, sobre todo, el agotamiento del modelo económico imperante.

El presidente electo y su pequeño equipo de colaboradores se encuentran frente a un escenario profundamente complejo de la economía argentina. El gobierno de Alberto Fernández entregará el mando presidencial y la llave de una economía al borde del abismo: con una inflación anual acumulada hasta el momento del 140%, con una inercia en ascenso, ya en dos dígitos mensuales, donde la punta nos muestra perspectivas de un 2024 con más de 250% anual si sostiene esta trayectoria. Una pobreza estructural por encima del 40%, con una caída de más de 30% del PBI per cápita si lo comparamos a 6 años atrás. Una maraña de cepos y unos 50 tipos de cotizaciones de dólares, donde la brecha cambiaria principal está casi en 300%. Una deuda comercial de más de U$D 43 mil millones, jamás vista, un déficit fiscal financiero cercanos a los 5 puntos del PBI, vencimientos de deuda a inicio del 2024 de más de U$D 10.000 millones y reservas netas negativas en el Banco Central por U$D 10.000 millones. Pero,además, existe el problema de las famosas leliqs, donde el stock de pasivos remunerados es de U$D 67 mil millones a tipo de cambio oficial o de U$D26 mil millones al CCL al día de hoy.

El nuevo gobierno buscará bajar el déficit fiscal primario entre 3 o 4 puntos del PBI en el próximo año, aspirando a llegar a un superávit de 2% del PBI en 2025. Algo inédito para la historia económica reciente de nuestro país. Es una tarea muy desafiante, porque bajar el gasto suele generar más resistencia y complicar la gobernabilidad que subir impuestos, considerando que el 80% del gasto primario de la Nación son jubilaciones, pensiones y subsidios indexados. Por otro lado, existe una expectativa de que la Argentina deberá seguir conviviendo con el cepo al dólar, cuya intensidad sin dudas dependerá del nivel de ajuste cambiario, o sea que cuanto más alto el tipo de cambio habrá menos restricciones. Sin embargo, será muy difícil encontrar una salida a esta restricción para antes de la cosecha gruesa y principalmente antes que se solucione las leliqs.

Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB.

En este punto debemos hacer un paréntesis para recalcar que uno de los ejes de campaña de Milei fue la dolarización. Si bien esto ya ocurre de hecho en las transacciones con montos significativos, generó mucha expectativa la posibilidad de contar de forma permanente y libre con una moneda fuerte como el dólar para todos los movimientos.

Hoy podríamos argumentar que la posibilidad de una dolarización no se dará de manera inmediata, sobre todo ante los anuncios del nuevo gabinete. El gobierno buscará anclar su política económica en una reducción drástica del déficit fiscal, y avanzar hacia la unificación de un tipo de cambio alto que debería encontrar su nuevo equilibrio durante la cosecha y un señalamiento de que la dolarización es una aspiración de mediano plazo.

El stock de leliqs o pasivos remunerados es decididamente el problema más urgente para resolver si se desea normalizar la economía en 2024. Para desarmar este problema se observan al menos cuatro opciones principales. La primera sería una reducción gradual del stock mediante renovaciones parciales de vencimiento lo cual solo se lograría con un shock de confianza sobre la demanda de dinero surgido a partir de un programa de estabilización muy creíble. La segunda opción podría ser un retiro progresivo de la deuda del BCRA y reemplazo voluntario por títulos del Tesoro donde se busque acotar las pérdidas del Banco Central, pero podría tener un impacto significativo sobre el sistema financiero quienes detienen dichos títulos. La tercera opción seria imponer una tasa negativa compulsiva y buscar compensar parcialmente a los bancos en el proceso de desarme. Y, por último, y el mas temido por todos, es un canje compulsivo por un nuevo título público a largo plazo.

Hay un sector que se desmarca del promedio y aparece claramente como un ganador: Oil & Gas crecerá sin frenos el año próximo.

Gustavo Pérego, director de ABECEB.

Todos estos movimientos deberán operar en forma sincronizada, como una orquesta de música donde la armonía, tiempos y velocidad deberán ser las correctas para que podamos comenzar a vislumbrar una salida de los desequilibrios para el 2025, con la expectativa de que para ese momento ya la inflación comience a ceder paulatinamente y la actividad económica empiece a rebotar luego de un primer año duro en términos inflacionarios y de actividad económica.

En esta foto, hay un sector que se desmarca del promedio y aparece claramente como un ganador: es el denominado Oil & Gas que crecerá sin frenos durante el año próximo. ¿Qué requiere para un despegue aún más dinámico? Una unificación del tipo de cambio permitirá incrementar los ingresos por exportación y la voluntad de alcanzar el export parity en combustibles en el corto plazo potenciaría la capacidad de inversión de las principales compañías. Además, los ajustes sectoriales normativos darían un panorama más firme para que las compañías comprometan más fondos. La clave es que se logre el equilibrio y la convergencia a valores internacionales y una política clara de normalización de tarifas y costos.

Las cartas ya están jugadas, la sociedad dio un rotundo voto de confianza y los mercados vienen en una racha de recuperación alcista desde el lunes. Ahora, hay que esperar al 10 de diciembre para confirmar que el nuevo presidente electo ha llegado para cumplir su palabra de lucha contra el principal flagelo de nuestro bendito país que es la inflación.

PERFIL, Gustavo Pérego


Máster en Relaciones Internacionales y MBA en Universidad Torcuato Di Tella.
Especialista en Finanzas en Fundação Getulio Vargas.
Director de la consultora ABECEB.
Se especializa en la gestión de proyectos complejos con foco en los verticales de oil & gas, energía y minería.
Fue asesor para Asuntos Binacionales (Argentina-Brasil-Mercosur) en la Cámara de Diputados de la Nación y subsecretario de Integración de Política Productiva en el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación.

* Director de ABECEB.


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