Diagnóstico precisoy no invasivo con nueva tecnología

Si no fuese por los avances tecnológicos, Alberto estaría muerto. A principio de año, este hombre padecía un fuerte dolor en el pecho. El electrocardiograma indicaba que algo no funcionaba correctamente en la coronaria, pero no sabían qué era. Entonces lo trasladaron a la Fundación Favaloro, único lugar en Buenos Aires que cuenta con un tomógrafo de última generación. Se le hizo el estudio y se vio que cada vez que se contraía el corazón un tumor le comprimía la arteria.

Las ecografías que le habían hecho no detectaban el tumor y, de no ser por este nuevo tomógrafo, un cáncer hubiese sacado de este mundo a Alberto.

«Es fascinante. Menos el pensamiento, se ve todo», cuenta el doctor Enrique Gurkinkel, jefe de la Unidad Coronaria de la Fundación y director del proyecto que posibilitó la instalación de esta tecnología de última generación. Se trata del primer tomógrafo axial multicorte de 64 pistas en Buenos Aires (hay uno en Corrientes, otro en Rosario, se está por colocar uno en el hospital Italiano y otro en Córdoba). El mismo significó una inversión de 2 millones de dólares.

Se trata de un avance histórico que según el doctor Gurfinkel- estable la revolución del diagnóstico, ya que se logra mayor precisión y sin invadir el cuerpo.

«Permite observar el volumen entero. Antes un cirujano abría el cuerpo buscando dónde estaba el problema. Ahora enfoca directo al lugar porque sabe dónde está el problema», apunta el especialista.

El nuevo tomógrafo cuenta con 64 detectores que van girando a gran velocidad y, a la vez, tomando imágenes. En menos de 200 milisegundos obtiene cortes submilimétricos, lo que permite

reconstruir una imagen real en unos cuatro segundos. Algo así como rebanar el cuerpo humano en porciones menores a un milímetro.

La historia, los avances

El origen del tomógrafo data de los años '60, cuya versión original fue diseñada por Godfrey Haunsfield, quien recibió el Premio Nobel en 1979 por su creación.

En su momento fue considerado un avance revolucionario en el campo de las imágenes médicas.

Desde entonces el invento permaneció sin modificaciones hasta los '90, cuando a un equipo de especialistas israelíes se le ocurrió colocarle más detectores. ¿Qué sucedió entonces?

Comenzó a aparecer una imagen cada vez más impactante, volumétrica e impresionante hasta llegar a los actuales 64 detectores.

«La tomografía es mucho más exacta. Pasó de los dos detectores a una imagen tridimensional a color. Es como tener el órgano en la mano», se entusiasma el doctor Gurkinkel.

Mediante este estudio -realizado por un equipo de médicos capacitados en el exterior- se puede estimar el peso del órgano, la estructura, la disposición anatómica y la ubicación física, cosas que antes no se podían hacer.

«Las enfermedades del corazón son la principal causa de muerte en el país. Fallecen 250 personas por cada 100.000 habitantes», informa el doctor Gurfinkel y cuenta que la principal consulta en los hospitales son los dolores toráxicos.

Actualmente, mucha gente que llega al hospital por la noche, se hace un electro, se le saca sangre y espera el resultado. Todo eso en la guardia demora unas seis horas.

«Con este equipo -continúa el doctor- son diez segundos sin invadir el cuerpo y, si todo está bien, la persona se va a su casa en media hora».

JUAN IGNACIO PEREYRA