El hambre en Neuquén y el Alto Valle se choca con comedores en crisis

Por falta de mercadería, entidades comunitarias de la región se encuentran imposibilitadas de dar respuesta a las necesidades crecientes. Las listas de espera son una constante. El panorama desde el Banco Patagónico de Alimentos.

Ollas vacías por falta de insmos. Una postal que se repite en comedores y merenderos que deben cerrar. Foto: Florencia Salto.

El hambre es la peor cara de una crisis económica. En Argentina son cada vez más las personas que no logran alimentarse adecuadamente, y Neuquén y Río Negro no están exentas de ese drama. A la inflación, al desempleo y a la informalidad, se le suman ahora comedores y merenderos comunitarios con una capacidad de respuesta más limitada

Diario RÍO NEGRO ha relevado la situación en comedores y merenderos de las ciudades de Neuquén, General Roca, Cipolletti y Cinco Saltos. En todos los casos, los encargados dieron cuenta de una demanda creciente de comidas y, a la vez, de una reducción en la cantidad de mercadería que reciben. 

El Banco Patagónico de Alimentos (BPA) es uno de los grandes proveedores de ese tipo de entidades en la región del Alto Valle del río Negro y Neuquén. Se trata de una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es contribuir a la reducción del hambre, de la malnutrición y del desperdicio de alimentos

 

Comedores en crisis. Entidades han reducido la frecuencia de atención, o directamente suspendido. Foto: Florencia Salto.

Para ello, rescatan alimentos aptos para el consumo humano antes de que sean desechados, que luego almacenan, clasifican y distribuyen entre entidades de ayuda comunitaria. Su presidenta, Paola Guerrero, manifestó que a nivel macro se verifica un panorama similar


Hay menos, son más 


Los encargados de todas las entidades comunitarias relevadas señalan que son cada vez más los vecinos que se acercan en busca de asistencia. Natalia Navarro, del merendero y comedor Choconcito Kids, ubicado en Neuquén, indicó que “por semana, mínimo dos familias se suman”. 

En el mismo sentido, Florencia Gabba, del merendero y comedor Corazón Solidario de General Roca, manifestó que la cantidad de familias que atiende “ascendió de manera brutal hace cuatro meses”

Los encargados consultados dan cuenta de que los grupos de personas que concurren son muy heterogéneos: niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, personas en situación de calle, mamás con sus bebés, familias completas

“Por semana, mínimo dos familias se suman, y hay días que no podemos abrir porque no hay nada como para parar la olla.”

Natalia Navarro, encargada del merendero y comedor Choconcito Kids.

Otro punto en el que coincidieron todos los encargados consultados es que hay una merma en la cantidad de alimentos que reciben para dar respuesta a las familias. La crisis y el ajuste se traducen en menos asistencia para los merenderos y comedores comunitarios.  

Las encargadas de dos entidades de Río Negro contaron que el Gobierno provincial ha dejado de abastecerlas. En el mismo sentido se refirió Erika, del comedor Arcoíris de Cipolletti, respecto del Gobierno municipal. Asimismo, los consultados manifiestan que las donaciones de la comunidad se reducen, aunque ponderan la actitud solidaria permanente. 

“Hay días que no podemos abrir, no hay nada para parar la olla”, dijo Natalia. La encargada de un merendero de General Roca contó que hace tres semanas que no pueden atender a las personas que concurren. “No tenemos insumos”, marcó

“La gente hace fila para poder llevar el plato de comida caliente a su mesa, y a nosotros nos está costando bastante llenar una olla”.

Natalia Navarro, encargada del merendero y comedor Choconcito Kids.

En la misma dirección, la responsable de una entidad comunitaria de Cinco Saltos explicó que debieron reducir de tres a una vez por semana la atención y preparación de viandas. «Con lo que tenemos no alcanza”, indicó. 

La creciente necesidad nutricional en los hogares se conjuga con una menor disponibilidad de alimentos en comedores y merenderos. La consecuencia natural y cruel es la imposibilidad de dar respuesta a todos lo que lo necesitan. Daniel González, del comedor y merendero Unidos, de Neuquén, contó que tiene familias en lista de espera.  

“Hay días que no tenemos nada, y le tenemos que explicar a la gente que no tenemos nada”, relató Érika. Florencia, por su parte, contó que se forman filas en su comedor, pero que a veces no dan abasto. “Les decimos que si llega más, les avisamos, porque no siempre contamos con todos los recursos”, explicó. 

La creciente necesidad nutricional en los hogares se conjuga con una menor disponibilidad de alimentos en comedores y merenderos.


