“Es la economía, estúpido”, el axioma rumbo a las elecciones

La economía vota | En un escenario signado por la inflación y el frenesí cambiario, se respira aire de cambio profundo. Corrupción, inseguridad o género, en un segundo plano.

Traslado. El frenesí cambiario se vio reflejado de inmediato en la actividad comercial.

Un “cambio de Era” sucede cuando existe un “gran reseteo, en donde todas las estructuras económicas, políticas, legales, tecnológicas, filosóficas, empresariales, individuales, mutan de forma irreversible”. La definición pertenece a Jaqueline Pels, directora del Espacio de Negocios Inclusivos de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella.

La categoría “Era” es abarcativa, amplia, inclusiva, y e implica una caracterización que va mucho más alla que la simple coyuntura de un país. No obstante, considerando las estructuras de dicho país como un todo, y la crisis profunda y estructural que se advierte en dimensiones como la economía, la política, la moral, la ética, o las relaciones sociales, existe espacio suficiente para aventurar que la Argentina transita por un “cambio de Era”.

A solo una semana de las elecciones más inciertas desde el regreso a la democracia, se respira un clamor general por cambios radicales.

La inflación o el dólar son más punzantes en para la opinión pública que la inseguridad, la educación, los derechos humanos, o las cuestiones de género.

En las últimas cuatro décadas hubo al menos dos momentos históricos en los que la crisis económica se llevó puesto el statu quo, y dio a luz un nuevo escenario de relaciones sociales y políticas. En ambos casos una mega crisis económica significó un cambio de paradigma, que inauguró una nueva etapa económica, social y política.

La crisis de 1989 implicó el final de la etapa post dictadura y el inicio de la experiencia neoliberal y aperturista de los ‘90. La crisis de 2001, clausuró a su vez la década de libremercado, privatizaciones y desregulación laboral, para dar lugar a una nueva etapa proteccionista y de presencia estatal y nacional en los mercados.

Sin embargo, nunca antes en 40 años, se verificó semejante nivel de incertidumbre pre electoral. Un desconcierto general, incluso entre especialistas, respecto al posible rumbo del país dentro de apenas 60 días. Miedo generalizado al trauma de las crisis que están grabadas en la memoria colectiva, que deriva luego en la exacerbación del pánico por los precios, los ahorros, las inversiones, o el dólar.

Fiebre. La incertidumbre pre electoral generó una corrida que llevó el paralelo por encima de los $1.000.

¿Qué puede suceder? ¿Podrán las propuestas más radicales materializarse verdaderamente? ¿Las opciones tradicionales pueden evitar que el giro a la ortodoxia suceda?

Ni siquiera tales inquietudes existenciales impiden que las mayorías opten por aventurarse a lo desconocido en desmedro de aquellas opciones que ofrecen mayores certezas, pero lucen manchadas, ajadas, trilladas.

Pretender responder acerca de lo desconocido, puede resultar en un futurismo de bazar. Pero existen señales, mojones, hitos que habilitan cierta lectura de contexto para significar a trazo grueso una idea del “hacia dónde vamos”. O quizá del “hacia dónde no vamos”.

Es la economía estúpido!


La frase fue acuñada por los equipos de campaña de Bill Clinton para las elecciones presidenciales de EEUU en 1992, y desde entonces se ha transformado en un axioma que describe la preponderancia de los tópicos económicos en las preferencias del electorado, por sobre otros temas de relevancia social.

El tiempo que viene para la Argentina está lejos de aquella patria grande progresista latinoamericana que esbozaran Néstor Kirchner, Lula da Silva, Evo Morales, Hugo Chavez y José Mujica. La dirección parece ser exactamente la contraria, gane quien gane las elecciones.

Si el interrogante es “qué tan conocido” puede ser el terreno al que se adentra la realidad el país en 2023, las respuestas tal vez hay que buscarlas en aquel “péndulo argentino” que supo describir Marcelo Diamand en 1981. El péndulo parece haber llegado a su punto de aceleración cero en dirección al progresismo socialdemócrata, y comienza su marcha sin pausa hacia el extremo liberal.

Dato

12,7%
La inflación registrada durante el mes de septiembre. El acumulado anual ya acumula un 138%.

No hay que retroceder demasiado en la historia reciente para encontrar un modelo signado por una reducción profunda del empleo público, un Estado acotado, mercados desregulados, libre entrada y salida de capitales, arancel cero a las importaciones, privatizaciones, flexibilización laboral, y sistema de capitalización privado para las prestaciones previsionales. También un esquema monetario de equivalencia convertible entre el peso y el dólar.

Mientras millones de personas se ilusionan con emprender un apasionante viaje a la Atlántida de la dolarización, el anarco capitalismo y las libertades individuales extremas, Argentina puede llegar a encontrarse muy pronto recorriendo caminos que ya ha transitado. Ello sin importar quien conduzca la nave.

Dato

166%
La brecha cambiaria tras la corrida de esta semana y a solo 7 días de las elecciones.

De algo estamos seguros, y es que como nunca en un par de décadas la economía es el núcleo central de los malestares. Lo que suceda con la inflación o el dólar es más punzante en términos de opinión pública que la inseguridad, la calidad educativa, los derechos humanos, o las cuestiones de género. La prevalencia de los temas económicos implica que la sociedad sea incluso más impermeable que en otros momentos históricos a los escándalos ligados a la corrupción o los abusos como los de Insaurralde, Chocolate o Melconian.

