El Gobierno espera la cifra de inflación de octubre sin grandes expectativas
Con la carrera de no llegar al 100% anual casi perdida, el Ministerio de Economía apuesta por que el programa de "Precios Justos" ayude a desacelerar el índice.
A pocos días del lanzamiento del programa “Precios Justos”, el Gobierno nacional deberá enfrentar el impacto del dato de la inflación de octubre, que se conocerá mañana y se ubicaría en torno al 6,4%, privándolo de sostener una supuesta desaceleración desde el inicio de la gestión de Sergio Massa, al frente del Palacio de Hacienda.
Uno de los objetivos del nuevo plan de congelamiento de precios presentado la semana pasada es frenar la inercia alcista, pero fundamentalmente que 2022 cierre con un porcentaje de incremento que no sea de tres dígitos.
Al menos esa es la estimación del conjunto de los analistas privados que ofrecieron sus cálculos al último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que elabora el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Para las 39 consultoras que participaron de la encuesta este año culminará con una suba de precios de 100%, con un 6,2% para noviembre y con un 6,4% proyectado para diciembre.
Pero para el subconjunto del “top 10” (integrado por aquellas cuyos cálculos se acercaron más a las cifras finales) la situación luce algo peor, dado que creen que se estirará hasta 101,2%.
En tanto, para el Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET), la inflación para los asalariados durante el mes pasado trepó a 6,7%, por encima del promedio general.
En un análisis del proceso inflacionario que sufre el país, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, sostuvo que el “pico” fue en julio cuando alcanzó el 7,4% y consideró que “ahora está en el orden de 6%”, al tiempo que se manifestó optimista en que se reducirá “paulatinamente”.
Cabe recordar que en agosto fue de 7% y en septiembre de 6,2%. En caso que octubre culmine por encima de este último porcentaje se abría abortado ese primer escalón descendente con el que sueña la conducción económica.
Con “Precios Justos”, el Palacio de Hacienda busca como primer objetivo desacelerar el costo de una canasta básica de alimentos y bienes esenciales, mientras en forma paralela se intenta ordenar la macroeconomía para mejorar las expectativas.
Durante las últimas horas el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, cruzó a quienes cuestionaron la eficacia de la regulación de precios y le recordaron antiguas posiciones en las que se pronunció en contra de las decisiones que ahora está avalando.
Ese 4%, o 60% anual, es el que proyectamos e incluimos en el Presupuesto 2023. Y es una cifra bien compatible con los fundamentos «macro» (fiscales, monetarios, etc)
— Gabriel Rubinstein (@GabyRubinstein) November 11, 2022
“Precios Justos es sólo un paso. Solo una pieza”, destacó el funcionario en su cuenta de twitter, donde indicó que se pretende que los precios confluyan a un alza del orden de 4% mensual. Massa fijó como objetivo de su gestión llegar a diciembre de 2023 con una inflación que se ubique alrededor de 3%.
“Bajar, estabilizar… bajar… estabilizar”… fue la secuencia que planteó el ministro como método para alcanzar la cifra pretendida.
Un segundo, pero también inmediato objetivo a cumplir, es la mejora en el poder adquisitivo de los ingresos de las familias, dado que los aumentos salariales consagrados por paritarias han quedado por debajo de la inflación.
Esta situación fue reconocida por el propio INDEC en su último informe de salarios, donde dio cuenta que en los primeros nueve meses del año los sueldos tuvieron un incremento de 78,7%, mientras que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) acusó una variación de 83%, con lo cual la pérdida del poder de compra fue de 2,3 puntos.
El presidente, Alberto Fernández, ya se pronunció en contra de recomponer los ingresos laborales mediante el pago de una suma fija establecida por decreto.
El mandatario pretende respetar su acuerdo con la CGT y circunscribir cualquier tipo de avance a acuerdos paritarios y sólo evalúa como opción el pago de un bono.
Esta posibilidad encaja más con las pretensiones de ambas partes y licuaría la presión sobre algunas empresas dado que en muchos rubros ya estarían contemplados en los convenios firmados.
Pero la manga presidencial también se ve tironeada por un conjunto de pequeñas y medianas firmas que no están en condiciones de presupuestar nuevos gastos en el mes que se paga el medio aguinaldo, y por municipios que tampoco tienen margen financiero para cumplir con esa obligación ante su plantilla.
*Corresponsalía Buenos Aires
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