El pragmatismo comienza a ganarle la pulseada al dogma libertario

La idea radical de libre mercado queda cada vez más escondida, y el intervencionismo comienza a ser la herramienta práctica preferida del gobierno. El presidente Milei afirmó que “es posible crecer con cepo”, la oposición “cedió” gastos reservados millonarios y la intervención cambiaria ya es mayor a la de Massa.

“Es interesante, todo el mundo ve el milagro, menos los argentinos”. Fue una de las tantas frases resonantes que arrojó Javier Milei esta semana durante su exposición en el Council of the Americas, un reducto histórico del “círculo rojo”, donde el mandatario siente que puede fluir como pez en el agua.


El presidente dedicó un largo pasaje de su discurso ante funcionarios y mega empresarios, a destacar el proceso de “estabilización de corto plazo” con un “diseño agresivo en materia fiscal y monetaria”, y se animó a aventurar que eso será posible también a largo plazo.


Convencido de los elogios que recibe cada vez que emprende uno de sus asiduos viajes al exterior, el presidente no admite las críticas que recibe de buena parte de la cátedra liberal ortodoxa argenta, de la que se siente integrante privilegiado.


Cierto es que quienes admiran en el mundo al emblema de “las ideas de la libertad”, observan la dinámica macroeconómica “desde afuera” y en general, siendo acreedores de Argentina “en dólares”. Los argentinos que “no la ven”, en cambio, padecen los avatares de la recesión “desde adentro” y con ingresos en pesos. Tal vez sea una buena punta para comprender la inconsistencia que gusta señalar el mandatario.


No obstante, hubo una de las definiciones de Milei que describe a la perfección el sendero que comienza a percibirse en el perfil de la gestión libertaria en materia económica.
“Es falso que no se puede crecer mientras esté el cepo, eso es una falacia también”, arrojó el presidente frente a la mirada atónita de los presentes.


Ni siquiera hay que remontarse demasiado atrás en el tiempo para encontrar el registro del propio Milei, explicando en tono desaforado todas las distorsiones y restricciones que genera el sistema de control de cambios que supo instaurar Cristina Fernández, que reinstauró Mauricio Macri, y que el gobierno de La Libertad Avanza decidió sostener.


Una confirmación empírica más, para el “teorema de Baglini”. Al momento de asumir el poder, las premisas más disruptivas y radicales, suelen dar lugar progresivamente al pragmatismo.
El Milei presidente debe lidiar con el daño potencial que significaría levantar el cepo. Y no solo eso. Necesita además, encontrar argumentos razonables para defender la decisión de no eliminar las restricciones de las que tanto renegaba en su piel de candidato.


No hay plata (al menos para algunas cosas)


Es el discurso más emblemático y el principal “leit motiv” del ajuste: no hay plata.
Lo llamativo es que habiendo transcurrido todo un semestre de recortes furiosos en el gasto, a la consigna pareciera faltarle el corolario: “no hay plata, al menos para algunas cosas”. El correlato es inmediato: “para otras cosas, sí hay plata”.


La Cámara de Diputados de la Nación fue escenario esta semana de la prueba más cabal de que la canilla de los recursos del Estado puede abrirse o cerrarse de forma discrecional, pero sobre todas las cosas, en base a los tiempos de la política.


La bancada radical encabezada por Rodrigo De Loredo, impulsaban un proyecto de ley para la actualización automática del presupuesto universitario. El telón de fondo es la estrategia que desplegó Luis Caputo en los primeros meses de 2024, “pisando” el envío de fondos a las universidades, y actualizando los mismos de forma discrecional.


El trámite legislativo obtuvo media sanción y establece una actualización bimestral que considera un 50% la inflación oficial en el periodo (Indec), un 25% el tipo de cambio, y un 25% el costo de los servicios públicos. Hasta allí, la impresión es que por primera vez en la gestión libertaria, la lógica se impuso a la urgencia del ajuste. Pero el punto es en realidad la prenda de cambio que los radicales resignaron para obtener la media sanción.


La última semana de julio, el Poder Ejecutivo promulgó el DNU 656/24 mediante el cual otorgó $100.000 millones para gastos reservados a la renovada Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
La oposición liderada por la Coalición Cívica (CC) y la UCR, buscaba por todos los medios que el DNU 656/24 se trate en el recinto, y que se bloquee el uso de los fondos.

