Asegurar la calidad del agua para la exportación frutícola del Alto Valle

La calidad del agua para uso agrícola es uno de los aspectos fundamentales en la inocuidad de las frutas de pepita. El Grupo Técnico Regional Patagonia trabaja en el cumplimiento de los requisitos que permiten la exportación de la fruta producida en Río Negro y Neuquén.

Exportación de frutas del Alto Valle. Las normas de calidad presentan muchos puntos asociados al agua.

Por INTA.

La principal cadena productiva del norte de la Patagonia es la de frutas de pepita y carozo, con 37.873 hectáreas implantadas en toda la región, cuyo destino, en su mayoría, es para exportación. Los mercados establecen el cumplimiento de diferentes protocolos de calidad que garanticen la inocuidad de los productos. El INTA acompaña el cumplimiento de esos requisitos para obtener las certificaciones necesarias a escala regional.

Lucía Mañueco –especialista en riego del INTA Alto Valle– explicó: “Esta es una zona de producción frutícola en la que la mayor parte de las peras y manzanas se exportan. Para ello, hay que cumplir con una serie de requisitos que se establecen a partir de las normas de calidad de los diferentes mercados que incluyen diversos aspectos, entre los que se destacan la sanidad y la inocuidad”.

Las normas de calidad presentan muchos puntos asociados al agua, ya sea en relación con la calidad microbiológica y fisicoquímica su uso y la gestión. También hay requisitos en otros temas vinculados a los recursos naturales, las huellas ambientales y el impacto de los agrosistemas al ambiente.

El agua de uso agrícola es aquella utilizada en los cultivos por razones agronómicas, como riego, prevención de heladas, aplicación de fertilizantes y fitosanitarios, enfriamiento precosecha, lavado de equipos, entre otros. El motivo de su análisis es que está destinada, o es probable que tenga contacto con los productos agrícolas que se consumen frescos y con superficies que tienen contacto con estos alimentos.

Hay que cumplir con una serie de requisitos que se establecen a partir de las normas de calidad de los diferentes mercados que incluyen diversos aspectos.

Lucía Mañueco –especialista en riego del INTA Alto Valle–.

Adrián Colodner –investigador del Área de Poscosecha de Alto Valle– aclaró que “en relación con el agua de uso agrícola, se apunta a la gestión sostenible y responsable de los recursos hídricos y a la inocuidad de los alimentos y para ello se han incorporado distintos parámetros orientados principalmente a los riesgos de contaminación microbiológica”.

La Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de Alto Valle del INTA participa desde la conformación del Grupo Técnico Regional Patagonia, hace ya casi 20 años, desde el cual se organizaron en 2017 los muestreos de calidad de agua, la interpretación de la información obtenida y la elaboración de los informes.

Ayelen Montenegro –especialista en SIG y Teledetección en Alto Valle– señaló que “el objetivo principal es organizar la información regional a partir de los puntos de muestreo para conocer la calidad microbiológica del agua y algunos perfiles fisicoquímicos”.

En relación con el agua de uso agrícola, se apunta a la gestión sostenible y responsable de los recursos hídricos y a la inocuidad de los alimentos.

Y agregó: “El muestreo regional es colaborativo, cada productor que participa se compromete a tomar muestras en los puntos asignados que luego son procesadas para elaborar el informe. Uno de los aportes técnicos del INTA Alto Valle fue la asignación de los puntos con el uso de información de base y Sistemas de Información Geográfica para que resulten representativos de los establecimientos productivos que participan, asociados a los canales de la red de riego”.

El muestreo apuntó inicialmente al cumplimiento del estándar más generalizado en la región, GLOBALG.A.P. A partir de la entrada en vigencia de la ley FSMA (Food Safety Modernization Act en 2017 para la fruta con destino a Estados Unidos es que se hicieron algunas modificaciones en el muestreo. La intención es unificar criterios y muestreos para cumplir con ambos requerimientos.

La importancia del estudio para la región es acompañar con temas técnicos al sector productivo en el cumplimiento de las normativas. Según los resultados de los puntos evaluados, la calidad del agua del sistema de riego del Alto Valle en general cumple con los requisitos para uso agrícola. “Cada temporada se analizan alrededor de 40 puntos en todo el Alto Valle, distribuidos de acuerdo con las necesidades de los productores que certifican”, explicó Veronica Boltshauser, integrante del Grupo Técnico Regional Patagonia y auditora.

La principal fuente de provisión de agua de uso agrícola en la región es el sistema integral de riego, que es distribuida a través de canales a cielo abierto hasta los establecimientos productivos. Luego, dentro de cada establecimiento, el agua se distribuye a través de acequias.

Colodner explicó que “todos los puntos muestreados se evalúan de acuerdo con los criterios establecidos por las normativas. Aunque hay cuestiones puntuales para mejorar, solo un pequeño porcentaje de los puntos analizados presenta valores de unidades formadoras de colonias (UFC) de la bacteria Escherichia coli superiores a los límites establecidos. Sobre esos puntos se trabaja con medidas correctivas para garantizar la inocuidad de los productos frescos«.

El objetivo principal es organizar la información regional a partir de los puntos de muestreo para conocer la calidad microbiológica del agua y algunos perfiles fisicoquímicos.

Ayelen Montenegro –especialista en SIG y Teledetección en Alto Valle–.

Con perspectiva a futuro, en 2024 entra en vigencia una nueva versión del estándar GLOBALG.A.P. Habrá nuevos requisitos para el agua, no sólo para la calidad microbiológica sino en otros aspectos como su gestión y eficiencia de riego, entre otros. Lo relacionado con la calidad continúa, pero se intensifica la evaluación del agrosistema y el impacto que tiene el sobre los recursos naturales.

“Cada vez son más los requisitos en los cuales trabajamos porque desde los mercados y los consumidores aumentan las demandas de calidad e inocuidad de los alimentos y la sustentabilidad de los sistemas productivos”, señaló Mariana Mrozek –integrante del Grupo Técnico Regional Patagonia– y agregó “el Grupo Técnico Regional Patagonia y el equipo del INTA seguirán trabajando en el cumplimiento de los requisitos de calidad e inocuidad con todos los temas técnicos que pueda aportar”.


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