Diez datos económicos al momento de ir a votar

La recesión, la deuda, la inflación o el dólar, no formaron parte de la agenda del debate de campaña. Con luces y sombras, todo lo que importa en materia económica al acudir a las urnas.

Relación íntima. La que existe entre la economía y la política.

Al observar los principales relevamientos de opinión en la previa de las elecciones, surge con claridad que las cuestiones económicas se mantienen en el tope de las preocupaciones de la ciudadanía. La inflación, el desempleo, el precio del dólar y la deuda externa, son temas habituales de discusión entre los ciudadanos de a pie.


Empero, la clase política parece estar ajena a las prioridades en el temario que atraviesa al conjunto de la sociedad.

Por el contrario, la campaña para las elecciones PASO del día de hoy estuvo signada por debates que guardan más relación con la farándula que con la realidad de millones de argentinos. El tono del debate y los escenarios elegidos para dar la discusión, parecen haber sido estructurados estratégicamente por los ideólogos de cada espacio político, en código de redes sociales. Ello implicó desde el vamos un menor grado de profundidad conceptual, comunicaciones cortas y con estética de scketch, y temas no tradicionales en una campaña, como la sexualidad, las drogas, o la astrología.


El gobierno llega golpeado a la elección de medio término. El deficiente manejo al inicio de la campaña de vacunación, y el episodio que tuvo como protagonista al Presidente deshonrando aquellas medidas que él mismo había establecido, calaron hondo en la opinión pública. El último relevamiento nacional de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, indica que el 57,2% de los encuestados cree que el país va en la dirección incorrecta, y que solo el 28,6% de los consultados aprueba el rumbo establecido por la gestión Fernández.


No obstante y pese al declive de la imagen de la gestión, en materia económica existen una serie de progresos que el gobierno puede exhibir, los cuales no ha logrado capitalizar en términos políticos. El primero es sin lugar a dudas el haber ordenado el desbarajuste de la deuda externa. En apenas un año y medio de gestión, Martín Guzmán logró cerrar el acuerdo con los bonistas privados con una aceptación del 99%, despejó los vencimientos con el Club de París, y se encamina a cerrar un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con tasas mucho más bajas que las a priori correspondientes.


La racionalidad fiscal aplicada por Guzmán en la primera parte de 2021, es otro ítem positivo. Pese a la resistencia que ello generó hacia el seno del oficialismo, el conductor de la política económica ha logrado reducir sensiblemente el déficit de las cuentas públicas. La necesidad de mostrar sustentabilidad de cara a un acuerdo con el Fondo, sin duda le dio fortaleza política a su determinación económica.

A conciencia. Estar al tanto de la coyuntura antes de cumplir con el deber cívico.


La inflación no obstante, sigue siendo materia pendiente. El derrotero de los precios en 2021 muestra una moderación mes a mes, pero al mismo tiempo traza una senda de crecimiento en el acumulado anual, que se acerca peligrosamente al tristemente célebre récord del 53,8% que dejó el 2019.


La oposición en tanto, se muestra muy propensa a la crítica liviana, muy reacia al mea culpa, y con escasa capacidad para poner propuestas concretas y alternativas en la mesa del debate. Hacer responsable a la oposición del conjunto de los problemas económicos que atraviesa el país, es un simplismo en el que suelen caer los políticos oficialistas en campaña. No obstante, la oposición suele encaramarse en el estrado para relatar la coyuntura nacional como si su paso por la gestión pública cuando estuvo en el poder no hubiese sido, al menos en parte, artífice del momento crítico que atraviesa la economía argentina.


El calendario electoral pone a la ciudadanía ante la obligación de volver a validar en las urnas el tipo de país con el que se ingresará a la pos pandemia.


Ante tal dinámica y al momento de acudir a votar, vale la pena repasar el tablero macro económico y hacer un paneo del estado en que se encuentran las principales variables.
Al hacer el habitual ejercicio de comparación interanual a fin de contemplar la evolución en las series de datos, resulta evidente que el año 2020 no es un buen parámetro en la medición, en tanto la parálisis que generaron las restricciones en el segundo trimestre del año pasado en un sin número de actividades, distorsiona la base de cálculo.


Sin embargo, los datos sectoriales en diferentes ramas de la economía, empiezan a mostrarse positivos al punto de equiparar e incluso mejorar los ratios registrados en el 2019, año previo a la llegada de la pandemia.

