Dina Huapi quiere ampliar su ejido municipal
Trabajan en un estudio técnico que financia el CFI. Hoy los límites del municipio no permiten contar con un cementerio, una planta depuradora ni otras estructuras básicas.
Dina Huapi tiene hoy casi 7.000 habitantes y un ejido municipal de 1.216 hectáreas comprimido entre el lago Nahuel Huapi, el río Ñirihuau y los límites jurisdiccionales de Pilcaniyeu, lo cual llevó a sus autoridades a fijarse como prioridad estratégica una ampliación territorial, que ayude a planificar “un crecimiento más armónico”.
Un ejido más grande les permitiría desplegar proyectos que hoy resultan imposibles, como un cementerio, una planta depuradora, un vertedero propio de residuos y nuevos espacios recreativos.
El jefe de Gabinete del municipio, Armando Capó, dijo que el trámite no es sencillo porque hace falta una ley provincial y un acuerdo con las localidades lindantes. Señaló que existía ya un proyecto de ampliación del ejido elaborado por la gestión anterior, pero decidieron descartarlo porque no tenía “ningún rigor profesional”. Indicó que sólo consistía en agregar la superficie de la estancia El Cóndor al municipio dinahuapense, unas 40 mil hectáreas con forma de “pasillo” hacia el este, que dejaba afuera algunos espacios clave como la costa del Limay y el cerro Villegas.
Dina Huapi enfrenta dificultades desde hace años por la estrechez del ejido que tiene reconocido por ley, del que no forma parte, por ejemplo, el poblado loteo Los Girasoles, ubicado en cercanías del Limay. Es un barrio que en los papeles depende del pequeño municipio de Pilcaniyeu, con sede administrativa a casi 60 kilómetros, pero que está integrado por completo a Dina Huapi. Convenio mediante esa localidad les brinda todos los servicios a los vecinos de Los Girasoles, quienes también pagan las tasas en ese municipio.
Capó dijo que desprolijidades administrativas son muchas y esos pobladores “incluso votan autoridades en Dina Huapi”, a pesar de que viven fuera del ejido. Lo mismo ocurre con otras familias asentadas hacia el este del cerro Leones.
El gobierno e la intendente Mónica Balseiro se propuso pasar en limpio los planes de ampliación y gestionó con la secretaría de Planificación de la provincia la contratación de un proyecto técnico que será costeado por el Consejo Federal de Inversiones. La idea es ir luego con ese trabajo en mano a gestionar el aval legislativo.
“Es un estudio en el que deben participar geólogos, arquitectos, agrimensores, para definir qué es lo mejor para Dina Huapi”, dijo Capó. Estimó que “antes de fin de año” estará concluido el proyecto de ley, con el propósito de que sea aprobado en 2022.
Capó insistió en que el proyecto anterior era “una barbaridad” y no tenía chance de prosperar. Dijo que era “muy difícil de implementar, iba todo a lo largo del Ñirihuau, no iba a permitir hacer casi nada y no le daba a Dina Huapi ni un metro sobre el Limay”.
Hoy el ejido solo tiene costa sobre ese río desde la boca hasta el puente de la ruta 40 (no más de 300 metros) y la pretensión del gobierno actual es extenderlo aguas abajo, al menos hasta la altura del cerro Villegas. En contra de algunas preocupaciones que ya circulan, Capó dijo que la ampliación no está pensada con el ánimo de desarrollar nuevos loteos en cercanías del Limay, ya que está prohibido por tratarse de un área protegida. Pero sí podrían quedaron bajo la órbita del municipio los aprovechamientos recreativos, ya que actualmente la zona es muy utilizada por pescadores, caminantes y ciclistas.
Capó dijo que “el municipio ya entregó todo el material solicitado y se avanzó bastante con Planificación de la provincia para cerrar el acuerdo con el CFI”. Señaló que la ampliación del ejido será un paso clave para garantizar el “crecimiento armónico” de Dina Huapi.
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