La devaluación en Brasil, un «efecto pinzas» para la fruta del Alto Valle
La cotización perforó los 6 reales por dólar y la moneda del principal socio comercial argentino acumula una devaluación del 5,9% en los últimos 20 días.
La fruticultura del Alto Valle de Río Negro y Neuquén enfrenta un severo escenario por la pérdida de competitividad que está generando la devaluación en Brasil. El Real, la moneda de uno de los principales destinos de la pera y la manzana, no para de caer frente al dólar y complica el inicio de la temporada 2024/25.
La cotización perforó la barrera de los 6 reales por dólar sobre el final de la semana, y el Real acumula una caída de 5,9% desde el pasado 6 de noviembre, mientras que si se consideran los primeros once meses del año, la pérdida de valor del Real llega al 23,8%.
Hay dos factores clave que explican la dinámica del Real frente a la moneda estadounidense. La primera es el fortalecimiento global del Dólar tras el triunfo electoral de Donald Trump. La segunda es el rechazo del mercado financiero a los anuncios de ajuste realizados por el gobierno de Luiz Inacio Lula Da Silva.
Tal y como anticipaban los pronósticos, el regreso al poder del magnate republicano implicó de inmediato un Dólar robustecido frente a las monedas de los países emergentes del mundo. Al igual que con el Rublo en Rusia o con el Peso Mexicano, la devaluación de la moneda brasilera inició al otro día de las elecciones en Estados Unidos.
Entre enero y noviembre de este año el Real se ha devaluado un 24% frente al Dólar, y en el mismo lapso el peso se ha apreciado un 66%. El resultado es simple matemática: las importaciones resultan cada vez más baratas y al mismo tiempo se encarecen las exportaciones argentinas.
En tanto, puertas adentro del país carioca y mediante un giro ortodoxo que pretende ganar credibilidad frente a los mercados, Lula anunció un ajuste fiscal para 2025 que fue interpretado como insuficiente. El anuncio del ministro de hacienda brasilero Fernando Haddad, supone un ahorro de unos 70 billones de reales para los próximos dos años, e incluye un incremento de impuestos para los super ricos.
La noticia pone en serios aprietos la estrategia de atraso cambiario que mantiene el ministro de economía Luis Caputo desde el inicio de la gestión Milei. Mientras que el principal socio comercial argentino y primera potencia sudamericana devalúa su moneda, el Peso Argentino acumula una devaluación del 24% frente a una inflación interna del 107% en lo que va de 2024.
El escenario implica cada vez más presión sobre el peso y un golpe certero a la necesidad imperiosa de acumular reservas en el Banco Central argentino, con la intención de avanzar hacia el levantamiento definitivo del cepo cambiario.
El «efecto pinzas» sobre la fruticultura
La fuerte devaluación que registran las monedas emergentes en el mundo tras el triunfo de Trump, pone en serias dificultades a la fruta del Alto Valle de Río Negro y Neuquén en el inicio de la temporada 2024/25. No obstante, la evolución del Real es particularmente gravosa para la producción regional, dada la participación del principal socio comercial argentino en las exportaciones de peras y manzanas.
Aproximadamente un 40% de la producción frutícola de la región tiene como destino final Brasil, lo que representa ingresos por u$s 130 millones en los primeros diez meses de 2024. En volumen, el mercado brasilero implica para el Alto Valle unas 160.000 toneladas al año.
La ecuación es sencilla. Entre enero y noviembre de este año el Real se ha devaluado un 24% frente al Dólar, y en el mismo lapso el peso se ha apreciado un 66%. El resultado es simple matemática: con un Peso atrasado y las monedas de los países emergentes cayendo frente al Dólar, las importaciones resultan cada vez más baratas y al mismo tiempo se encarecen las exportaciones argentinas en los principales destinos de la producción nacional.
De esta forma, las perspectivas indican que la actividad frutícola enfrentará severas dificultades en el verano de 2025, por el «el efecto pinzas» que se erige sobre la actividad. La fruta se ve comprimida de un lado por el Peso «anclado» frente a costos internos que se mueven al ritmo de la inflación doméstica, y del otro por la devaluación del Real, que encarece la producción argentina en el exterior.
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