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Fruticultura en el Alto Valle: el dólar fuerte, la debilidad para la temporada 2025

Mientras se aproxima al puerto de San Antonio Este el primer barco en busca de frutas de la región, en el sector se multiplican los interrogantes en torno a los precios de exportación. En la victoria de Trump, el atraso cambiario y la calidad de la fruta radican las claves.

La temporada 2025 de peras y manzanas en Río Negro y Neuquén ya comenzó y se perfila desafiante. El contexto internacional es más adverso que el que existía un año atrás, y exacerba los inconvenientes específicos de la actividad local y las complejidades de la macro argentina. 

Se prevé que el próximo 4 de febrero zarpe el primer barco con frutas de la región desde el puerto de San Antonio Este, a donde arribará mañana jueves por la noche. El destino será Estados Unidos, el mismo lugar donde las nuevas complejidades internacionales parecen tener origen. 

La sabida intención de Donald Trump, reelecto presidente de la potencia norteamericana, de fortalecer el dólar podría jugarles una mala pasada a los productores de peras y manzanas del Alto Valle. Las primeras consecuencias del retorno al poder del republicano ya se evidencian. 

Este renovado entorno global magnifica las complejidades macroeconómicas nacionales y las especificidades sectoriales. Entre las primeras, destaca la cada vez más notoria apreciación cambiaria. Entre las segundas, un factor promete colocarse en el centro del debate: la calidad de la fruta. 

Qué pasa en el mundo: el impacto de Trump y el dólar fuerte en la fruticultura

La fruticultura de Río Negro y Neuquén dio inicio a una nueva cosecha de peras y manzanas, productos emblemáticos de sus valles. En los meses que transcurrieron desde la anterior, el panorama económico global ha cambiado mucho.  

Uno de los hechos que más alteraciones provocó fue la candidatura presidencial de Donald Trump en Estados Unidos y su posterior victoria en los comicios celebrados el 5 de noviembre. Su lema es “hacer América grande otra vez”, pero su promesa concreta ha sido “hacer el dólar fuerte otra vez”

Un primer reflejo de ello es la reciente advertencia a los países que integran el bloque de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica): si crean una moneda para sustituir al dólar en sus intercambios comerciales, Estados Unidos les impondrá un arancel del 100%

Por tratarse de la moneda de referencia a nivel mundial, un dólar más caro contribuye al debilitamiento de otras monedas.

Por su parte, los posibles recortes impositivos, desregulaciones y políticas proteccionistas en Estados Unidos podrían estimular la actividad económica, los ingresos de capitales y, quizás, moderar o frenar la estrategia de baja de tasas de la Reserva Federal. Tal y como sucedió en el anterior mandato de Trump, estos factores fortalecerían el dólar. 

Por tratarse de la moneda de referencia a nivel mundial, un dólar más caro contribuye al debilitamiento de otras monedas (paridad). Las expectativas ya han hecho de las suyas, y muchos países sufrieron devaluaciones una vez que se conocieron la candidatura y el triunfo de Trump.  

Es aquí donde la fruticultura local acusa un impacto considerable. Por ejemplo, el real brasilero está hoy un 16,4% más devaluado que un año atrás, mientras que el rublo ruso cayó un 9% en el mismo período. Para dimensionar este golpe, considérese que Brasil y Rusia fueron los principales destinos de exportaciones de peras rionegrinas y neuquinas en 2024, representando en conjunto más de la mitad de los envíos. Así se desprende del último mensuario frutícola del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa). 

Un dólar más fuerte implica que los fruticultores recibirían menos dólares por la misma cantidad de frutas que hace un año. “La paridad de monedas es la condición más dura para la fruticultura local en esta temporada, lo que te rinde en dólares una venta a Brasil o a Rusia es un precio significativamente menor por la paridad”, señaló un reconocido analista del mercado que pidió mantener su nombre bajo reserva. 

Nicolás Sánchez, presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), se mostró preocupado por este panorama, y se refirió también al debilitamiento del euro: el mismo se depreció casi un 4% frente al dólar en el último año. “Le estamos vendiendo menos a Europa por un problema de paridad”, agregó el especialista consultado. 

Los productores no solo recibirían menos dólares por cada tonelada exportada, sino que además tendrían que pesificarlos a un tipo de cambio real atrasado fronteras adentro

Qué pasa en Argentina: apreciación del peso y más costos para exportadores

A lo largo del 2024, el peso argentino se ha devaluado nominalmente un 2% por mes en el mercado oficial, y a una tasa menor en los segmentos paralelos. En el mismo lapso, la inflación efectiva promedio fue de un 6,7% mensual

El resultado de esta dinámica es una fuerte apreciación real de la moneda nacional. Si hacemos el análisis contra el dólar, se observa que el tipo de cambio real entre Argentina y Estados Unidos cayó (se apreció) casi un tercio a lo largo del último año. Así lo revela el Banco Central de la República Argentina (BCRA). 