Monje negro. Santiago Caputo, con libertad para gastar millones sin rendir cuentas.

En ese marco, el diputado Maxi Ferraro de la CC, denunció que en la plataforma de presupuesto abierto de la Nación, se registraba que el 80% de los $100.000 millones autorizados a la SIDE hace apenas tres semanas, ya habían sido erogados.

La estimación de Ferraro agregaba que el gasto equivale a u$s 3 millones diarios para inteligencia, en un contexto en que “no hay plata” para los jubilados, para las universidades, o para los comedores sociales que atienden lo más crudo de la recesión entre los más humildes. Desde la Casa Rosada se apresuraron a aclarar que los $80.000 millones que señala Ferraro, son fondos “devengados”, pero aún “no erogados”.

A cambio del presupuesto universitario, la oposicón cedió y el DNU que habilita los fondos reservados para la SIDE quedará vigente.


Verdaderamente se trata de fondos que no requieren rendición alguna, y que hoy están en manos de Santiago Caputo. Un funcionario que se sienta a la mesa chica de las decisiones de gobierno junto al presidente y su hermana Karina, pero que opera virtualmente “desde las sombras”, sin ningún tipo de cargo o nombramiento formal en la estructura del Estado nacional.


Dicho de otra forma, en medio del ajuste más rabioso en cuatro décadas, Santiago Caputo no es funcionario pero tiene “billetera libre” para gastar sin control ni rendición de cuentas.
“Es la mejor forma de manera de robar sin que nadie te pueda decir nada”, dijo al respecto Lilita Carrió en su reaparición pública.


Lo cierto es que a cambio del presupuesto universitario, la UCR cedió y finalmente el DNU que habilita los fondos reservados para la SIDE queda vigente.
Granjas de trolls, una empresa de la India que aportaría un software especializado en análisis de redes sociales, intervenciones telefónicas de periodistas críticos y políticos opositores, serían algunos de los gastos para los que “si hay plata”, en manos de Santiago Caputo.


Como Massa, pero recargado


La espada de Damocles de la economía nacional, es (y siempre ha sido) la escasez estructural de divisas. No importa la época ni el color político. El corset que acecha la estructura económica y productiva argentina, es la incapacidad crónica de generar los dólares necesarios para sostener un nivel de actividad acorde al tamaño del país y su población.


La Argentina de Javier Milei, no es la excepción. El motivo real de la simpatía que siente hoy el mandatario por el cepo cambiario, es la falta de dólares suficientes para atender la demanda potencial de un mercado libre.

Para controlar el precio del dólar, el ministro Luis Caputo ya destinó más divisas a intervenir en el mercado cambiario que sus dos antecesores Martín Guzmán y Sergio Massa.


Sin embargo, los datos señalan que en medio de la falta de reservas del Banco Central (BCRA), el ministro Luis Caputo ya destinó más divisas a intervenir en el mercado cambiario que sus dos antecesores Martín Guzmán y Sergio Massa.


Desde el inicio de la gestión, el gobierno habilitó a los exportadores a liquidar 80% en el mercado oficial y 20% en el MEP (lo que se conoce como “dólar blend”), y más tarde decidió que cada vez que el Banco Central recibe dólares, vende una parte de las mismas en el MEP a fin de “esterilizar” la emisión indirecta de la compra de divisas.


Un informe publicado esta semana por la consultora Eco Go, indica que a raíz de esta operatoria y a fin de intervenir sobre la brecha cambiaria evitando una nueva devaluación del oficial, el gobierno ya destinó reservas por u$s 12.400 millones desde enero.


“Con este nuevo esquema de pago de importaciones, si se sostiene el blend, el crawling al 2% y la intervención anunciada (con la brecha en 50%), el BCRA vendería hasta u$s 4 mil millones en lo que resta del año” expresa Eco Go en su informe.
Curioso precio el de la estrategia intervencionista de un gobierno que decía guiar a los mercados hacia la libertad. Una libertad pareciera ser mucho más factible desde las ideas, pero por cierto esquiva desde la praxis.


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