Con este sesgo de dirección lo suficientemente claro como para entender que se avecinan cambios profundos, vale entonces repasar la información disponible e intentar componer un panorama de lo que puede resultar luego de las elecciones del próximo domingo debajo del tinglado de la política argenta.

Solo sé que no se nada


“Mirá, yo no tengo idea de lo que puede llegar a suceder si gana Milei. Lo que tengo claro es que el loco no se casa con nadie y que va a hacer que explote todo. Y capaz eso es lo que hace falta, que vuele todo por los aires, y empezar de cero sin kirchneristas, sin macristas, sin grieta”.

El relato es una transcripción casi textual de la charla entre este cronista y un taxista marplatense. Un diálogo que revela cansancio, hastío, hartazgo, hambre de respuestas diferentes. Probablemente los catalizadores más potentes del resultado electoral del presente año.

Pero lo más llamativo es que un argumento sorprendentemente similar se escucha en boca de trabajadores formales o informales, hombres o mujeres de negocio, profesionales, o comerciantes. El síntoma es general. Esta vez el “cambio” no es una simple consigna, o el nombre de una coalición que intenta darle identidad al rejunte de las partes.

Esta vez el “cambio” no es una simple consigna, o el nombre de una coalición que intenta darle identidad al rejunte de las partes.

La mirada de los especialistas da cuenta de la intrincada e inusual complejidad que reviste el escenario político-económico.

En diálogo con Diario RÍO NEGRO, el politólogo Gustavo Córdoba explica que estamos ante una “resignificación de la representación política” en Argentina. “Lo que observamos es un reacomodamiento del escenario político argentino” indica Córdoba. Agrega que “Juntos por el Cambio pelea por sobrevivir como espacio a la elección, y probablemente no lo logre. Con los números de Massa en las PASO, el peronismo confirma que perdió en el camino a un 20% de su electorado histórico en una elección presidencial. Y el votante medio de La Libertad Avanza, vota a Milei a pesar de Milei”.

Sobre este último tópico, Córdoba explica que hay al menos un tercio del electorado que pretende clausurar definitivamente una etapa, sin pensar demasiado en las consecuencias.

Dato

$1.050
El máximo registro que del tipo de cambio informal durante la última semana. Finalmente se estabilizó sobre el cierre en torno a $980.

El especialista no duda en señalar que la economía es el único motor de la elección en 2023, y que cualquier otro tópico del debate público sucumbe ante la potencia de los problemas macroeconómicos.

En una reciente entrevista con la cadena NTN24, el analista político Claudio Marangoni señaló que la fortaleza de Milei se basa principalmente en el anti peronismo de buena parte del electorado, que en algún momento pudo haber encontrado en Bullrich la representación de sus ideas, pero que ante una polarización entre Sergio Massa y el libertario, no dudaría en votar a La Libertad Avanza.

Por su parte, en diálogo exclusivo con RÍO NEGRO, el doctor en ciencia política Sergio Berensztein también reconoce un “contexto irregular” signado absolutamente por la dinámica explosiva del mercado cambiario y el conjunto de restricciones que pesan sobre el conjunto de la economía. En este sentido, Berensztein plantea tres interrogantes para la semana que comienza y para la coyuntura inmediatamente posterior a las elecciones generales.

Vemos a un Milei que propaga la crisis opinando más como un panelista de TV que como el candidato vencedor de las PASO.

Sergio Berensztein, doctor en ciencias políticas.

“La primer pregunta es cuál va a ser el impacto en las preferencias de los electores del escenario que se verificó en las semanas posteriores a las PASO, y si puede mutar el resultado registrado en las elecciones primarias”, indicó Berensztein. “Vemos a un Milei que propaga la crisis opinando más como un panelista de TV que como el candidato vencedor de las PASO. No termina de asumir el rol de potencial Presidente”, agregó.

Según el especialista, en lo inmediato el segundo interrogante es “¿Cuánto peor podemos llegar a estar antes del 22 de octubre?”.

Por último, Berensztein se pregunta “¿Qué pueden hacer los candidatos respecto a la coyuntura?”. El interrogante es válido incluso después del 22 de octubre, considerando la posibilidad cierta de una segunda vuelta en noviembre, y que la asunción del nuevo gobierno sucederá recien el 10 de diciembre.

Bullrich tiene como plusvalor el equipo de gestión que la acompaña, de extensa experiencia en la gestión.

Sergio Berensztein, doctor en ciencias políticas.

Al respecto, el politólogo explica que la realidad le impone a Massa mantener la prudencia hasta fin de año. Indica que para ser electo, el ministro de economía “requiere dos milagros”. El primero es mantener las chances pese al desbarajuste económico, lo cual ya está logrando. El segundo es ser electo aún pese a dicho desbarajuste, lo que luce mucho más difícil, pero no imposible.

Agrega además que Milei necesita recuperar la voz de los profesionales de trayectoria que supieron sostener la candidatura del libertario antes de agosto, como Diana Mondino, Carlos Rodriguez o Emilio Ocampo, los cuales se han ido corriendo paulatinamente de la escena pública.

Por último agrega que Bullrich tiene como plusvalor el equipo de gestión que la acompaña, de extensa experiencia en la gestión, pero que a pocos días de la elección todavía necesita crecer en cuanto al volumen de su propuesta.


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