El panorama desde el Banco Patagónico de Alimentos


La escasez de mercaderías en comedores y merenderos de Neuquén y Río Negro tiene su correlato en el BPA. Esto se manifiesta de dos maneras. Por un lado, las entidades que ya reciben asistencia de la organización incrementan sus pedidos. Por el otro, han pedido adhesión al programa nuevos comedores y merenderos comunitarios. 

«Desde el mes de marzo, aumentan los pedidos de colaboración de alimentos por parte, no solo de los comedores que forman parte de nuestra red, sino también de otras organizaciones e instituciones como hogares de día por consumos, apoyo a adultos mayores, comedores escolares, refugios para personas en situación de calle, escuelitas deportivas, etc.”, explicó Paola Guerrero con respecto al primer aspecto. 

ElBPA es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es contribuir a la reducción del hambre, de la malnutrición y del desperdicio de alimentos.

Con relación al segundo, la presidenta del BPA contó que en los últimos meses han sumado a 20 comedores en lista de espera. “A medida que podemos, previa visita para conocer la organización solicitante, los vamos incorporando a nuestra red, ya sea de forma recurrente o puntual”, agregó Guerrero. 

Los alimentos que la organización distribuye provienen de donaciones de donaciones del sector privado: industria alimenticia, productores, empresas locales, etc. El BPA compensa el menor volumen entregado por los donantes habituales sumando nuevos donantes y alianzas.  

«Sumamos en estos últimos meses 20 comedores en lista de espera. A medida que podemos, los vamos incorporando a nuestra red, ya sea de forma recurrente o puntual”.

Paola Guerrero, presidenta del Banco Patagónico de Alimentos.

En el primer cuatrimestre del año, el BPA rescató alimentos por el equivalente a 1.749.000 platos de comida. En promedios mensuales, esta cifra es incluso mayor a la lograda en el segundo semestre del año pasado.  

El volumen de lácteos recibidos casi se triplicó en el promedio, y eso también se asocia a la crisis. En febrero, la donación de ese tipo de productos fue récord para el BPA, debido a que la caída en la demanda incrementó los excedentes de una reconocida empresa. «Este mes ya casi no nos donan porque achicaron la producción”, contó Guerrero, quien además explicó que el producto que siempre se necesita es leche. Esto puede asociarse a que el grupo poblacional donde mayor incidencia tienen la pobreza e indigencia es el de los niños y niñas.

La presidenta del BPA destaca el aumento del rescate de frutas y verduras. “Nos pone contentos, estamos teniendo mucho relacionamiento con productores y con el Mercado Concentrador de Neuquén, buscando el alimento más nutritivo por sobre el no perecedero”. La mejora de la actividad de esta organización se da en términos cuantitativos como cualitativos: miles de personas comen más y mejor gracias a su labor. 

Guerrero marcó que el cuello de botella de todos los bancos de alimentos tiene que ver con la logística, señalando que se podría rescatar más alimentos si tuvieran mayor capacidad de transporte. El BPA no es una excepción. 


El hambre: un flagelo alarmante en Neuquén y Río Negro 


El último nowcast de pobreza de la Universidad Torcuato Di Tella, correspondiente al semestre noviembre 2023 – abril 2024, sugiere que alrededor del 49% de las personas de Argentina viven en hogares urbanos pobres. Ello representa un nuevo crecimiento del indicador. 

Si bien la estimación no está desagregada por provincias ni conglomerados urbanos, los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) han exhibido una tendencia preocupante en Neuquén y Río Negro

En particular, en el último semestre del año pasado se observó por segunda vez consecutiva un fenómeno llamativo en el conglomerado Neuquén-Plottier: se reduce el porcentaje de personas pobres, pero aumenta el de personas indigentes. La última medición arrojó una tasa de indigencia del 7,6%. 

En el conglomerado Neuquén-Plottier se reduce el porcentaje de personas pobres, pero aumenta el de personas indigentes.

Es decir, en el principal centro urbano de la Patagonia hay habitantes cuyo poder de compra mejoró lo suficiente para ascender socialmente y salir de su condición de pobreza, pero otros que experimentaron lo contrario al punto de tener dificultades para acceder a los alimentos básicos

La encuesta permanente de hogares (EPH) del Indec no se realiza en el Alto Valle del río Negro, pero sí en el conglomerado Viedma-Carmen de Patagones. Allí, la tasa de indigencia en el segundo semestre del 2023 más que se duplicó respecto de un año atrás. En términos proporcionales, fue el tercer lugar del país donde más se incrementó el indicador, siendo superado solo por los conglomerados Gran San Juan y Gran Santa Fe

La situación es más grave ya que las estadísticas del Indec no reflejan los altos índices de inflación desde enero hasta la fecha, ni tampoco da cuenta acabadamente de las consecuencias en términos de empleo e ingresos del ajuste fiscal y monetario del Gobierno


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