Gigante con pies de barro: cuáles son los fundamentos del «veranito económico» de Milei

La inflación retomó la senda a la baja en septiembre, los dólares financieros se mantienen estables y el riesgo país cae. El gobierno se aferra a tales datos como señal de recuperación. La contracara es el atraso cambiario, la escasa acumulación de reservas y la recesión con caída de ingresos reales.

Euforia. Tal es el estado de ánimo actual en el equipo económico liderado por el ministro de economía Luis Caputo. El dato de inflación de septiembre, la estabilidad del dólar, y la caída del riesgo país, configuran en los últimos días algo así como un «veranito económico» al cual se aferran en el oficialismo como señal de los primeros «brotes verdes» de recuperación.

Al combo de buenas noticias hay que agregar dos que no solo generaron satisfacción sino alivio. La primera es que el directorio del FMI aprobó la reducción de los sobrecargos a los países deudores como Argentina, Ucrania o Egipto. La noticia implica un ahorro de al menos u$s 3.200 millones.

La segunda es que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció que destinará u$s 3.800 millones en asistencia para la Argentina. El anuncio lo realizó el presidente de la entidad Ilan Goldfajn, quien detalló que el BID desembolsará un total de u$s 2.400 millones de forma directa sobre el sector púiblico, y otros u$s 1.400 millones sobre el sector privado a través de BID Invest.
Agua en el desierto.

El conjunto de noticias positivas permite al gobierno de Javier Milei superar dos semanas muy complejas marcadas por la publicación de los datos de pobreza del primer semestre y por la multitudinaria marcha federal universitaria. Como contracara, tanto el relato oficial como los operadores de mercado anclan el optimismo en tres fundamentos clave: inflación, dólar y riesgo país.

El dato de inflación de septiembre, la estabilidad del dólar financiero y la baja del riesgo país, los motivos del optimismo oficial. Además, el FMI redujo los sobrecargos y el BID prometió enviar u$s 3.800 millones.

El 3,5% registrado en el noveno mes del año le devuelve al gobierno su barco insignia: la lucha contra la inflación. Durante cuatro meses el registro mensual de inflación se había estancado en torno al 4% y no lograba perforar ese piso. Con ese antecedente, toda la expectativa giraba en torno a si el gobierno lograría reencauzar la tendencia a la baja. El dato publicado el jueves, se gritó como un gol.

En materia cambiaria, las pantallas muestran que los dólares financieros han sostenido una marcada tendencia a la baja el último mes. El Dólar MEP cotiza hoy $1.137, un 7,5% por debajo de los $1.226 de hace 30 días y 20% por debajo del máximo de $1.428 registrados a principios de julio. El Contado con Liquidación (CCL) muestra una tendencia similar. El dato le sirvió al presidente para volver a cargar contra sus colegas economistas que anticipaban una fuerte devaluación.

Respecto al escenario financiero, el gobierno atraviesa una de las mejores semanas desde que asumió, con papeles argentinos en verde en las principales pizarras globales y el riesgo país en franco descenso. El sobrecosto de la deuda argentina cayó un 21% el último mes, pasando de los 1.400 puntos básicos a mediados de septiembre, a los actuales 1.106.


Pies de barro


El principal peligro que se esconde detrás del desmesurado optimismo que permean por estas horas las usinas oficiales de información, es el cortoplacismo que subyace los datos positivos conocidos esta semana y lo endeble que lucen los fundamentos de esos mismos datos.

El gobierno nacional mantiene una mirada monetarista acerca de la inflación y solo reconoce la evolución de los agregados monetarios como causa única para la dinámica de los precios minoristas. Desde el minuto cero el plan de batalla de la gestión Milei contra la inflación, fue achicar el gasto público, eliminar el déficit fiscal, y erradicar la asistencia monetaria al tesoro nacional para saldar el rojo operativo del Estado.

Con esa dirección, el Banco Central (BCRA) anunció en el mes de julio que la Base Monetaria amplia se había reducido un 36% en términos reales durante el primer semestre de gestión, y que ese mismo agregado monetario quedaría fijo en una suma real equivalente a la que existía previo a la reimplantación del cepo en 2019. No obstante y pese a semejante apretón monetario, la inflación sigue lejos de alcanzar el objetivo mensual del 2%.

