El declive de la vitivinicultura: Neuquén y Río Negro lideran la pérdida de áreas con viñedos
Son las provincias donde más se redujeron las hectáreas cultivadas en 2024, y las causas son diversas. La región vive una vendimia adelantada: ya se cosechó más del 75% de las uvas.
El 2024 marcó la confirmación de una tendencia para el sector vitivinícola de la Norpatagonia. Neuquén y Río Negro fueron las provincias donde más se redujo la superficie cultivada con vid en todo el país respecto del año previo.
El declive de la vitivinicultura no es algo exclusivo de nuestra región, sino que se viene verificando en todo el país, incluso en las principales provincias productoras: Mendoza y San Juan.
Neuquén y Río Negro son, respectivamente, la sexta y séptima provincia de Argentina con más hectáreas implantadas con vid, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Aunque la participación de cada una de ellas en el total del país no supera el 1%, sus sectores vitivinícolas constituyen economías regionales de importancia para las comunidades locales.
Por un lado, son cadenas de agregación de valor consolidadas. Casi todas las uvas cosechadas en Neuquén y Río Negro se destinan a la fabricación de vinos dentro de estas provincias. Por otro lado, es una actividad generadora de divisas, ya que el 20% de los vinos elaborados en las mismas se exporta. Así lo confirmó el enólogo Rodolfo Rubio, jefe de la Delegación General Roca del INV, y cuya jurisdicción abarca toda la Patagonia argentina.
La evolución reciente de estos sectores de actividad provinciales contrasta con el potencial que les otorgan sus condiciones medioambientales.
La evolución reciente de estos sectores de actividad provinciales contrasta con el potencial que les otorgan sus condiciones medioambientales. “Los inviernos fríos y húmedos y los veranos cálidos y secos con una gran amplitud térmica son condiciones ideales para producir uvas de calidad”, marcó Rubio. Además, mencionó como factores favorables los suelos de la región, la abundancia de agua de calidad y la predominancia de vientos, “lo cual contribuye a que no aparezcan enfermedades criptogámicas y a que se puedan obtener vinos orgánicos, sin uso de agroquímicos”.
La vitivinicultura de Neuquén
La superficie cultivada con vid en Neuquén se redujo en casi 300 hectáreas en 2024 con respecto a 2023, según los registros del INV. Porcentualmente, esto equivale a una contracción del 16,3% del área, lo que posiciona a la provincia como la de mayor caída a nivel nacional.
Tres de cada cuatro hectáreas perdidas en 2024 se explican por el cese de actividades de una empresa emplazada en San Patricio del Chañar, lo cual implicó el cierre de tres viñedos y dos bodegas, según contó Rubio.
En esa localidad se encuentra el principal polo vitivinícola de Neuquén, cuyo desarrollo tuvo lugar en la década de los 2000 con la instalación de grandes viñedos. Por el surgimiento de este clúster, la vitivinicultura neuquina tiene especificidades muy marcadas.

Una de ellas es su concentración geográfica. En el departamento Añelo (al que pertenece la localidad de San Patricio del Chañar) se encuentra más del 90% de la superficie cultivada con vid de la provincia. Sin embargo, condensa solo el 41% de los viñedos, lo que evidencia el tamaño de estos.
No es casualidad que, en promedio, Neuquén sea la provincia con los viñedos más extensos de Argentina y que, además, posea viñas jóvenes: más del 99% de sus plantaciones tuvieron lugar en el último cuarto de siglo. A nivel nacional, ese porcentaje es del 54,3%.
Por el surgimiento del clúster de San Patricio del Chañar, la vitivinicultura neuquina tiene especificidades muy marcadas.
En parte, a ello se debe que la producción neuquina de uvas sea moderna. “En su mayoría, son viñedos con riego sistematizado y espalderas bajas con sistema de conducción de cordones bilaterales, preparados para cosecha mecánica”, explicó el jefe regional del INV. Apenas un 0,4% de las plantaciones de la provincia están dispuestas en parrales.
Más del 85% de la superficie implantada en Neuquén se destina a la producción de uvas tintas de elaboración. Destacan el malbec (que ocupa el 37,5% del total), el pinot noir (15,4%) y el cabernet sauvignon (14,5%). Aunque las tres variedades son consideradas por el INV como de alta calidad enológica, Rubio destaca las cualidades del pinot noir de la Patagonia, donde “ha encontrado toda su expresión”.
La vitivinicultura de Río Negro
Después de Neuquén, la provincia argentina donde más se redujo la superficie cultivada con vid en 2024 fue Río Negro. En total, se dieron de baja 213,2 hectáreas en un año, lo que equivale a una contracción del 14,2% respecto del 2023. Si la comparación se hace respecto de 10 años atrás, la caída es mayor: se perdieron 389,2 hectáreas desde 2015.
El declive es explicado, en parte, por factores globales y macroeconómicos, como la baja del consumo del vino, la competencia creciente con otras bebidas y la caída en los márgenes de rentabilidad de la actividad. Sin embargo, Rubio suma como causa una particularidad del sector vitivinícola rionegrino. “La transición generacional de familias muy reconocidas productoras de uvas y bodegueras no ha sido efectiva en la provincia, lo que ha llevado a la no continuidad de la actividad, y lo mismo se observa entre los pequeños productores”, marcó.