Para los sectores de actividad orientados a la exportación (como la fruticultura local), esta situación provoca un incremento de costos en dólares por encima del incremento de sus ingresos en dólares. En el plano microeconómico, se erosionan los márgenes de rentabilidad de las empresas y se dificulta la colocación de sus productos en los mercados foráneos, ya que el traslado de costos a precios deteriora la competitividad. En el plano macroeconómico, los saldos en las cuentas externas se ven resentidos. 

Estamos caros en dólares, por la alta inflación que tuvimos el año pasado con un dólar anclado, hay que ver cómo evoluciona”, indicó el presidente de la CAFI. Sin embargo, señaló como positivo la expectativa de desaceleración inflacionaria. “Peor sería un dólar anclado con inflación en alza”, agregó. 

El analista de mercado consultado, por su parte, señaló que el cambio de condiciones macroeconómicas significa todo un desafío para la fruticultura local. «Venimos de una economía acostumbrada a manejarse financieramente, donde el combustible de los negocios financieros era la inflación; el caos inflacionario generaba ingresos extraordinarios«, sostuvo el especialista. En ese sentido, agregó: “cuando vos cortás ese modelo y les quitás la inflación, las economías no pueden empezar a funcionar; ese es el principal problema de lo que yo llamo los delays en las decisiones”, explicó. 

«Estamos caros en dólares, por la alta inflación que tuvimos el año pasado con un dólar anclado.»

Nicolás Sánchez, presidente de la CAFI.

Trasladado a la fruticultura regional, en particular, consideró que las decisiones deben apuntar fundamentalmente a la mejora de la calidad de peras y manzanas producidas. 

Qué pasa en el Alto Valle: la calidad de la fruta como desafío clave

El sector de peras y manzanas de Río Negro y Neuquén ya no es lo que era: hay consenso al respecto. Lo que sí es objeto de discusión es la causa principal del declive productivo, y las acciones que deben tomarse para revertirlo

Según el especialista consultado, el 60% de la descapitalización del valle fue por el deterioro de calidad de fruta. “En el 2015 pasamos de tener prácticamente toda la producción de frutas de primera y segunda categoría a que el 40% de la oferta sea de tercera y cuarta categoría”, indicó. 

Consideró que los negocios financieros, junto a otros factores coyunturales favorables, cooperaron para que esta forma de producir se sostenga en el tiempo. Sin embargo, advierte que el actual panorama, marcado por una paridad de monedas más desfavorable con aumento interno de costos en dólares, dificultará la colocación de frutas de calidad inferior en el exterior.  

«Vamos a empezar a escuchar gente que se queja de que no le compran la pera, el deterioro de monedas va a hacer que haya menos posibilidad de pagar un precio en dólares por la fruta de tercera y cuarta calidad.»

Analista de mercado.

Vamos a empezar a escuchar gente que se queja de que no le compran la pera, el deterioro de monedas va a hacer que haya menos posibilidad de pagar un precio en dólares por la fruta de tercera y cuarta calidad, y por la de primera y segunda calidad van a poder pagar menos.”, sostuvo el experto, y proyectó que la temporada será “muy difícil”. “Lo único que les quedará para las peras y manzanas de tercera y cuarta es intentar venderlas en el mercado interno; si no, es pérdida», pronosticó.  

Por ello, entiende que el eje central para la competitividad de sector frutícola debe ser el replanteo de estrategias enfocadas en la calidad y no estima necesarias (ni viables) inversiones masivas para la replantación de variedades. El camino, en su opinión, es hacer mejor lo que ya se hace en lugar de hacer algo distinto. 

Por ello, hizo hincapié en la importancia de nuevas inversiones en capital de trabajo, “para que todas las tareas culturales que hay que hacer en las chacras sean las adecuadas”. Esto incluye la mejora de maquinaria, la instalación de mallas antigranizo, mejoramiento de poda, raleo y aplicaciones sanitarias, etc. 

La asunción de Trump, a su entender, también podría significar ventajas a mediano plazo para la fruticultura de Neuquén y Río Negro, y el sector debe prepararse para aprovecharlas. Entre los aspectos positivos mencionados se encuentra la eventual apertura de mercados, ya que algunos países podrían dejar de importar fruta estadounidense como represalias por las anunciadas medidas proteccionistas de Trump. Asimismo, un tratado de libre comercio con la potencia norteamericana podría significar una oportunidad para la pera del Alto Valle. 


La temporada 2025 de peras y manzanas en Río Negro y Neuquén ya comenzó y se perfila desafiante. El contexto internacional es más adverso que el que existía un año atrás, y exacerba los inconvenientes específicos de la actividad local y las complejidades de la macro argentina. 

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