Gasoducto Néstor Kirchner: la gran apuesta del Gobierno, a salvo del ajuste del gasto público

Uno de los puntos más controversiales del paquete económico implementado por el Gobierno nacional para hacer frente a la inflación y sus posibles consecuencias es la ausencia de medidas tendientes a la austeridad fiscal y a la reducción de la emisión, la raíz misma del problema inflacionario. Sin embargo, el ajuste (o el «orden fiscal», como prefieren llamarlo en el oficialismo) es una de las insignias de la gestión de Sergio Massa.

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No es antojadizo. Primero, la reducción del déficit fiscal como porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) es una de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco del Acuerdo de Facilidades Extendidas (meta que, por cierto, se incumplió en el primer trimestre del año). Segundo, la extraordinaria sequía ocasionó una fuerte caída nominal de la recaudación impositiva por derechos de exportación, lo cual restringe el margen para expandir el gasto. Tercero, la inflación está fuera de control.

Abril marcó la continuidad de la reducción en términos reales del gasto público. Es decir, siguió aumentando, pero por debajo de la inflación. De acuerdo con el Monitor de Ajuste del Gasto Semanal de la consultora Analytica en la cuarta y última semana de abril el gasto público primario cayó un 2,9% respecto de igual semana de marzo y un 14,2% en términos interanuales. Sin embargo, no todas las erogaciones del Estado mostraron la misma tendencia.

Destaca el crecimiento del gasto en obra pública, que en términos reales e interanuales se expandió nada más ni nada menos que un 30,7%. No obstante, el comportamiento dentro de ese gran ítem no es homogéneo, y hay una obra en particular que explicó en gran medida ese porcentaje: el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK). Durante la última semana de abril, los envíos de fondos a la compañía estatal encargada de la megaobra (Integración Energética Argentina SA) alcanzó los 48.586 millones de pesos, informó Analytica.

Esta obra es considerada estratégica por el Gobierno, tanto desde lo económico como desde lo político. En cuanto a lo económico, permitirá ahorrar miles de millones de dólares al año en importaciones de energía y apuntalará el desarrollo del sector gasífero de Vaca Muerta.

En lo que refiere a lo político, tradicionalmente la obra pública es utilizada como un caballito de batalla en la previa de las contiendas electorales, tanto por el impacto mediático de sus inauguraciones como por la generación de empleo que implica. En este caso, y ante el complejo panorama macroeconómico, todos los cañones apuntan a un solo objetivo: el Gasoducto. De hecho, casual o no, su inauguración está prevista para el 20 de junio, 4 días antes de la fecha límite para la presentación de las listas de precandidatos.

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