Habilidades blandas, lo que busca el mercado laboral

Tras la pandemia se pondera la capacidad de comunicar y la flexibilidad. El foco de la eficiencia se pone en lo relacional y la reacción frente al cambio.

Relaciones saludables. Una de las claves de la nueva normalidad laboral.

El paso de la pandemia transformó por completo la forma en que las personas trabajan, producen y se relacionan. El trabajo es una caja de resonancia directa de esas transformaciones, que han tenido lugar de forma imperceptible, pero que afectan la manera en que las empresas desarrollan y producen.

En este escenario, cobra especial relevancia lo que se conoce como “soft skills” o “habilidades blandas”. Las mismas consisten en rasgos de la personalidad, habilidades socioemocionales, de comunicación, lenguaje y hábitos que moldean los vínculos que los individuos establecen con otras personas.

Las habilidades blandas son rasgos de la personalidad, socioemocionales, de comunicación y lenguaje que moldean el vínculo con otras personas.

En el ambiente  laboral, las mismas son esenciales en tanto configuran la capacidad de los individuos para interactuar efectivamente con colegas, jefes y clientes, y son complementarias a las tradicionales habilidades duras y técnicas.

Un reciente estudio publicado por la consultora Randstad, especializada a nivel global en recursos humanos, identificó las seis habilidades blandas que, de acuerdo a su equipo de especialistas en gestión del talento, las organizaciones consideran indispensables para el trabajo actual en cualquier área o posición.

Las habilidades blandas cobran cada vez mayor relevancia. Muchas empresas priorizan el bagaje de competencias socioemocionales y de comunicación.

“Si bien las habilidades técnicas seguirán siendo demandadas por las organizaciones, las habilidades blandas están cobrando cada vez mayor relevancia en los procesos de reclutamiento, al punto de que muchas empresas están priorizando el bagaje de competencias socioemocionales y de comunicación que tiene un candidato por sobre su formación académica, diplomas y especialidades que posea”,  afirmó Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay.

“En un contexto en el que el cambio se instaló como una variable permanente, la flexibilidad, poder tomar distancia, no frustrarse y tener la capacidad de adaptarse a entornos en movimiento es una de las principales habilidades blandas que las empresas valoran particularmente”, agregó la especialista.

Las siguientes son las habilidades que los expertos de Randstad consideran esenciales para enfrentar un mercado laboral cada vez más interconectado e hiper tecnologizado.

1. Flexibilidad y adaptación al cambio

En  un contexto donde el cambio se ha instalado como la única constante, la capacidad de adaptación a cambios e imprevistos es un activo clave que todas las empresas valoran. Los departamentos de recursos humanos buscan candidatos que puedan acomodarse a distintas situaciones y puestos de trabajo, que sean flexibles y a la vez tengan el aplomo para afrontar con éxito cualquier desafío que se les presente.

La flexibilidad también se relaciona con la capacidad de integrarse de manera armónica en equipos de trabajo diversos, intergeneracionales y multiculturales, así como la capacidad de adquirir nuevos conocimientos y actualizarse permanentemente.

2. Comunicación

La habilidad comunicativa es otro de los factores más valorados por las empresas. La comunicación es clave para entornos laborales donde la mayoría de las veces los intercambios están mediados por la tecnología, a través de herramientas como las videollamadas, el email o el chat. Una comunicación efectiva resulta clave para poder tener un buen relacionamiento con jefes, colegas, colaboradores y clientes.

Ser comunicativo implica tener la habilidad de escuchar, ser honesto, abierto, empático y respetuoso con el otro. Supone la capacidad de observar, comprender y relacionar ideas y poder expresarlas de manera clara y ordenada. También la capacidad de hablar en público y presentar ideas frente a cualquier audiencia.

3. Organización y gestión del tiempo

La pandemia ha modificado la forma de trabajar y más que nunca se tiende al trabajo por objetivos, donde la organización, la autonomía y una buena gestión del tiempo son fundamentales tanto para la productividad como para el bienestar de las personas.

En un contexto donde muchas organizaciones viraron al trabajo 100% remoto o al trabajo mixto, la autogestión y una buena organización del tiempo están entre las habilidades más buscadas en los profesionales por los especialistas en recursos humanos. Estos factores están asociados a la vez con valores como la responsabilidad y el compromiso, y se ven reflejados en comportamientos como la puntualidad y la entrega a tiempo de tareas.

4. Trabajo en equipo

Hoy las organizaciones poseen estructuras cada vez más horizontales, con dotaciones diversas y heterogéneas, por lo que la capacidad de trabajar en equipo y en forma colaborativa resulta fundamental para cualquier posición.

Esto supone una buena predisposición para trabajar en proyectos comunes, generando relaciones de confianza entre los integrantes. Implica tener una postura colaborativa, que promueva la cooperación para hacer que el resultado del conjunto sea siempre muy superior a la suma de los aportes individuales.

5. Proactividad y capacidad resolutiva

La resolución de problemas es una competencia netamente humana que suma mucho a la hora de evaluar a los candidatos para una posición de responsabilidad y liderazgo. Una persona resolutiva es la que comprende los objetivos organizacionales y actúa en base a los mismos con rapidez y convicción.

Son personas proactivas, seguras de sí mismas, enfocadas, con capacidad de análisis y de acción, que pueden balancear de manera efectiva la mirada de largo plazo con la de corto.

6. Creatividad e innovación

La creatividad es la habilidad de encontrar soluciones innovadoras frente a problemas inesperados. Se relaciona con la observación, la imaginación, el ingenio y la intuición, con el animarse a plantear ideas novedosas que ayuden al crecimiento de la organización.

No es algo que sea necesariamente innato, sino que es parte de una actitud, una forma de pararse frente a los desafíos que puede desarrollarse. En algún punto, es un estado de insatisfacción que moviliza a las personas para salir de la zona de confort y buscar siempre ir hacia adelante y mejorar.


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