Deuda: cortocircuitos internos que golpean a la credibilidad

PATRICIO VALLONE*


Estos errores de comunicación cuestan caro. La deuda de una provincia afecta a la negociación de toda la deuda nacional e impacta negativamente en los argentinos.


Desde el primer discurso posvictoria electoral, el 24 de noviembre del 2019, se escuchan discursos que apuntan a una economía en terapia intensiva: “Nos han dejado una provincia arrasada” o “la provincia de Buenos Aires no cuenta con fondos para afrontar la deuda”. Todas afirmaciones dichas por el gobernador Axel Kicillof, con el propósito de dejar en claro, como suele suceder en la política argentina, de que la culpa es de la gestión anterior.

Parte de esa estrategia de comunicación inicial fue planificada para manifestarse imposibilitado de pagar la deuda provincial en los términos establecidos. Esta deuda data del 2011, contraída por la gestión del exgobernador y actual embajador en Brasil, Daniel Scioli.

Una característica del gobernador es siempre jugar al límite, tal es así que el mismo Alberto Fernández en una nota transmitida por C5N tuvo que salir a defenderlo

El vencimiento del pago a los bonistas debía darse el 26 de enero por US$ 250 millones, pero el Ejecutivo provincial decidió no hacerlo, proponiendo una postergación del pago para el mes de mayo. Sin el acuerdo del 75% de los acreedores, objetivo de adhesión con plazo hasta el 5 de febrero, la consecuencia era enterrarse en default con todos los impactos negativos que eso causa en la economía doméstica.

Kicillof continuó con esta postura amenazante hasta el final, sin importarle cómo esta incertidumbre podría golpear a los mercados. El miedo a un posible default empujó a los inversores a desprenderse de los títulos públicos y la desconfianza por el llamado #Kicifault, tendencia en Twitter esta semana, implicó un aumento del 13,6% en la tasa de riesgo país.

Finalmente no logró la meta, el martes en conferencia de prensa asumió el compromiso, y bajó toda inconsistencia entre relato versus realidad, y dando señales de primera demostración de pérdida de credibilidad encontró fondos bonaerenses para cumplir con el pago.

“Hoy tenemos manifestaciones de que la adhesión supera el 50%. Quiero hablar en particular de una situación que es pública. Hubo un fondo de inversión, un acreedor, que dice tener el 25% o más. Es decir, tienen la capacidad de bloquear”, explicó el gobernador, acompañado por el ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López.

Ahora bien, ¿cómo se explican los mensajes desencontrados expuestos mediáticamente entre las tres personas encargadas de ocuparse del tema deuda?: Kicillof, el ministro de Economía Martín Guzmán y el presidente de la Nación Alberto Fernández.

Por otra parte, perteneciendo al mismo espacio político, ¿no era más conveniente acordar puertas adentro la manera sobre cómo comunicar externamente, para mostrar una posición alineada frente a los mercados?

Una característica del gobernador es siempre jugar al límite, tal es así que el mismo Alberto Fernández en una nota transmitida por C5N tuvo que salir a defenderlo, declarando: “Hay que dejarlo hacer y esperar”. Fuentes deslizaron que, de algún modo, fue llevado a la gira por Europa para bajarle las intenciones combativas. Además, sentenció que los voceros del tema deuda eran él, Guzmán e, inevitablemente, Kicillof.

Desde que empezaron a circular las intenciones del gobernador, Guzmán afirmó que no existía bajo ninguna circunstancia la posibilidad de un rescate a la provincia por parte de Nación. Una decisión lógica, si tenemos en cuenta que marcaría un antecedente para que todas las provincias que padecen de una similar situación pidan el salvataje.

Sumado a esto, el 28 de enero desde New York, es decir a pocos días de la definición de la deuda provincial, el ministro de Economía dijo que la oferta de Kicillof consiguió una adhesión del 26%, dejando en evidencia la falta de articulación y diálogo interministerial, además de la incapacidad de negociación del gobernador y pronosticando un inevitable default. Segunda demostración de pérdida de credibilidad.

Es momento de entender que estos errores de comunicación mediática cuestan caro, que la deuda de una provincia afecta a la negociación y reestructuración de toda la deuda nacional con el FMI, e impacta de manera negativa en la vida de todas las personas que viven en este país.

En otra sintonía, la deuda Argentina con el FMI parecería estar encaminada bajo un paraguas diplomático más consistente. Alberto Fernández consiguió apoyos importantes en las máximas autoridades de Alemania, Francia y España y, particularmente, del papa Francisco, quien afirmó: “No se puede pretender que las deudas sean pagadas con sacrificios insoportables”.

Por lo menos desde el arranque hay otra posición y una manera más inteligente de plantear escenarios alternativos de negociación. Veremos cuánto el FMI estará dispuesto a conceder y si Presidencia aborda de forma más cautelosa un delicado tema como la deuda nacional.

*Consultor político



Estos errores de comunicación cuestan caro. La deuda de una provincia afecta a la negociación de toda la deuda nacional e impacta negativamente en los argentinos.

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