Cepo cambiario y brecha hasta las legislativas de 2025, la nueva estrategia de Milei y Caputo

El aparato oficial de comunicaciones comenzó a instalar la idea la semana pasada, y luego tanto el mandatario como el ministro refirieron explícitamente al tema. La escasez de reservas es el centro del problema, y dos consultoras privadas ya las ubican en terreno negativo por u$s 10.000 millones a fin de este año.

"No están dadas las condiciones". El ministro Caputo anticipó que hay cepo cambiario para rato.

Si hay una certeza de cara al segundo semestre del primer año de Javier Milei en el poder, es que hay cepo y brecha para rato, y que el final de las restricciones cambiarias está lejos de materializarse. No existe en el horizonte inmediato intención alguna de unificar el mercado cambiario, y el gobierno sigue firme en su decisión de no devaluar el tipo de cambio oficial.

La escasez de reservas que padece la economía argentina no comenzó con el gobierno libertario, pero la estrategia que implementó el ministro de economía Luis Caputo desde diciembre, no ha hecho más que exacerbarla. Por diferentes vías y desde hace meses, la cantidad de dólares que ingresan al Banco Central es menor a la que sale, y el resultado comienza a ser un verdadero problema en el corto plazo.

Lo cierto es que aún si Javier Milei tuviese la voluntad política de cumplir en lo inmediato su promesa de campaña y levantar el cepo cambiario, no tendría como hacerlo. Los dólares para eliminar las restricciones no están. Ni el Fondo Monetario está dispuesto a desembolsar nuevamente en Argentina, ni los fondos de inversión amigos que el presidente decía tener se animan todavía a desembarcar.

En ese marco el dead line comienza a ser el año 2025, que está a la vuelta de la esquina. El perfil de vencimientos de la deuda señala que el año próximo habrá que pagar la friolera de u$s 25.000 millones. Esa suma incluye los títulos públicos de deuda, los compromisos con el FMI y otros organismos multilaterales, y la deuda de las provincias.

Los tiempos y las urgencias de la política señalan que el desmantelamiento definitivo de las restricciones se traslada hasta fines del año que viene, lo que garantiza que habrá cepo cambiario y brecha entre el dólar oficial y el paralelo al menos hasta concluir con la puja electoral 2025.

Pero el panorama es todavía más apremiante si se tiene en cuenta que del total de vencimientos de 2025, u$s 15.000 millones operan entre los meses de enero y julio (es decir en el primer semestre) y unos u$s 10.000 millones corresponden a deuda de la administración central.

Es un secreto a voces que la resistencia del gobierno a devaluar tiene todo que ver con el temor de que se interrumpa el sendero a la baja de la inflación, uno de los pocos logros que la gestión Milei puede exhibir con orgullo. Pero el peligro mayor en el actual escenario, es que en caso de levantar el cepo y dada la escasez de reservas, el overshooting del tipo de cambio se hiciese incontrolable. Ese es el verdadero motivo por el cuál tanto Milei como Caputo ya hablan explícitamente de sostener el cepo.


Las reservas, en negativo por u$s 10.000 millones en 2024


La semana pasada, un informe de la consultora Eco Go que conduce Marina Dal Poggetto, sorprendió con un informe en el que señala que la estrategia intervencionista de Caputo en el mercado cambiario, ya significó sacrificar reservas por más de u$s 12.000 millones en lo que va del año, y que podría implicar el uso de otros u$s 4.000 millones hasta fin de año.

El informe pone el foco en el esquema cambiario para exportadores que permite la liquidación del 80% de las divisas en el mercado oficial y del 20% en el MEP (el llamado «dólar blend»), y en la estrategia de «esterilización» monetaria por el cual el Banco Central vende en el mercado financiero una parte de las divisas que recibe de los exportadores.

La noticia esta semana es otro paper publicado por la consultora Equilibra, que conduce el economista Martín Rapetti, que anticipa reservas negativas por u$s 10.000 millones al final de 2024, lo cuál encendió las alarmas frente al fuerte calendario de vencimientos que inicia en enero de 2025.

«Las reservas netas terminarían el año rozando los USD 10.000 millones negativas, las líquidas en dólares perforarían los USD 7.000 millones», aventura Equilibra. «Se puede crecer sin cepo, pero no sin dólares«, sentencia el informe, dando cuenta del cuello de botella que preocupa puertas adentro del gobierno.


Cepo y brecha, por lo menos hasta las elecciones de 2025


Lejos quedaron aquellos días en que el presidente Javier Milei explicaba en detalle todas y cada una de las distorsiones que genera en la estructura económica el control de cambios y la intervención en el mercado cambiario. En su rol de conductor, Milei comprende mucho mejor el universo de restricciones que debe gestionar, y en ese marco el cepo no le resulta tan gravoso.

El presidente habló la semana pasada frente a lo más encumbrado del empresariado nacional reunido en el Council Of The Américas, y dejó una definición que es toda una señal de rumbo. “Es falso que no se puede crecer mientras esté el cepo, eso es una falacia también”, arrojó el mandatario. La traducción es inmediata: Milei no tiene en sus planes levantar el cepo cambiario en el corto plazo.

Es más, los tiempos y las urgencias de la política señalan que el desmantelamiento definitivo de las restricciones se traslada hasta fines del año que viene, lo que garantiza que habrá cepo cambiario y brecha entre el dólar oficial y el paralelo al menos hasta concluir con la puja electoral 2025, que resulta determinante para la segunda etapa del plan de gobierno libertario.

El ministro de economía Luis Caputo disertó durante el fin de semana en la Bolsa de Comercio de Córdoba, y confirmó lo que ya había dejado entrelíneas el presidente. «No están dadas las condiciones para salir del cepo», advirtió. «Es necesario que entiendan que este es un proceso de largo plazo, y no importa si salimos del cepo un mes antes o un mes después», agregó el ministro. La interpretación es una obviedad: la salida del cepo está todavía muy lejos.

El interrogante entre analistas y empresarios es por estas horas mucho más acotado y menos pretencioso. En septiembre el Impuesto País debe bajar del 17,5% al 7,5%. La pregunta es si el gobierno aceptará realizar una «devaluación compensada» del 10%, lo cuál dejaría el valor nominal del tipo de cambio para importadores/exportadores en el mismo lugar, pero en términos prácticos significaría un mínimo incentivo a la liquidación de los dólares que permanecen guardados en silobolsas.


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