«El gobierno de Javier Milei tendrá en los primeros doce meses una inflación de 173% y una inflación en dólares del 104% o 105%. Nadie puede hablar de un proceso de desinflación exitoso con esos números»

Diego Giacomini, economista liberal

Los especialistas insisten en el atraso del tipo de cambio oficial y ya hablan de «inflación contenida». Dicho de otra forma, la estrategia de ponerle lastre al precio del dólar oficial en relación al resto de los precios de la economía (crowling peg) no es otra cosa que el ancla cambiaria a las que tantas veces acudió el kirchnerismo para contener los precios internos.

El gobierno abandonó hace tiempo su romántica cruzada rumbo a la dolarización, pero nunca claudicó en relación al crowling peg mensual del tipo de cambio oficial, establecido desde enero en el 2%. Tras la devaluación de 118% aplicada en diciembre, la cotización del dólar oficial creció 18% entre enero y septiembre. En el mismo lapso, la inflación fue del 101% según el propio Indec.

En definitiva, es imposible cantar victoria sobre la inflación mientras siga existiendo cepo cambiario. Y si a ello se le agrega tipo de cambio oficial progresivamente atrasado, el salto en la cotización del día en que se libere el mercado cambiario, promete ser mayor. El encargado de ponerlo en palabras, fue nada menos que el economista Diego Giacomini, ex ladero del presidente Javier Milei y co autor de dos de sus libros.

Ex. La crítica más cruda al plan económico, en boca de Diego Giacomini, co autor de dos de los libros de Milei.

«Milei sabe que si abre el cepo, le salta el dólar, se le acelera la inflación y se le acaba la mentira», sentenció Giacomini en una entrevista dominical con Ámbito. «Si yo asumo que la inflación en los próximos dos meses queda en torno al 3,5%, el gobierno de Javier Milei tendrá en los primeros doce meses una inflación de 173% y una inflación en dólares del 104% o 105%. Nadie puede hablar de un proceso de desinflación exitoso con esos números», agregó.

En relación a la baja de los dólares financieros, hay una decisión que fue determinante. El gobierno decidió en agosto «esterilizar» la emisión de pesos resultante de las compras de divisas del Banco Central. Cada vez que el BCRA compra dólares (a precio oficial atrasado) aumentan las reservas y emite pesos. Para eliminar esa emisión, la entidad vende reservas (a precio libre) en el canal financiero, para quitar de circulación esos pesos.

La estrategia tiene como fin quitar de circulación los pesos que se emiten al acumular reservas, pero tiene dos efectos secundarios. Por un lado, hace más lenta la acumulación de reservas del BCRA (requisito comprometido con el FMI). Por el otro, le da fluidez a la oferta de divisas en el canal paralelo. Allí se explica gran parte de la baja del tipo de cambio financiero en los últimos dos meses.

Es imposible cantar victoria sobre la inflación mientras siga existiendo cepo cambiario. Y si a ello se le agrega tipo de cambio oficial atrasado, el salto en la cotización del día en que se libere el mercado cambiario, promete ser mayor.

En cuanto al riesgo país, los fundamentos del optimismo son todavía más volátiles. El índice elaborado por la banca Morgan Stanley señala la capacidad que tiene el país de repagar su deuda en tiempo y forma. La eliminación temporal del déficit fiscal, la senda a la baja de la inflación, y el aval legislativo que cosechó el gobierno el último mes, son reflejados por la caída de ese sobre precio que paga la deuda argentina.

En pocas palabras, el riesgo país habla de las expectativas que tienen los acreedores acerca de Argentina. Sin embargo, nada dice el riesgo país respecto a las expectativas que tienen los argentinos respecto a la Argentina, y a la capacidad del entramado social y productivo, de seguir sosteniendo con caída de ingresos reales la recesión resultante del ajuste.

La economista Marina Dal Pogetto de la consultora Eco Go lo expresó con claridad en diálogo con RÍO NEGRO. «La pregunta del millón es hasta donde la sociedad se banca el ajuste», señaló. La figura refiere a que el fundamento de la caída en la inflación es la parálisis en el nivel de actividad y el deterioro del salario real.

Tal es el síntoma que no refleja la evolución a la baja del riesgo país. En definitiva, es muy posible que el gobierno de Javier Milei logre mejorar la capacidad de afrontar los compromisos financieros en el mediano plazo, generando euforia financiera. Muy diferente es que ello se traduzca en una mejorar real y sostenible en la capacidad productiva y en especial, en la calidad de vida de las mayorías.


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