Los viñedos de la provincia de Río Negro son, en promedio, pequeños: su extensión media es de 5,9 hectáreas, lo que está por debajo del ratio nacional y equivale a una tercera parte del neuquino. Además, los viñedos rionegrinos son en general más longevos, registrando plantaciones que datan de la década de 1900.
Aunque en el departamento de General Roca se encuentran dos de cada tres hectáreas cultivadas con vid y más de la mitad de los viñedos de Río Negro, la actividad en esta provincia acusa una menor concentración geográfica que en Neuquén, como se observa en el mapa adjunto. En ese sentido, los departamentos de Avellaneda y Adolfo Alsina también son relevantes en el sector provincial.
«La transición generacional de familias muy reconocidas productoras de uvas y bodegueras no ha sido efectiva en Río Negro.»
Rodolfo Rubio, jefe de la Delegación General Roca del INV.
Las variedades tintas de elaboración también predominan en la actividad rionegrina. En particular, las que más superficie ocupan son el malbec (26,6% del total), el merlot (12,7%) y el pinot noir (8,9%). Las tres son de alta calidad enológica, es decir que “producen vinos equilibrados, con aromas y sabores complejos”, explicó el enólogo consultado.
La vitivinicultura de la Norpatagonia en perspectiva
En Neuquén y Río Negro ya se ha cosechado más del 75% de las uvas. “Vamos bastante adelantados, considerando la época del año en que estamos”, contó con asombro el directivo regional del INV, quien lo atribuyó al cambio climático.
Según estimaciones del organismo, la producción de uvas de la actual vendimia rondará las 7.000 toneladas en la provincia de Neuquén y las 4.000 toneladas en Río Negro.

Esto está en línea con los niveles de producción de vendimias anteriores. Aunque hubo un evento de heladas en diciembre que afectó a algunos viñedos, sobre todo en la localidad neuquina de San Patricio del Chañar, en general las condiciones climáticas fueron favorables durante la temporada. Esto compensaría, en parte, la aludida reducción del área cultivada. “Venimos con un buen clima, pero todavía nos queda marzo y parte de abril para terminar con la cosecha, y no sabemos qué puede pasar con la meteorología”, aclaró el enólogo.
Más allá de lo inmediato, Rubio cree que el potencial del sector en las provincias norpatagónicas es muy grande, sobre todo por las condiciones agroclimáticas ya mencionadas. Ve en la región grandes oportunidades de mejora. “Hay que avanzar en lo productivo, porque tenemos muy bajos rendimientos, pero también en la comercialización de los productos finales, tanto en el mercado interno como externo, que es el cuello de botella de esta y de tantas otras industrias”, sostuvo.

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Al respecto, consideró necesaria “la articulación de políticas de producción y comercialización entre varios actores como el gobierno nacional, los gobiernos provinciales, industriales, productores y otras entidades”.
El 2024 marcó la confirmación de una tendencia para el sector vitivinícola de la Norpatagonia. Neuquén y Río Negro fueron las provincias donde más se redujo la superficie cultivada con vid en todo el país respecto del año previo.
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