Dólar blue imparable: qué es una corrida cambiaria

Detrás de la corrida hacia el dólar hay una fuerte debilidad del peso. Sus efectos trascienden el mercado cambiario y puede impactar en otras variables de la macro.

La economía argentina es bimonetaria. Los usos y costumbres de la población así lo han determinado, pues no hay instituciones que formalicen este rasgo característico del modo en que los argentinos actuamos y/o pensamos. Nuestra avidez por el dólar es cultural.

No es casual. A lo largo de nuestra historia, sucesivos gobiernos han hecho mucho para que la moneda nacional no cumpla plenamente las funciones para que las que fuera creada y para que, en consecuencia, no inspire confianza a la población.

Los desmanejos fiscales y la falta de políticas de estado que fortalezcan genuinamente nuestras cuentas externas, haciéndolas sostenibles, nos han hecho incurrir en crisis y corridas cambiarias de modo recurrente. Los ciclos de stop and go son una lamentable parte de nuestra historia económica.

Qué es una corrida cambiaria


Una corrida cambiaria tiene lugar cuando, a raíz a de una crisis de balanza de pagos y/o de expectativas, los agentes económicos incrementan fuerte y masivamente la demanda de una moneda extranjera, que suele ser el dólar, ya que es la moneda de referencia internacional. Por debajo de este fenómeno subyace una caída en la demanda de dinero (de pesos, en nuestro caso).

Las primeras crisis cambiarias del Gobierno de Macri acontecieron debido a una brusca reversión del flujo de capitales (episodio también llamado «sudden stop«). En otras palabras, hubo una fuerte fuga de divisas favorecida por un régimen de desregulación financiera.

Una corrida cambiaria sucede a raíz a de una crisis de balanza de pagos y/o de expectativas.

Los resultantes incrementos de la demanda de dólares provocaron fuertes devaluaciones del peso argentino. Debido a que en aquellos meses no regían controles de cambios, el tipo de cambio que ajustaba era el oficial.

La corrida cambiaria que acontece en este momento es diferente. Primero, porque hay un cepo muy rígido, un tipo de cambio oficial fijo y dólares financieros intervenidos. Por tanto, la cotización del dólar que más fielmente refleja la crisis es el dólar blue, que este martes se dispara y cotiza a más de $1.000.

La cotización del dólar que más fielmente refleja la crisis es el dólar blue.

La segunda diferencia es hay un fuerte componente de expectativas. Tasas de inflación que corren a más del 10% mensual, el programa expansivo y electoralista de Sergio Massa que inyecta liquidez en el mercado, y un escenario preelectoral signado por la incertidumbre y la irrupción y crecimiento de Javier Milei y sus disruptivas propuestas económicas, configuran un cóctel explosivo.

Esta crisis de confianza lleva a los agentes económicos a desarmar posiciones en pesos para dolarizar sus carteras. El stock de plazos fijos cae a la par de la suba del dólar blue. Se trata de una conducta masiva, y a ello se debe la devaluación del peso en el segmento informal.

El stock de plazos fijos cae a la par de la suba del precio del dólar blue.

Las consecuencias de este fenómeno son principalmente inflacionarias. Es que si bien la devaluación no se refleja aún en el tipo de cambio oficial, que es «el precio formador de precios», la caída en la demanda de pesos puede redundar en una peligrosa espiralización de precios.


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