Chango, un tractor para familias agricultoras
Luego de dos años de trabajo en prototipos intermedios para su validación, ensayos y hasta el desarrollo de una norma IRAM para tractores de mancera, un equipo de investigadores del INTA diseñó una unidad motriz que incorpora todos los requerimientos industriales.
El desacople de las agendas de innovación con los problemas y demandas de la Agricultura Familiar es recurrente en América Latina. Para los sistemas científicos tecnológicos un tractor, por ejemplo, es un artefacto de larga trayectoria social y técnica, ya explorado, una tecnología madura. Pero existen otros enfoques en el diseño, que apelan a la construcción de procesos de innovación en los territorios, con soluciones distribuidas.
Bajo esta perspectiva y, para que funcione el sistema y el producto, hay que incorporar una multiplicidad de actores y armar un ecosistema que lo haga viable. En esta línea se inscribe el desarrollo del microtractor para la familia agropecuaria. Una unidad motriz que admite muchas funciones y la torna muy eficiente en una escala acorde a las explotaciones agropecuarias previamente relevadas.
Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (Cipaf) del INTA, explicó que este diseño viene a resolver una problemática clave de la agricultura familiar. “Entre las demandas más sentidas que han planteado las organizaciones de la agricultura familiar al Estado, figura el acceso a la tierra, el acceso al agua, a la comercialización y por supuesto el acceso a la mecanización agrícola, fundamental para organizar los procesos productivos y humanizar el trabajo de mujeres y hombres de este sector tan trascendente en la producción de alimentos”.
El microtractor es una unidad de potencia multipropósito, diseñada para el trabajo, la producción y la mejora de la vida rural. Una solución versátil que, por su diseño, admite motorizar una variedad muy grande de implementos agrícolas.
“Lo que desarrollamos no existe en el mercado e INTA posee una solicitud de patente, lo que permite resguardar la propiedad industrial de la tecnología con potencial de ser explotada comercialmente tanto a nivel nacional como regional”, destacó Ramilo quien recordó que en América Latina existen más de 17 millones de agricultores familiares y que la alimentación de la región, según la FAO, está sustentada por este sector.
Lo que desarrollamos no existe en el mercado e INTA posee una solicitud de patente, lo que permite resguardar la propiedad industrial de la tecnología.
Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (Cipaf) del INTA.
Debido a que desde el ámbito privado no aparecen tecnologías como las que requiere la agricultura familiar, Ramilo planteó que “desde el Estado, a través de sus instituciones de ciencia y tecnología, el INTA es el actor con capacidad para dinamizar innovaciones que hasta el momento no han sido cubiertas por el mercado”.
“Lo que hicimos a partir de ahí fue un diseño industrialmente fabricable, estructuralmente resistente y estéticamente atractivo”, subrayó Martín Olavarría, diseñador industrial, experto en maquinaria agrícola y director de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Rosario -Santa Fe-, quien explicó que, por lo general, “cuando se construye equipamiento para la agricultura familiar se lo hace desde pequeños talleres con posibilidades tecnológicas y con aportes de diseño e ingeniería escasos”.
Hicimos un diseño industrialmente fabricable, estructuralmente resistente y estéticamente atractivo.
Martín Olavarría, diseñador industrial, director de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Rosario.
En este sentido, Olavarría planteó que más allá de las cualidades de diseño, lo más importante para la materialización del Chango fue haber podido contar con empresas y personas que resolvieran cada uno de los procesos con calidad y mejor nivel industrial. “No es lo mismo mecanizar con CNC, cortar chapas con láser, curvar tubos con máquinas automáticas o hacer engranajes con creadoras, que trabajar con máquinas rudimentarias. Esta es una diferencia y una premisa que adoptamos y se ven en el Chango los resultados finales”, destacó y agregó: “A estas empresas, no las consideramos meros proveedores, sino colaboradores. Son los colaboradores que todo proyecto necesita. Sin la buena predisposición y sin toda esa capacidad técnica no se pueden resolver estos desafíos”.
“El chango es un tractor, con todos los atributos de un tractor, pero que sale de la tipología clásica, y sobre todo, está destinado a un usuario diferente”, puntualizó Olavarría quien puso el foco en el desafío que les significó su construcción: “A cada colaborador que sumábamos como partícipe en el armado del Chango teníamos que imbuirlo de esta idea: pensar un tractor desde los usuarios, debido a que las aplicaciones iban a ser diversas, que esta tecnología iba a tener un alcance nacional, que iba a estar en economías regionales”.
El chango es un tractor, con todos los atributos de un tractor, pero que sale de la tipología clásica, y sobre todo, está destinado a un usuario diferente
Martín Olavarría, diseñador industrial, director de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Rosario.
Luego de la puesta a punto, solo queda pendiente la etapa de fabricación comercial. En este sentido Marcos Hall -director del Instituto de Investigación para la Agricultura Familiar región Pampeana del INTA- coincide con Olavarría en la necesidad de replicar esta misma metodología para adaptar y desarrollar las máquinas y herramientas que van a acompañar a esta unidad de potencia multipropósito en la labranza.
Por INTA.
El desacople de las agendas de innovación con los problemas y demandas de la Agricultura Familiar es recurrente en América Latina. Para los sistemas científicos tecnológicos un tractor, por ejemplo, es un artefacto de larga trayectoria social y técnica, ya explorado, una tecnología madura. Pero existen otros enfoques en el diseño, que apelan a la construcción de procesos de innovación en los territorios, con soluciones distribuidas.
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