Diego, el elegido de los especialistas
Consultados por ‘Río Negro’, deportistas, ex deportistas, entrenadores y periodistas lo eligieron como el más grande.
La proximidad de un gran acontecimiento dispara la imaginación, afina los sentidos, enjuaga las ideas. Atenas, en este caso, funciona como una gran cuchara que revuelve el líquido de la historia: el pasado, que estaba en el fondo del tarro, aparece reclamando atención. Una vez metidos a bucear en el pasado, la tentación de trazar parámetros, no sólo en la historia de los Juegos, parece irresistible. ¿Quién fue el más grande? ¿Quién tuvo más talento? ¿Qué atleta estiró hasta la genialidad el arte de hacer deporte? ¿Quién detuvo el tiempo, quién partió al medio el deporte moderno y lo cambió para siempre? Precisar o sentenciar quién fue el mejor es tan pretencioso como antojadizo: depende del gusto de cada uno. Por eso, la pregunta que se le formulaba a los encuestados (en su mayoría, destacadas figuras del deporte y el periodismo nacional, ver página 9) era quién a su gusto fue el mejor. Algunos encuestados, incluso, creyeron que la pregunta no tenía sentido de ser formulada. O respondida. Pero todos aceptaron cuando se les aclaraba que la idea no era llegar a una conclusión unívoca y definitiva, sino intentar desentrañar el gusto o la admiración de la familia deportiva. Está claro que es difícil comparar a un boxeador que se convirtió en un icono cultural, como Mohamed Ali, con un artista en pantalones cortos como Diego Maradona. O a un héroe del volante como Juan Manuel Fangio con un genio sin gravedad como Michael Jordan. ¿Cómo se mide quién de esos cuatro monstruos fue superior al otro? ¿Se puede comparar la carrera televisada de Maradona con las radiales y lejanas proezas de Fangio? Por más que sea un dios del aro, es imposible que Jordan pueda sacudir las emociones como lo ha hecho Diego; y, en este tipo de encuestas, las cuestiones sentimentales ocupan un lugar importante. Porque tanto Diego como Ali son personajes que desbordan simpatía -o su reverso-, héroes que además de talento han tenido una buena dosis de rebeldía en sus carreras. En el caso de Alí, es proba-ble que hayan terciado su importancia social, su lugar como referente de la contracultura. Por eso, por más que Maradona haya ganado por amplia mayoría en esta exclusiva encuesta de ‘Río Negro’ , no está demás aclarar que un buen número de los encuestados que lo votaron han sido deportistas, aquellos que aprecian su talento por encima de cualquier otra cuestión. No interesa aquí su desbordante vida o sus excesos. Otros -muchos de ellos periodistas- se inclinaron por Ali o Fangio como paradigmas del buen deportista. Allí se descubre una fascinación por la solitaria obra de ambos. En el caso de Alí, ese sentimiento se profundiza. Que haya resultado elegido Maradona, que haya sido votado por deportistas -no sólo futbolistas- no sólo responde a una cuestión sentimental. Está claro que cada uno de sus votos guarda una buena carga emotiva, pero que un piloto, un jugador de vóley o un pesista se inclinen ante su talento muestra que su arte excede cualquier frontera deportiva. Diego ha sido un genio universal, un orgullo argentino que rescata lo más noble y contradictorio del ser nacional. (AR)
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