1) La actividad se recupera al 9,7% anual

Cuando el Covid irrumpió a principios de 2020 y la economía global se vio sacudida, por estas costas la recesión ya llevaba dos largos años. En ese contexto, las restricciones impuestas para contener la pandemia profundizaron una crisis que ya estaba en marcha y provocaron una caída del producto superior al 10% el año pasado.
En ese marco, con la campaña de vacunación avanzada y la progresiva reapertura de la mayoría de las actividades, el panorama en lo que va de 2021 muestra la actividad creciendo a un ritmo del 9,7% anual. Tal es el registro acumulado según los datos oficiales para el primer semestre del año. El dato es validado por la dinámica de la industria, la construcción y el comercio, los tres sectores que agrupan el grueso del empleo registrado en Argentina.
De confirmarse la tendencia, implica que la recuperación de 2021 sería suficiente al menos para volver al nivel de actividad previo a la pandemia.

2) La inflación baja, pero sigue siendo altísima

La inflación sigue siendo una de las tres primeras preocupaciones de los argentinos, según surge de diversos estudios de opinión en la previa de las elecciones.
En efecto, el avance sostenido del nivel general de precios, es un problema estructural irresuelto, que azota la economía nacional sin pausa desde hace al menos 15 años.
En 2021, la dinámica de los precios se muestra a la baja si se analiza la evolución mensual, pero en el acumulado interanual sigue en niveles récord y con tendencia al alza.
El último dato oficial corresponde al mes de julio, y marcó un 3% mensual respecto a junio. Buena noticia en relación al 4,8% registrado en marzo último.
No obstante el acumulado anual que en marzo era de 42,6%, en julio llegó al 51,8%.
El acumulado de los primeros siete meses del año muestra una inflación del 29,1%. Es lo que el gobierno había pautado como meta para todo el año.

3) El dólar baila al ritmo de la incertidumbre

La relación de los argentinos con el dólar es tortuosa. Es el refugio de valor preferido ante la pérdida de valor del peso y la desconfianza en la moneda nacional, y al mismo tiempo es una variable que influye de forma directa en la evolución de los precios minoristas, especialmente en los alimentos relacionados a aquello que Argentina exporta: carne, aceites, harinas.
Ante la inminencia de un acto electoral, y la incertidumbre que genera el futuro económico inmediato, la demanda de divisas crece y ello presiona sobre la cotización. Dada la vigencia del cepo cambiario que habilita la compra de u$s 200 mensuales, esa presión se refleja en el mercado paralelo.
El dólar blue cerró la semana previa a las PASO en $187, su máximo valor desde octubre de 2020, cuando alcanzó los $195. En la memoria colectiva sigue fresco el recuerdo del lunes posterior a las PASO 2019, cuando el dólar se depreció un 22% en una sola jornada.

4) El desempleo sigue en dos cifras: 10,2%

Sostener el empleo con actividades restringidas por el Covid, o sectores que se quedaron “sin demanda”, fue el principal problema que trajo la pandemia.
La recesión que Argentina atraviesa desde 2018 golpeó el nivel de empleo registrado, y la pandemia asestó el golpe de gracia.
Hacia el primer trimestre de 2021 (último dato oficial), el desempleo llega al 10,2%, lo que representa 1,36 millones de personas que desean trabajar y no encuentran trabajo.
A ello hay que sumar dos categorías que agravan el problema.
Los sub ocupados (aquellos que trabajan menos horas de las que desean trabajar), llegan al 11,9% de la Población Económicamente Activa (PEA), lo que equivale a otros 1,6 millones de personas.
Además, los ocupados demandantes (aquellos que no están conformes con su trabajo actual), son el 16,9% (2,25 millones de personas).
En total hay 5,2 millones de personas con problemas de empleo en Argentina.

5) Pobreza 42%: la deuda de la democracia

Más allá de cualquier debate político o ideológico, no hay forma de explicar el hecho de que un país productor de alimentos tenga en pleno Siglo XXI un 42% de su población sumida en la pobreza. Tal es el último registro oficial referido al cierre del año 2020.
Ninguno de los gobiernos que se sucedieron desde el regreso de la democracia, con distintos colores políticos y diferentes enfoques de política económica, logró erradicar de raíz el problema.
Los datos son estremecedores y urgentes. Hay en Argentina 12 millones de personas que no tienen los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas (alimento, vestido, vivienda, transporte, educación, recreación). Entre ellos hay 3 millones que ni siquiera cuentan con los ingresos suficientes para poder comer.
Pero el dato más crudo es el que indica que entre los niños de entre 0 y 14 años, la pobreza alcanza el 57,7% en Argentina.

