Dina Huapi cierra un año con mucho trajín y nuevos proyectos
A Mónica Balseiro le tocó iniciar su intendencia y a poco de arrancar apareció el coronavirus. Con los fondos del Plan Castello apuesta a equipar el municipio.
Atravesado por los mismos apremios que impuso en todos lados la pandemia de Covid, el municipio de Dina Huapi debió adecuar su plan de gestión a la atención de la demanda social, que creció a niveles impensados, y a acompañar a los comercios y empresas afectados por el colapso de la economía.
La intendente Mónica Balseiro se topó con la nueva exigencia apenas tres meses después de asumir el cargo. Y luego de los replanteos obligados por la crisis, considera que el balance es “positivo” y los objetivos postergados “pero no olvidados”, siguen vigentes para el próximo año.
Dina Huapi tiene actualmente entre 6.000 y 7.000 habitantes y una de las perjuicios que sufrió por la “excepcionalidad” es la suspensión del censo.
Balseiro explicó que la coparticipación está calculada sobre los 4.000 habitantes que tenían según el censo anterior y les toca una suma inferior a la de otras localidades bastante más chicas. Esa actualización deberá esperar.
Por una razón parecida, no pueden ampliar la planta de empleados municipales, que es de solo 20 agentes, porque la Carta Orgánica impone un límite de un trabajador cada 200 habitantes. Como las necesidades son muchas, lo suplen con designaciones políticas, que rondan los 80.
Al margen de esas distorsiones, la mandataria dijo que está conforme con el “equipo” de trabajo. Subrayó que “fue un año de un trajín enorme”, pero está segura de haber afrontado la pandemia “lo mejor que se podía y con avances en muchas gestiones que hacían falta”.
La ciudad recostada sobre la cabecera este del lago Nahuel Huapi tiene un vínculo muy estrecho con Bariloche en lo laboral y en lo comercial, pero con un grado de autonomía que era impensable hace pocos años. “Cada vez es menos necesario viajar para abastecerse -dijo Balseiro-. Todo lo que uno necesita está en Dina Huapi”.
Destacó el empuje de los emprendedores locales, “que invierten mucho, sobre todo en turismo”, al punto de que la localidad ya cuenta con unas 300 camas de alojamiento.
Balseiro fue electa en 2019 por Juntos Somos Río Negro (el mismo partido de la gobernadora Arabela Carreras) y dijo que “todo resultó un aprendizaje, y un cambio de vida absoluto”.
Admitió que su primer año estuvo signado por algunos roces políticos, al punto de que recibió denuncias penales del Tribunal de Contralor firmadas incluso por el representante de su propia fuerza.
En cuanto a la tarea de gobierno, señaló que debieron postergar algunas obras debido a la caída de recaudación, que se acercó al 50%, y también relegaron proyectos en deporte, cultura y turismo, para enfocarse en desarrollo social.
Balseiro dijo que de asistir regularmente con alimentos y medicamentes a unas 30 familias, en pocas semanas pasaron a un listado de 250, incluidas algunas de quienes conocían la necesidad pero “no se animaban a recurrir al municipio, porque jamás habían necesitado ayuda”.
Esa tarea obligó a rediseñar el organigrama de trabajo y varios empleados de Cultura y Deportes pasaron a colaborar con Desarrollo Social, para dar respuesta a las demandas.
Infraestructura y vehículos
En materia de obras, Balseiro dijo que tuvieron que dejar para más adelante la construcción de un edificio para los artesanos, un plan de plazas saludables y algunas mejoras en la red de agua, aunque lograron corregir en parte la falta de presión crónica que se produce en los veranos.
Obtuvieron ayuda de la provincia para llevar gas al barrio Ñirihuau (los sobre de la licitación se abrieron ayer) y también “redireccionar” los fondos que le correspondieron a Dina Huapi por el plan Castello.
La intendente señaló que la gestión anterior había dejado ese dinero en una cuenta, sin ejecutar, y que tenían como destino una cancha de fútbol de césped sintético. Eran unos 25 millones de pesos (parte en dólares), y el gobierno actual pidió y obtuvo autorización de la provincia para aplicarlos a la compra de maquinaria vial.
Ya incorporó una retroexcavadora y está a la espera de un camión compactador, otro camión que será equipado con un tanque y una hidrogrúa, y el proyecto de comprar también un tractor, que se demoró por la falta de oferentes en la licitación.
“Llegamos a este punto sin deudas y con la recaudación en alza, después de pasar lo peor -destacó Balseiro-. El cumplimiento con las tasas ronda entre el 60 y el 70% y nos ayudó mucho la incorporación del pago virtual. Ya que antes de la pandemia los contribuyentes solo podían pagar de modo presencial, en la municipalidad o en agencias de cobranzas”.
