Argentina va hacia un cogobierno con el FMI por más de una década

La gestión de Fernández y los tres próximos gobiernos deberán trabajar en tándem con el organismo con sede en Washington. El seguimiento será diario y habrá discusiones trimestrales. “Es un programa pragmático y realista”, dijo el Fondo, en línea con lo afirmado por el ministerio de Economía.

La Argentina terminó de acordar con el FMI los términos en los que refinanciará su deuda, lo que provocará que el organismo se instale en Buenos Aires hasta, al menos, 2034 para controlar día a día y con discusiones trimestrales la gestión gobierno.

Faltan dos pasos formales: la aprobación del acuerdo por parte del Congreso argentino y el posterior aval del Directorio Ejecutivo del FMI. Una vez que eso ocurra, se estima para fines de mes, el cogobierno por doce años habrá comenzado.

En la línea de controles trimestrales, el presidente Alberto Fernández aceptó que en caso de que se pretenda aplicar medidas adicionales para alcanzar objetivos del programa –como por ejemplo gastar más para ayudar a algún sector económico en particular- el gobierno consultará antes al organismo.

Desde junio y durante dos años y medio, el FMI hará diez revisiones trimestrales.

En ese tiempo, habrá desembolsado 45.000 millones de dólares que Argentina no usará más que pagar repagarle al mismo organismo el crédito tomado en 2018.

Esos préstamos estarán supeditados a que Argentina cumpla cada 90 días corridos y al pie de la letra. Cualquier incumplimiento trabará todo. Así, recién en 2026 el país comenzará a pagar la deuda con recursos propios, lo que se extenderá hasta 2034.

Los Programas de Facilidades Extendidas (EEF, por sus siglas en Inglés) como el que se aplicará entre 2026 y 2034 implican “reformas estructurales profundas”, avisó el FMI. Sus montos deben reembolsare en plazos de hasta 10 años, con pagos en doce cuotas semestrales iguales.

Esto da cuenta que el acuerdo limitará el margen de acción de Fernández y de los próximos tres presidentes del país, quienes tendrán que cumplir con metas precisas para que no fracase el plan de refinanciación.

Hasta la noche del jueves, el Gobierno y el organismo no habían revelado los dos anexos con la “letra chica”, por lo que no se conocerían los detalles del costo que tendrá el “nuevo” crédito para el país. Tomando como base el precio tradicional, la tasa de interés podría estar en torno al 4% anual.

Un programa con exigencias

Si bien el alcanzado no es un programa clásico del FMI, es más estricto y complejo de cumplir que lo que pretendía el ala dura del kirchnerismo, justamente por la débil situación de Argentina y por lo lejos que está hoy el país de cubrir con recursos propios lo que gasta cada año.

Los dos memorándums que deberá votar el Congreso contienen una radiografía sobre cuál es el punto de partida (la crisis de deuda local); cuáles serán las políticas y medidas que se aplicarán; y cómo será el control del FMI.

Esto fue explicado en un resumen enviado por el ministerio de Economía a la Cámara de Diputados.

En un comunicado, el FMI afirmó que los profundos desafíos socioeconómicos que la Argentina arrastraba tras el estallido de la crisis en 2018 se han visto “exacerbados por la pandemia global”.

Y consideró que el acuerdo alcanzado es “pragmático y realista”, con “políticas creíbles” para fortalecer la estabilidad macroeconómica y empezar a mejorar las condiciones necesarias para comenzar a atender los “profundos desafíos” para un crecimiento sostenible en Argentina.

Con las reservas netas del país en un estado calamitoso, el Fondo dijo que espera que el nuevo programa “catalice apoyo adicional financiero internacional”, al margen del financiamiento neto que en los primeros doce meses le aportará desde sus arcas.

Las metas establecidas

El sendero macroeconómico que, según el Gobierno y el FMI, permitirá que la Argentina pueda pagar unos 5.000 millones de dólares por año al organismo desde 2026 arranca con el ordenamiento progresivo del gasto público y el déficit fiscal.

Las proyecciones acordadas indican que el PBI deberá crecer entre 3,5% y 4,5% en 2022; entre 2,5% y 3,5% en 2023; y entre 2,5% y 3% en 2025.

La inflación no podrá superar el 48% este año; el 42% el próximo y el 37% el siguiente.

Y el déficit fiscal primario, el origen de la mayor parte del problema argentino, tendrá que pasar del 3% en 2021 al 2,5% este año; 1,9% en 2023; 0,9% en 2024; y llegar a cero en 2025. Alcanzando superávit en 2026, año en el que se empieza a pagar.

Si bien el Gobierno viene negando que vaya a subir los impuestos, del acuerdo surge que habrá sectores que tendrán que soportar una mayor presión, porque se avanzará con “una estructura impositiva más progresiva”. Y se combatirá con mayor fuerza la elusión fiscal.

En lo que refiere al gasto, el Fondo le ordenó al Gobierno apurar la segmentación de tarifas para que el 10% más rico de la población pague por el gas y la luz lo que valen, sin subsidios; y que los ajustes de tarifas para la clase media se aten al salario.

El Gobierno se verá obligado a acelerar también lo que alguna vez prometió el presidente Alberto Fernández: convertir los planes sociales en programas de empleo e inserción al mercado laboral. A partir de ahora, ya no se puede ampliar la base de planes sociales

.Los gobernadores van a sentir un impacto: el Fondo obliga al gobierno a “optimizar” la selección de proyectos de obra pública, así como los procesos de compras y contrataciones. Esto acotará eventualmente el favoritismo y direccionamiento en años electorales.

Dólar y emisión monetaria

Entre este año y los dos que vienen, el Banco Central tendrá que sumar un piso de 15.000 millones de dólares de reservas. En paralelo, irá cayendo sustancialmente la asistencia al Tesoro vía emisión monetaria sin respaldo.

El reordenamiento de todas estas variables permitirá, según el FMI, que la Argentina pueda volver al mercado internacional de deuda. Esto elevará las chances de que el organismo pueda cobrar y que Argentina no vuelva a caer en default.

Es que, desde 2026, el país tendrá que afrontar vencimientos superiores a los u$s12.000 millones en promedio por año teniendo en cuenta los compromisos que resultaron del canje con los acreedores privados.

A diferencia de otros programas en los que se exigía una devaluación brusca, esta vez el FMI aceptó que se mantenga el esquema de microdevaluaciones diarias porque de lo contrario podría haber un fogonazo de muy alta inflación.

Con las microdevaluaciones, el tipo de cambio real irá recuperando terreno para darle competitividad a las exportaciones sin generar un salto en las expectativas inflacionarias de los consumidores y el sector productivo y comercial, según el nuevo programa.

En la misma sintonía, el Banco Central avanzará con lo que comenzó a fines de año pasado: la implementación de una política monetaria que vaya subiendo las tasas de interés hasta superar la inflación.

Con eso, se acordó, se mejorará el ahorro interno y se podrán vehiculizar esos fondos al financiamiento del Tesoro, cambiando la lógica actual que lleva a los bancos a colocar sus depósitos en deuda remunerada del Central.

Javier Álvarez

Buenos Aires


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