Joan Manuel Vezzato: “Ningún tipo de reforma laboral garantiza per sé una mejora en el empleo”
ENTREVISTA │ Joan Manuel Vezzato, politólogo (FundAr)
El régimen laboral argentino ha quedado desactualizado, y vuelve a hablarse de reforma. Investigadores de FundAr relevaron las reformas realizadas en España, México, Chile y EEUU. Joan Manuel Vezzato es uno de ellos y dialogó con PULSO.
PREGUNTA: ¿Tienen una mirada alternativa respecto al significado de una “reforma laboral”?
RESPUESTA: Sí. Intentamos contrastar con un paradigma que viene desde mediados de los años 70, y es la idea de la flexirregulación, la desregulación laboral, y que cada tanto vuelve como la solución al problema de la creación de empleo. La excusa es siempre la necesidad de agiornar las leyes laborales a los nuevos cambios del mundo del trabajo.
P: ¿De qué trata la investigación que realizaron en FundAr?
R: Tomamos cinco países con características disímiles entre sí, que han avanzado en reformas laborales modernas, y que no avanzan en desregulación, sino todo lo contrario, con mayor participación de los sindicatos, fortalecimiento de la institucionalidad sindical, de los elementos para regular los ingresos, por ejemplo los salarios mínimos.
Hay quienes imaginan un régimen de seis horas diarias o de cuatro días a la semana. Creo que no es una discusión tan ambiciosa. En Argentina tenemos una jornada de 48 horas semanales. Una reducción a jornadas de 40 horas semanales ya sería un avance.
P: ¿Cree que es necesario agiornar las leyes laborales?
R: Creo que es lógico, porque efectivamente los cambios del mundo del trabajo en los últimos 20 años fueron abismales, y entonces efectivamente hay que ir acomodando la legislación laboral a eso. Lo que nosotros mostramos es que ese reacomodamiento no necesariamente tiene que ver con la desregulación.
P: ¿Qué relevaron respecto a la extensión de la jornada laboral?
R: Efectivamente se está discutiendo. Por ejemplo, en México en este momento está avanzando el debate de la reducción de la jornada. En Chile ya se avanzó en la reducción. Ahí lo que hay para analizar es la reducción a partir de qué jornada. A veces se habla de la reducción de la jornada y algunos imaginan ir a un régimen de seis horas diarias, o de cuatro días a la semana. Creo que no es una discusión tan ambiciosa. En Argentina tenemos una jornada bastante extensa de 48 horas semanales. Una reducción a jornadas de 40 horas semanales ya sería un avance en ese sentido, y no parece algo alocado.
P: Se asocia “reforma laboral” al avance sobre los derechos laborales ¿qué sucede en el mundo?
R: Bueno, de hecho la iniciativa del gobierno a través del DNU implica justamente eso, con reducción de las indemnizaciones, ampliación de los periodos de prueba, y recortes en las regulaciones que tienen que ver con las sanciones por fraude laboral. En otros países está pasando lo contrario. España era un país que tenía una contratación del trabajo muy flexibilizada. Mucho trabajo temporal, muchos trabajadores que estaban registrados como trabajadores temporales, cuando en realidad eran trabajadores permanentes. Y ahí hubo una modificación muy fuerte. Quienes criticaban la reforma decían que eso iba a aumentar el desempleo, porque las empresas al tener que contratar obligatoriamente por tiempo indeterminado, iban a despedir más. Lo que se aprecia es que tras la reforma se desploma el trabajo temporal y mientras tanto el desempleo también siguió cayendo.
El empleo lo genera el crecimiento económico. Lo que permiten las reformas, en todo caso, es mejorar o empeorar la calidad del empleo.
P: ¿La reforma garantiza una mejora en el mercado laboral?
R: En las reformas laborales la premisa siempre es la creación de empleo. Nosotros resaltamos que ni una reforma laboral inclusiva, como estas que estamos citando, ni una reforma laboral flexibilizadora, como las que acostumbramos a discutir en la Argentina, generan empleo per sé. El empleo lo genera el crecimiento económico. Lo que permiten las reformas, en todo caso, es mejorar o empeorar la calidad del empleo.
P: ¿Qué han relevado respecto a los costos laborales?
R: La discusión suele girar en torno a regulaciones de costos laborales, o a contribuciones patronales diferenciadas según tamaños de empresas o tipos de sector. Pero el tema diferencial tiene que ver con los niveles de productividad. Hay estudios que analizan la productividad en las pequeñas empresas latinoamericanas en comparación con las pequeñas empresas europeas, y lo que se aprecia es un diferencial en la productividad enorme, que luego repercute en la capacidad de esas empresas para registrar a sus trabajadores. Efectivamente en España o Chile la informalidad es menor. El caso argentino es más profundo, proque en general en las pymes no llegan a cubrir la carga tributaria.
P: ¿Existen los convenios colectivos de trabajo en otros países?
R: Sí, existen. Depende mucho de cada país. Los acuerdos suelen ser por empresa. Entonces en la reforma de España por ejemplo, se fortaleció a los sindicatos en la negociación sectorial. La apuesta es a incorporar a los sindicatos en las discusiones. Los sistemas sindicales, tanto en Estados Unidos como en México, son bien distintos al nuestro y bien distintos al de España, pero en todos los casos lo que se intenta es, a partir de las características de cada uno de esos países, fortalecer la negociación.
P: ¿Qué opinan respecto a la coyuntura argentina?
R: El contexto inflacionario afecta a todos los trabajadores, pero sobre todo a los que no tienen institucionalidad laboral, o no tienen sindicatos que negocien. Al respecto decíamos, incluso antes del cambio de gobierno, que un plan de estabilización debía contemplar una política de ingresos que coordine negociaciones salariales con algún tipo de compensación para los trabajadores. Creemos que es importante aportar elementos al debate, porque pareciera que la única manera de reformar nuestro régimen laboral es una, y no es ni cerca lo que sucede en el mundo.
Perfil
Joan Manuel Vezzato es politólogo (Universidad de Buenos Aires) y maestrando en Sociología Económica (IDAES/UNSAM).
Es docente en la Universidad Nacional de La Matanza y parte del equipo de investigacióen FundAr.
Trabajó como analista de políticas industriales en la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo y como asesor parlamentario especializado en presupuesto en la Legislatura Porteña.
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