Desembarco “amigo” en Vaca Muerta


El gobernador Omar Gutiérrez se enteró de la designación de Darío Martínez en la secretaría de Energía por los medios de comunicación.


El título de este panorama debería hacerse en forma de interrogante, más allá de que el encomillado “amigo” advierta al lector. El diputado Darío Martínez fue designado como secretario de Energía de la Nación por el presidente Alberto Fernández y se convirtió en el primer neuquino en tener un papel protagónico en un sector clave para el país y que además tiene como faro a Vaca Muerta. A la nominación se suma una descentralización de la cartera, que tendrá una sede en la capital neuquina.

El nombramiento, que también es sacudón político para Neuquén, abre algunos puntos para revisar. Inicialmente fue una sorpresa porque se trata del cargo con el que coqueteaba el exgobernador Jorge Sapag y que desde su entorno, allá en diciembre del año pasado, le daban cierto tono de burla a las versiones que posicionaban a Martínez dentro de la terna.

El diputado, pese a ser parte de la renovación del peronismo neuquino, tiene una extensa trayectoria en la política: fue concejal de la capital, presidente de la Fundación YPF, candidato a intendente, vicegobernador y legislador nacional. Se define como kirchnerista al igual que el histórico Oscar Parrilli con quien las disidencias nunca se saldaron y vuelven a exponerse en cada campaña electoral. Incluso, de los dos, el flamante funcionario nacional es quien más distancias mantiene con el MPN, pese a los últimos encuentros con el gobernador Omar Gutiérrez.

El partido provincial siempre fue muy celoso, pese al protocolo de buenos modales, de la injerencia de Nación en la industria petrolera. En el nacimiento de Vaca Muerta se anota una frase que acuñó un veterano dirigente: “Cuando vengan por Vaca Muerta soy el primero en usar el trailonco”, dijo en referencia a la prenda de las comunidades mapuches que, por entonces, reclamaban por la cuestión territorial.


El gobernador Omar Gutiérrez se enteró de la designación de Darío Martínez en la secretaría de Energía por los medios de comunicación.


Las tensiones existieron con todos los gobiernos desde la denominada Ley Corta en adelante. Sin embargo, con la nacionalización de YPF la vigilancia se mantuvo más activa. La petrolera estatal es el jugador dominante de la industria y el principal actor de Vaca Muerta. Los años más álgidos fueron durante el gobierno de Cristina Kirchner y la gestión de Miguel Galuccio, que se materializó en la lucha sin cuarteles con el gobierno de Sapag por la discusión por la Ley de Hidrocarburos, pero que también tuvo otros antecedentes sobre los que el titular del sindicato petrolero, Guillermo Pereyra, reconoció tiempo después, que se montó para ganar la interna del MPN en 2013.

Ahora además de una YPF que, si bien dio señales de federalizarse enviando una vicepresidencia a Neuquén tiene más el estilo de aquella petrolera de los primeros años de la nacionalización, se sumará la principal oficina de decisiones energéticas en territorio local. El mapa de Vaca Muerta, como si fuese ese juego de mesa donde se disputan los límites geográficos, suma más colores.


La pandemia parece haberle dado, inesperadamente, un afincamiento territorial que el PJ no practicaba por las urgencias en Buenos Aires.


Sin embargo, el partido provincial podría decir que no existe hipótesis de conflicto pese a que hay elecciones casi a la vuelta de la esquina. Podrían tomarlo así porque el que designó a Martínez fue el presidente Fernández, quien llamó “amigo” al gobernador Gutiérrez después de un asado en El Messidor donde, además de dejar en segundo plano a dirigentes de su partido, quedó maravillado -aseguran- por la exposición del mandatario neuquino sobre la industria petrolera.

Sin embargo, para la reciente decisión, el presidente no consultó ni se lo anticipó. De hecho, Gutiérrez tuvo que chequear la noticia personalmente.

Pero el gobierno nacional, como se sabe, es una coalición. El camaleónico poder de adaptación del MPN ya se mueve entre las distintas afinidades y de ante mano tiene a su gobernador, sin posibilidad de reelección, asociado al mandatario nacional. El propio Gutiérrez se reunió hace algunas semanas con Martínez, pero esa foto dejó muy poco, por lo menos, para el oficialismo emepenista. Las restricciones por la pandemia parecen haberles dado, inesperadamente, a los dirigentes del PJ un afincamiento territorial que no practicaban -ni dejaban practicar- por las urgencias de Buenos Aires. Este desembarco en Vaca Muerta podría proyectar, además, un capítulo electoral.


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