El coronavirus impactó en Dina Huapi en una proporción equiparable a la de Bariloche, algo que era muy difícil de evitar debido al intercambio permanente entre ambas ciudades. Hasta ayer Dina Huapi registraba un acumulado de 256 casos y 5 personas fallecidas por la enfermedad. En el peor momento llegó a tener 40 contagios simultáneos.
Balseiro dijo que el avance de la enfermedad reavivó los reclamos de muchos dinahuapenses para contar con el hospital propio. Pero lo consideró que innecesario, porque la corta distancia con el hospital barilochense, el más grande de la provincia, no lo justifica. “Estamos más cerca que algunos barrios de Bariloche -dijo-. Es lo que yo les explico. Nos alcanza con tener un buen centro de salud, con ambulancia, atención permanente y bien equipado”.
La cuestión territorial
Un tema crítico en materia de planeamiento urbano es la ampliación del ejido municipal, que hoy tiene apenas 1.216 hectáreas, embretadas entre los ríos Limay y Ñirihuau. Balseiro dijo que se trata de una demanda añeja y que resulta indispensable para que la ciudad cuente con servicios que hoy no tiene. Además, le permitiría promover inversiones y diversificar su economía.
“Hoy Dina Huapi no tiene tierras para destinar por ejemplo a un cementerio, o a un vertedero de basura. En eso todavía dependemos de Bariloche”, explicó.
Dijo que el intendente anterior, Danilo Rojas, había presentado a la provincia un proyecto para incrporar una franja demasiado grande, de 42.000 hectáreas, y la gestión actual prepara otro más racional.
El primer paso sería absorber el loteo Los Girasoles, ubicado junto al Limay, que hoy pertenece en lo formal a Pilcaniyeu pero -acuerdo mediante- paga tasas y recibe servicios de Dina Huapi.
Otro plan que Balseiro considera de alta prioridad es contar con una nueva escuela primaria, porque hoy sólo existen dos (una en el paraje Ñirihuau) y “hay chicos de Dina Huapi que se quedan sin banco” y tienen que anotarse en escuelas de Bariloche.
“También, si me dejan planear, me encantaría tener una escuela de oficios, y una de orientación rural para Ñirihuau”, agregó.
Garantizar el saneamiento es uno de los objetivos
Como una cualquier ciudad que crece a buen ritmo, una cuestión crucial a resolver es el destino de los desechos cloacales. Hoy en Dina Huapi todas las viviendas y edificios tienen lecho nitrificante y Balseiro -arquitecta de profesión- dijo que “si están bien hechos son muy eficientes y no contaminan”.
Pero señaló que desde el municipio comenzaron a trabajar en una regulación especial y en el control posterior en las obras, porque algunos propietarios hacen los lechos “demasiado chicos”, por una cuestión de ahorro. Y luego sufren las consecuencias.
De todos modos la ciudad ya planifica una red cloacal con planta depuradora, que fue admitida por el Enohsa, pero por ahora no tiene financiamiento firme.
La intendente cuestionó el proyecto heredado, que prevé la expropiación de dos hectáreas contiguas al club Danés, en zona de chacras, para construir los piletones. Dijo que no es un sitio conveniente y además lo vetó porque, por su diseño, tendría que derivar en forma periódica efluentes crudos al lago Nahuel Huapi.
Balseiro dijo que estudian otras opciones, incluida la construcción de un ducto para que los desechos de Dina Huapi se traten directamente en la nueva planta depuradora de Bariloche. Consideró que esa obra sería más barata que construir una planta propia.
El conflicto político estalló a poco de caminar
A pesar de que las tensiones permanentes generadas por la pandemia fueron durante todo 2020 el principal fueron el principal foco de atención, Dina Huapi no quedó a salvo de los escarceos políticos.
La intendente Balseiro aseguró que pudo entablar una relación “excelente” y un buen trabajo colaborativo que con el Concejo Deliberante, que preside Jerónimo Barraquero (Frente de Todos) e integran también Fabiana Mansilla (Juntos) y Gabriel Páez (MPDH).
En cambio, mantuvo una fuerte confrontación con el Tribunal de Contralor, donde conformaron mayoría para impugnar muchas de sus acciones Sabina Mesa (FdT) y Gabriel Garcés (Juntos), acompañados por el abogado Alejandro Pschunder. Con posiciones distintas, quedó en minoría Damián Smulewicz (MPDH).
Un apunte que Balseiro no dejó pasar fue la renuncia voluntaria acordada por los funcionarios políticos al aumento de salarios concedido a todo el personal (que por normativa también los alcanzaba) y que fue derivado a un fondo de ayuda social. “Todos aportamos desde marzo hasta julio, cuando tomamos recibimos un crédito blando de la provincia y ya no fue necesario -contó-. Pero el Tribunal cumplió sólo un mes y después no aportó más”.
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