Arzobispo de Salta a Macri: «Los pobres no son una molestia»
"Son una oportunidad", le expresó Cargnello al presidente. La visita del mandatario nacional a esa provincia estuvo atravesada por la polémica.
El presidente Mauricio Macri participó en Salta de la misa de la Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro, en la que el arzobispo Mario Antonio Cargnello afirmó que «los pobres no son una molestia, son una oportunidad» y pidió a la dirigencia política no creer que «la historia debe hacerse desde la pelea» sino «construir juntos una nueva sociedad».
De la celebración participaron también la esposa del Presidente, Juliana Awada, el gobernador salteño y candidato a vicepresidente por Consenso Federal, Juan Manuel Urtubey, junto a su esposa Isabel Macedo, y otras autoridades nacionales, provinciales y municipales.
Macri había dicho a la prensa que llegó a Salta para «rezar como uno más por el futuro de todos los argentinos», al participar de la tradicional misa, invitado por el arzobispo Cargnello, que encabezó la celebración en el atrio de la iglesia Catedral, al aire libre, en un día soleado casi primaveral.
La homilía de la ceremonia estuvo a cargo del obispo Octavio Ruiz Arenas, colombiano y secretario del Dicasterio para la Nueva Evangelización del El Vaticano, pero sobre el cierre de la celebración tomó la palabra Cargnello, que, tras agradecerle al Presidente su presencia, eligió hablarle directamente «de corazón a corazón» e hizo extensivo su mensaje al resto de los funcionarios y candidatos.
«Esto que digo vale para todos y para todo lo que se juega en el mundo de la política: Los pobres no son una molestia. Son una oportunidad. Los pobres son maestros que nos enseñan», dijo el arzobispo salteño.
Cargnello tomó el ejemplo de los mineros que trabajan en La Puna y que peregrinaron durante días con temperaturas que durante la noche alcanzaban los 15 grados bajo cero, que son «gente humilde» que trabaja para «darle riqueza a la república».
«Ellos vienen juntos, el dueño de la mina, el gerente y el último de los mineros. Y provocan una nueva sociedad. ¿No es posible venir juntos caminando por la historia? ¿Por qué creemos que la historia tiene que hacerse desde la pelea? Nos lo enseñan los pobres», aseveró el arzobispo.
«Por eso Mauricio, has hablado de la pobreza. Llevate (entonces) el rostro de los pobres. Son dignos, ¡son argentinos!», exclamó el prelado.
Y cerró, entre aplausos de la gente: «Son respetuosos y merecen que nos pongamos de rodillas delante de ellos. Vale para todos hermanos, nada más».
Al finalizar la misa, el presidente Macri se dirigió a la Curia donde mantuvo una reunión con Cargnello.
Luego del encuentro, al salir del edificio del arzobispado, Macri recibió el saludo de algunas personas que se acercaron, se tomó fotos con varias de ellas y se subió a la camioneta que lo había llevado hasta el lugar para partir hacia Buenos Aires.
Macri viajó a Salta junto al senador Esteban Bullrich, el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, y el secretario de Culto, Alfredo Abriani, que lo acompañan en la celebración.
La procesión en honor al Señor y la Virgen del Milagro y la renovación del Pacto de Fidelidad cerrarán por la tarde esta fiesta religiosa, una de las más tradicionales del país, que este año se realiza bajo el lema «Caminemos juntos como Iglesia peregrina, hacia adelante».
En la homilía, el obispo Ruiz Arenas pronunció un discurso cargado de mensajes para los peregrinos que llegaron hasta la ciudad de Salta para la celebración.
Ruiz Arenas llamó a que en momentos en los que la sociedad vive «temores, dudas e incertidumbres» no ser «causantes de tanta división, desigualdad e incluso violencia».
«Nos dejamos llevar por sentimientos de envidia e indiferencia por intentar satisfacer nuestros caprichos», se lamentó el religioso colombiano, que aseguró que el egoísmo «es un laberinto que desemboca en la nada».
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