6) El rojo fiscal cae fuerte en lo que va de 2021

El plan que tenía entre manos el gobierno al acceder al poder en 2019 era encauzar la ecuación financiera acordando con los bonistas privados y el FMI, obtener margen de política económica y encaminar el crecimiento. La pandemia lo echó por tierra.
El Estado nacional se vio obligado a contener la debacle generada por las restricciones, con líneas de asistencia directa a las familias y a las empresas. Al finalizar el 2020, el déficit fiscal financiero era del 8,5% del PBI, mientras que el primario alcanzaba el 6,5%.
Ya en 2021, el Ministro Martín Guzmán decidió iniciar una senda de fuerte racionalidad fiscal que se refleja en una fuerte caída del rojo en los primeros ocho meses del año. El acumulado entre enero y agosto muestra que el déficit financiero cayó un 50% respecto a igual periodo de 2020, mientras que el primario lo hizo un 70%. A ello hay que sumar una inflación del 29%, lo que confirma que el rojo se reduce fuerte este año.

7) El comercio exterior, con buenos números

Generar divisas es esencial en una economía como la argentina, en la que la deuda, el atesoramiento, los insumos industriales, las comodities, y la energía, están regidos por el dólar. La forma genuina de hacerlo es alcanzando una buena performance comercial, que permita lograr superávit entre aquello que Argentina vende al exterior y aquello que compra fronteras afuera.
La dinámica del comercio internacional durante la pandemia, con vuelos restringidos y restricciones internas, generó el año pasado un escenario de fuerte caída de las importaciones, lo que permitió cerrar 2020 con un superávit comercial de u$s 12.528 millones.
Este año en cambio, los primeros siete meses muestran exportaciones creciendo al 31,2% e importaciones haciéndolo al 51,2%. El superávit acumulado entre enero y julio es de u$s 8.310 millones, y el acumulado anual debería superar sin problemas los u$s 10.000 millones hacia diciembre de 2021.

8) Los salarios vuelven a perder en 2021

El golpe al poder adquisitivo del salario registrado, es el daño más profundo que ha generado la recesión desatada en 2018. La pérdida del poder de compra de las familias argentinas se traduce luego en menos consumo, menos demanda, y por lo tanto menos inversión y menos empleo.
Los datos oficiales que arroja la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) comparados con la inflación acumulada, revelan que entre enero de 2016 y julio de 2021, el salario perdió un 108% respecto a los precios.
En 2021, lejos de revertirse la tendencia, la pérdida real se profundiza.
En los primeros siete meses de 2021, los salarios registrados crecieron un 46%. Como contrapartida, la inflación acumulada entre enero y julio alcanza el 51,8%. Significa que pese a que las paritarias superan el 29% establecido como meta de inflación para este año, en 2021 los trabajadores vuelven a perder un 5,8% de su poder adquisitivo.

9) El consumo crece de la mano del online

La pérdida de poder adquisitivo se refleja de inmediato en la caída del consumo minorista. Tal es la dinámica que se registra desde que inició la crisis en 2018, y que la pandemia profundizó.
No obstante, existe un cambio que se generó producto de las restricciones aplicadas el año pasado, que ha trastocado la forma de intercambio, y es un catalizador positivo para el nivel de consumo: las compras online.
Los registros oficiales (Indec) muestran que las compras en supermercados (monto nominal) crecieron un 37,3% en el primer semestre de 2021. Frente a una inflación de 51,8%, implica una caída real del 14,5%.
La contracara llega de la mano de las compras online. El comercio electrónico creció sin pausa desde la irrupción del Covid, incorporando clientes que antes se mostraban reticentes. El registro de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico indica que las ventas (nominales) crecieron un 101% en el primer semestre (50% en términos reales).

10) La inversión se mueve al ritmo de la pre crisis

El ritmo al que las empresas renuevan su capital de trabajo, es una señal inequívoca del momento que atraviesa la economía. Momentos de alta incertidumbre deprimen el volumen de inversión, mientras que momentos con perspectivas de crecimiento y reactivación lo motorizan.
En ese sentido, promediando el año 2021 el escenario muestra que si bien la realidad es heterogénea en los distintos sectores de la economía, la inversión crece al ritmo de la reactivación.
El informe sobre Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM) que publica la consultora Orlando J. Ferreres, revela que la inversión en capital creció un 38,7% en volumen físico en el acumulado de los primeros seis meses de 2021, y que solo en el mes de julio, lo hizo un 23,4% interanual.
Otro dato elocuente, es la participación de la inversión en relación al PBI. La misma alcanzó el 20% en el primer semestre de 2021, el mayor registro desde el segundo trimestre de 2018.


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